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jueves, 5 de noviembre de 2015

Acuarelas. Provincia de Albacete


    En esta época parece que toca vivir de las rentas fotográficas del verano, pendiente de que los árboles se decidan por fin a echar mano del vestuario otoñal, aún en el armario. En algunas zonas ya están en todo su esplendor; en otras las hojas se resisten a amarillear antes de caer. Habrá que hacer otra expedición fotográfica y tomar fotos y apuntes de estos cambios, que duran poco.
    Estas acuarelas, de Alpera y de otras zonas de la provincia de Albacete, se hacen con los materiales de costumbre, aunque ha habido algunas incorporaciones. Especialmente unos pigmentos nuevos de Kremer y de Daniel Smith, ampliando una paleta ya excesivamente surtida. Los azules de Kremer son bastante inusuales, con una gama de cobaltos y ultramar, claros y oscuros, que se apartan del tono que esos nombres ofrecen habitualmente. 
   La primera acuarela es por la entrada a Alpera, la vega desde la carretera de Carcelén y Alatoz, en un día de lluvias de este pasado agosto. La siguiente, un pastor apacentando uno de los pocos rebaños que aún se pueden ver por estas zonas donde antes tanto abundaban. Cerca de Tobillos, aldea de Alpera, en Albacete. Levantando el polvo en busca de la poca hierba que había en agosto junto a un bancal en barbecho. Al pastor, le acompaña Calcetines, su perro negro con manos blancas.
   La polsaguera que llevan "cara alante" las ovejas se hace eliminando el pigmento con el pincel y un pañuelo de papel mientras está húmedo, como es obvio. Las piedras del primer plano, aprovechando los huecos que dejan las pinceladas rápidas con un pincel grueso de petit gris no demasiado cargado de agua. Luego se le añade un trazo sugiriendo la sombra en algunos de estos puntos que quedan con el blanco del papel. Ahora que la veo terminada veo que no caí en incluir en el cielo un águila que sobrevolaba la escena. Aparece en varias fotos de las que hice ese día por la zona. A tiempo estamos.
 

    También es nuevo para mi el pigmento Smalt de Daniel Smith, que había comprado para compararlo con el lapislázuli. Son los dos pigmentos más caros que utilizo. Su base son cristales de potasio coloreados por el óxido de cobalto, finamente molturados. Deja mucho sedimento, es bastante cubriente y, cuando seca, aflora ese azul agrisado que mezcla muy bien con otros colores. Difícil de usar si no se diluye con mucha agua, igual que el lapislázuli, pues deja poco margen a modificaciones. Una vez aplicado, mejor no volver a pasar el pincel poe encima, pues quedaría su rastro que lo estropea todo. Si se acierta, es transparente en los baños diluidos, cubriente y muy visible en las zonas en que se posa y sedimenta si el papel está inclinado. Esto se ve bien en las dos siguientes acuarelas.
   En esta acuarela hemos jugado mucho con ese pigmento, dando las sombras con él. Tenía pensado utilizar un índigo para reforzar las zonas de sombra más intensas, pero me gustó así y así quedó. En este caso, la fotografía no recoge adecuadamente el efecto que se puede ver sobre el papel, pues ese azul es especialmente sugerente. Hay que tener en cuenta que, como otros pigmentos de Daniel Smith, es un mineral cristalizado, con lo que produce brillos y reflejos, como la amatista, sugilite, y otros pìgmentos de esta marca.
   Los verdes, son tierras de Kremer, bastante suaves y poco cubrientes. En algunas zonas se ha recurrido al verde de perileno o de jade de Daniel Smith, mucho más rotundos y cubrientes, por lo que necesitan mucha agua.

    Desde hace muchos años, me asombra pensar cuántos ya, nunca he dejado de parar en esa curva cuando voy a Riópar. La Fuente de la Plata. Para beber y, si es verano, mojarme la cara, el pelo y los brazos con ese agua cristalina y helada que nunca deja de manar por los caños de la fuente. Si se mira detrás de ella, se ve el lugar donde se va remansando conforme aflora y cae filtrada por los farallones de caliza de varios cientos de metros que hay arriba, entre pinos, romeros e higueras. Estamos muy cerca del Calar del Mundo, un lugar mágico. Tenía ganas de pintar el lugar a partir de una foto del verano pasado, en un momento en que la luz proporciona buenas sombras y brillos. Aunque tenga encima de la mesa varias cajas de acuarelas y docenas de tubos en una caja, en realidad se ha resuelto con 5 colores. Es como la cocina, no hay que usar todo lo que hay en la despensa en cada guiso que se prepara, pero ayuda mucho tener donde elegir.
   La de la foto siguiente es otra fuente que hay unos metros antes, pues por toda la pared de piedra mana el agua que se canaliza por esos caños. Desde allí se hizo la foto de la acuarela. No deja de asombrarme ver esas fuentes llenas de cabelleras de Venus, (Adiantum capillus-veneris), ese helecho delicado de hojas tiernas y tallos finos y brillantes, que sobrevive a la intemperie en estos lugares requemados por el sol en verano o rodeados de hielos en invierno y que en casa duran tan poco aunque les pongas música de Mozart y los riegues con agua de Lanjarón. Desde luego, siempre prosperan en paredes húmedas donde nacen aguas limpias y frescas. 

 
   El árbol siguiente, en realidad son dos. Se trata delo pino-roble de Pañascosa, en la provincia de Albacete. Un pino que ha arraigado y crecido dentro del tronco de un roble, hasta que termine con él, que en ello está. En la naturaleza también son frecuentes los casos de ingratitud. Parece ser que llevan juntos algún siglo y que no es caso único. En otoño, cuando las hojas del roble cambien de color aún debe de estar más vistoso. Como queda a la orilla de la carretera, tengo varias fotos de este portento. Casi todas las acuarelas de esta entrada están pintadas sobre Garzapapel. Esta se hace sobre Fabriano Studio grano fino de 300 gr. utilizando azules de Kremer y verdes de Daniel Smith.
   Por último, una foto con algunas de las cajas de acuarelas con los pigmentos de que hablo con tanta frecuencia. Schmincke, Daniel Smith, Kremer y algunos godets con colores de Rembrandt. También los pinceles que estoy utilizando últimamente, dos de petit gris y uno de marta de Escoda. Del 10 y del 12. Para estos tamaños, de 21 x 30 van muy bien.

miércoles, 28 de enero de 2015

Cumpleaños y 4º aniversario del blog

Aranjuez
     No hay nada mejor —o peor— que no tener prisa para que el tiempo pase pronto. De forma que ya estamos por el 4º aniversario de mi blog, que se superpone a mi propio cumpleaños, 61 tacos Myrga, cuyas hojas se han ido llenando de contenido por primera vez con cosas que más o menos he podido elegir, libre ya de agendas, obligaciones laborales y demás ataduras y condicionantes.
   Entre las cosas que hemos hecho en estos doce meses están dos viajes a Cuenca, uno de ellos para el I Encuentro de Ladrones de Cuadernos, y otros a Toledo, Aranjuez, Villanueva de los Infantes, Peñíscola, Morella, Murcia, Almería, Córdoba, Sevilla, Úbeda, Baeza, que recuerde así a bote pronto. Alicante y su costa, Calpe, La Marina, Campello, o Alcoy, Guadalest, Elche, por frecuentes, ya no se incluyen entre los viajes. Igual ocurre con las visitas breves a pueblos de Albacete como Alcaraz, Alcalá del Júcar, Peñascosa, Ayna y otros encantadores lugares. Observo mi predilección por las cuestas, a pesar de lo que me cuesta subirlas, pero tanto andando como conduciendo, me encantan las curvas, los barrancos, los montes llenos de árboles y las fuentes y arroyos. Varios miles de fotos, y docenas de dibujos y acuarelas quedan de esas excursiones. Con ellas hemos ido llenando las entradas de mi blog.
    Este mes llegaremos a las 600.000 visitas, que ya va siendo un número crecido, algo muy de agradecer a quienes dedican unos minutos a ver pinturas propias y ajenas, leer mis elucubraciones, rebuscar entre las plumillas, incluso soportar mis epístolas monacales y arcaizantes. Como la actualidad me llevaba al enfado y a la maledicencia, queriendo conservar el todo amable de este blog, he ido derivando mis iras y desahogos hacia Desconcertatus-Epistolarium, mi otro blog.
   Este abrumador número de visitas, procedentes de prácticamente todo el mundo, seguramente se multiplicaría si lo publicara en inglés, cosa que frecuentemente he pensado hacer. Por el momento no vamos en busca de records ni de beneficios económicos que, por otra parte, nada mal nos vendrían. Pero me he negado a incluir publicidad en este blog a pesar de frecuentes invitaciones a hacerlo. Bienvenidas serían si se tratase de libros, materiales de pintura y dibujo, viajes, temas culturales y otras edificantes aportaciones. Me resisto a que en medio de una entrada sobre Fortuny se incruste, fuera de mi control, un anuncio de Viagra, de un crucero, un cosmético o un vídeo sobre un tema poco relacionado con el contenido habitual de mis entradas.

    Mucho se habla de materiales en este blog, pues probar nuevas cosas e intentar sacarles el jugo es uno de mis numerosos vicios, seguramente el más caro de todos ellos. Algunos pueden llegar a pensar que estoy en la nómina de Garzapapel, Daniel Smith o Escoda, aunque no creo que hayan sospechado lo mismo respeto a Joseph Gillott, Brandauer, William Mitchell's y otros antiguos fabricantes de plumillas de las que tanto hablo, entre otras cosas porque desaparecieron hace muchos decenios. El amigo Josep Escoda me ha regalado algunos pinceles, especialmente cuando alguna nueva serie sale al mercado, generosidad que practica con muchos otros pintores que conozco. Garzapapel suele incluir como regalo algunas muestras cuando hago un pedido a la casa, incluso me ha proporcionado papeles con gramajes o encolados que están en prueba antes de decidir producirlos e incluirlos entre sus productos. En Daniel Smith se hicieron eco de mis lamentos acerca de los casi 150 euros que entre gastos de envío y aduanas hubo que sumar al coste, ya crecido, de unos cuantos tubos de sus acuarelas y me enviaron unas muestras y dot charts para que pudiera probar algunos colores más de su abrumador catálogo. Con la advertencia de que no me van a vender más, ni a mi ni a nadie, dado que ya se podrán adquirir en España sus acuarelas, por lo pronto en Barna-Art y en Artemiranda, cosa que me alegra mucho y que llevo dos años pidiendo a Daniel Smith. Por tanto, lo que utilizo lo compro, salvo estos detalles que agradezco, pues no tienen por qué hacerlo. Si de ellos hablo es porque creo que sus papeles, pinceles y pigmentos son de los mejores del mercado, si no los mejores.
    Por supuesto que utilizo otros. Normalmente no me faltan pigmentos de Rembrandt, tengo pinceles de Isabey, Windsor & Newton, chinos, japoneses, alemanes, y el papel Arches nunca he dejado ni dejaré de utilizarlo, como algunos de Fabriano, pues cada material aporta sus diferencias. Sin embargo no puedo dejar de recurrir a esos papeles, pinceles y tubos de acuarela que me encantan cuando quiero ir a lo seguro u obtener ciertos resultados.

   Estos días recibiré un pedido de Kremer, uno de los mejores fabricantes de pigmentos del mundo, dedicado a elaborarlos y suministrarlos para restauración, conservando algunas fórmulas ya abandonadas por otros. Mi curiosidad me vence y hace que me contradiga en mi intención de no arruinarme con más probaturas. Pero hay que conocer cómo se portan Schmincke, Sennelier, Holbein, Mijello...y los de Kremer era inevitable llegar a ellos. No tenemos arreglo. Ya os contaré.

   Aunque las páginas más visitadas siguen siendo las dedicadas a las plumillas, tanto a sus clases y su historia como a las obras de grandes dibujantes o grabadores, me satisface descubrir que unas 20.000 personas han visto una entrada dedicada a acuarelas de flores, casi todas de Laurentino Martí y Geoffrey Wynne, dos de mis acuarelistas preferidos, 15.000 la dedicada a Hokusay y muchos miles las que trataban sobre las obras en papel de Rembrandt, Van Gogh, Guan Weixing, David Roberts, Ozulay o de acuarelistas y dibujantes españoles no demasiado conocidos como Villaamil, José Jiménez de Aranda, Antonio María Fabrés y Costa, Ortego, entre otros.
   Pendientes están Fortuny, Geoffrey Wynne, Seago, Sargent, Wyeth, Winslow Homer, Requena, Alfonso Ruíz, Chien Chung Wei, Charles Reid, muchos ingleses del XIX, docenas de plumillas, cientos de libros que leer, recomendar, resumir o traducir, al menos parcialmente. O sea que faena tengo.
   De música he ido hablando a lo largo del año conforme hemos ido haciendo algo, bueno o malo, deshacer un grupo, hacer otro, festivales de los Beatles, música francesa, conciertos benéficos y maléficos, pendiente el de música italiana para mayo, y los miércoles, siempre a cenar y a tocar con mis amigos. Habrá que visitar la costa Brava, que hace tiempo que no llegamos tan arriba, un viaje probable a la feria de música de Frankfurt que se va ramificando a otros lugares y ya vamos por los 5000 kilómetros y salidas más cercanas para no apolillarnos. En fin. Ya os iré contando.

Con motivo de mi sexagésimo primer aniversario, perpetré otra epístola conmemorativa, intitulada "epístola añosa". Se puede leer en mi blog Desconcertatus, en este enlace.

domingo, 11 de enero de 2015

Año nuevo, nuevas acuarelas


   Abrimos el año con las últimas acuarelas realizadas, ocupado en probar muchos de los pigmentos de Daniel Smith que tengo inéditos. Es la primera un inusual encuadre de unas flores en la Explanada de Alicante, con sus mosaicos de olas. A partir de una foto propia de hace unos meses, utilizando un papel Arches de grano fino, dos pinceles Versátil de Escoda y pigmentos Daniel Smith. En este caso para las flores se han probado distintos colores de Quinacridona, amarillo de Aureolina, para las tierras Hematite Burnt Scarlet y Blue Apatite. Los tonos azul claro Amethist y Lapislázuli.
 Es la segunda una vista de la Catedral de San Juan de Albacete, en esta ocasión sobre un Garzapapel de 500 gramos, añadiendo a los pinceles anteriores otros dos planos de Toray de la serie 1512. Con ellos se hacen los lienzos de los muros, troncos y farolas y, sobre todo, las líneas de las verjas, utilizándolos de canto.

 Una puesta de sol en Torrevieja, del catálogo de amaneceres y ocasos desde ese mismo lugar de mi amigo José Juan Martínez Araque. Se han utilizado, sobre Garzapapel, dos pinceles: una paleta de 1 pulgada de Versátil y otro del la misma serie, redondo del número 6. Prácticamente todo se hizo con el primero de ellos. Los pigmentos, también de Daniel Smith: Burnt Orange de Quinacridona, Cerulean Chromium, Amathist, Blue Apatite, Lunar Blue y Bloodstone, buscando granulación en el cielo.
 Los mismos pinceles redondos de Versátil, Garzapapel de 300 gramos, junto a mis habituales Lapislázuli, Sodalite, Jadeite, Tigers Eye y Raw Umber de Daniel Smith.

 De mis fotos de pinos de las dunas de El Altet, en la Marina de Alicante, sobre Garzapapel de 300, casi todos los verdes mezclas de Deep Hooker Green, con Burnt Orange y Red Fucsite, de Daniel Smith.
   Una casa abandonada y en ruinas, cerca de alpera, en foto de mi amigo Luis Piqueras. Purebas con ocres y tierras de Daniel Smith, especialmente Hematite Burnt Scarlet, Mummy Bauxite, Amethist para las sombras violáceas, y varios tonos en el cielo. Evidentemente demasiados. Mi afán por probar los pigmentos me aparta de una austeridad que habría sido más recomendable en este caso.
   La última, también sobre Garzapapel, con los pinceles habituales, un bosque resuelto en este caso con muy pocos pigmentos, buscando que predominen los tonos grises. verde Hooker oscuro, Sodalite, Lapislázuli y Bronzite para el suelo. Toques de Amethist para las sombras.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Otras tintas: Bistre, índigo, nogalina, ferrogálica


   El primero de los dibujos se hizo con bistre, un medio clásico elaborado con pigmentos de Kremer, con un proceso que habrá que buscar momento para que Esteban Romay, que es quién me lo ha proporcionado y dado a conocer, nos explique aquí. Junto con la forma en que él se elabora sus acuarelas, tintas y otros medios. Siempre a partir de los pigmentos de Kremer, tal vez el mejor de los fabricantes de estos colores que siempre compramos ya fabricados. El tema tiene muchas posibilidades, aunque resulta inquietante abrir aún más el abanico de posibilidades de salir loco para un catacaldos como quien esto escribe.
   De ese tono que ya conocemos por los dibujantes y pintores clásicos, que lo utilizaban para sus esbozos previos o para geniales dibujos. Desde Da Vinci y Rembrandt, hasta Goya o Van Gogh, han utilizado este medio, y es habitual encontrar en la descripción de sus obras estos términos de bistre, sepia, albayalde o tinta de bugallas, es decir ferrogálica, hecha a partir de agallas de roble.
   También habrá que buscar un momento para asaltar a Carlos María Sánchez mi amigo y excompañero de trabajo que fabrica estas y otras tintas antiguas, de palo Campeche, indigotina, carmelita o de Sluttig & Newmann, con fórmulas antiguas. De ellas ya se han mostrado algunas pruebas en mi blog. Hermosas tintas y hermosos colores.
   Esta tinta tiene un precioso color, parecido a la nogalina, pero mas noble y seguramente más fiable. Brilla en las líneas, donde el pigmento se acumula, como la tinta china, y es transparente y hermoso en los baños diluídos. Fácil de utilizar, pues, salvo cuando se espesa y va secando en una plumilla fina.
    Para hacer esta prueba se buscó una foto antigua, en este caso de Calaceite, en Teruel. Procede de http://www.pueblos-espana.org/aragon/teruel/calaceite/Escena+antigua/. Como la foto era pequeña y bastante poco definida, las figuras, respetando más o menos la composición que es muy buena, son prácticamente inventadas, dibujadas con rapidez con la plumilla. Luego los baños más o menos diluídos aplicados con pincel.
 
   El anterior dibujo de Frankie, perrillo de mi amigo Eloy, está dibujado con grafito acuarelable, de ese fabricado en pastilla, barra o tiza de sastre por Viarco, en Portugal. Un descubrimiento para mi gracias a mi amigo Fernando Font de Gayá, que puede utilizarse como grafito normal o ser diluido tanto una vez se ha dibujado en el papel, como disolviendo previamente con el pincel el grafito y aplicarlo como si fuera acuarela. 
   En este dibujo se han hecho esas dos cosas, además de frotar, difuminar o borrar y sacar blancos en el dibujo terminado. Tiene muchas posibilidades. En este caso, prácticamente todo el dibujo se ha hecho con pincel.
   En ese otro dibujo, se ha utilizado nogalina. También una tinta negra ferrogálica de las de Carlos, bastante diluida, para oscurecer ciertas zonas. Puede llegar a adquirir un negro intensísimo, peligroso pues pasado cierto tiempo es cuando lo alcanza, ya que al aplicar estas tintas suelen parecer claras, casi transparentes si están recién hechas y engañar sobre cómo quedarán al final. Por eso insisto en lo de muy diluida.
    La nogalina utilizada me la regaló mi amigo José García García, y ya la tenía varios siglos en su casa, al menos muchos años. Como véis tengo la suerte de ir dando con amigos que me proporcionan tintas, pigmentos, materiales y, lo que es tan importante o más, información. Los amigos que he citado son  fuentes inagotables de sabiduría, además generosos con su ciencia, su tiempo y sus cosas. Gracias les sean dadas desde aquí.
    Con Esteban hemos hablado acerca de la permanencia de los pigmentos, acreditada en algunos, como la tinta china, las tintas ferrogálicas, y más dudosas con el bistre y aún más con la nogalina. En todo caso, durarán sin cambios muchos decenios más que nosotros. No espero, pues, reclamaciones de ningún cliente. Y menos de un museo. No pocos dibujos han ido decolorándose con el tiempo, como los de Van Gogh con cálamo, negros en sus tiempos, ahora de un encantador color sepia. También los de Rembrandt han acusado el paso de los años. Esta pátina de los siglos, por llamar de alguna forma a la decoloración que torna en ocres a los negros, con perdón, añade encanto aunque reste nitidez. Las tintas ferrogálicas no presentan ese problema, sino otro peor, pues tanteando con las proporciones de la formulación algunos salían excesivamente ácidos, a causa del sulfato ferroso, (conocido como caparrós o vitriolo) que forma parte de su composición, y pueden llegar a comerse el papel, que tampoco es problema menor. Eso lo constatamos en algunos manuscritos antiguos en los que al que hizo la tinta se le fue la mano con los peaches y hoy parecen comidos por los ratones
   También probando otro de los pigmentos de mi amigo Esteban Romay, el anterior dibujo con un hermoso índigo elaborado por él con polvos de Kremer y creo que goma laca. Mejor que él nos lo explique cuando tenga tiempo.
   Por último, unos dibujos sobre fotos que hice en las cercanías de Alcaraz hace unos días y en Cuenca en Agosto. Aquí se han utilizado tintas comerciales, de las que ya he hablado anteriormente. La amarilla es de Sailor, los verdes, el Musk green de Cálamo y Amazon de Caran d'Ache. Azul y rojo de Parker, negro de Lamy, Negro azulado Black Night de Caran d'Ache y marrón Lie de The de Herbin. Tengo que utilizarlas que tengo muchas y se secan. Además funcionan muy bien.
   En estos dibujos se han aplicado con pincel, dos Escodas Versátil. Uno plano de una pulgada y otro fino del número 6. Insisto en que son una maravilla de pinceles con una fibra artificial que hace olvidar los de marta. La mayor dificultad era que el papel utilizado es blanco y se quería dar inicialmente un baño color crema salvando las casas, que muestran el blanco del papel. Para eso hace falta un buen pincel, ancho, suave y que cargue mucha agua. Para eso está la paleta de Escoda de 1 pulgada. Las nubes también se hicieron con él, así como algunas otras manchas de color.
   Como estos dibujos usan tintas, no acuarela, todavía es más imprescindible lavar adecuadamente los pinceles al mismo terminar. Para eso, un jabón de aceite de oliva de Escoda, o cualquier otro buen jabón natural. Se quedan como la seda. Es lamentable permitir que tales pinceles, potencialmente casi eternos, lleguen a estropearse por falta de limpieza, secándose el pigmento en sus fibras delicadas.
   El papel utilizado ha sido un verjurado Mix-Media de Canson, de 300 gramos, con excepción del dibujo a grafito del perro, sobre Garzapapel de 180 gramos. Ambos papeles excelentes, cada uno para lo suyo, claro está.


jueves, 18 de septiembre de 2014

Pinceles Versátil de Escoda - Escoda Brushes - Acuarela


   Los habituales de mi blog ya saben que soy un catacaldos, que me gusta probarlo todo y que mi afición por plumillas, tintas, papeles, pinceles y demás instrumentos de dibujo y escritura linda con lo enfermizo, siendo una de las causas de mi ruina.
    No es de extrañar, pues, que tenga varias gavillas de pinceles de las más variadas marcas, formas, tamaños y procedencias. Cada pincel es diferente, ninguno está demás y nunca tendremos suficientes.
     Dicho esto, resulta que uno comprueba que, catas aparte, al final vuelves a tus papeles, colores, tintas y pinceles de siempre, aquellos que te ayudan, que te hacen fácil el trabajo y que, lo que es esencial, suman en lugar de restar al resultado final. Una buena herramienta debe ser dócil, previsible, fiable, duradera, y de la máxima calidad que uno pueda permitirse. Sería lamentable que si un día las Musas se acuerdan de nosotros nos pillaran pintando sobre el reverso de un almanaque, con malos pigmentos y con un pincel penoso. Hay que estar siempre prevenido por si las musas se dan a vistas. Yo no puedo escribir una novela en la parte de atrás de un mazo de facturas. Antonio Gala puede, pero yo  no. Tampoco podría escribirla en una mazmorra como Cervantes, pero por eso, entre otras cosas, era Cervantes.
    Los más antiguos pinceles que conservo, además en buen uso, son dos de Escoda de marta kolinsky. Uno del 8 y otro del 10. Vergüenza me da decir los años que están en mis manos. Ahora tengo además uno nuevecito del 12. Una acuarela que hice con el 8, el primero que compré, está fechada en 1980. Cierto es que ha perdido algo de punta, porque mi inexperiencia permitió que lo frotara con frecuencia contra unas acuarelas en pastilla que, por su uso poco habitual, eran un verdadero papel de lija. Por eso me compré unos años después otro del 10. Entonces esos tamaños eran bastante gruesos para mi. Luego ha habido que ir añadiendo otros de mayor tamaño, vacuna contra el exceso de detalle y capaces de pintar un cielo en tres brochazos. En la siguiente foto se ven algunos de mis Escodas.
   Lo más peliagudo, palabra que viene al pelo, es comprar un pincelazo de marta del 24. Una fortuna y dos martas sin rabo. Recurrimos a los de petit gris, de esos atados con un alambre. Toman muchísima agua y pigmento, son suaves y sedosos, algunos puntean, pero carecen de nervio. Como le ocurre a los pinceles chinos, se quedan en la última pose adoptada, lo que puede ser útil para la forma china de pintar hojas y flores, aprovechando las insólitas formas que va adoptando el mechón. Además está lo del alambre. El agua se mete por dentro del plástico que envuelve el mechón, se mancha la madera, se moja, se estropea, se le cae el barniz... Hay a quienes eso de la igual. A mi no y a las ardillas creo que tampoco.
   La acuarela necesita un pincel suave, que acaricie el papel. Si se pasa sobre una capa ya pintada, incluso húmeda, debe ser tan poco abrasivo y sutil que no la levante y se la lleve puesta. Debe almacenar mucha agua y pigmento, algo esencial, sobre todo cuando el formato de la pintura aumenta. Aunque sea un formato pequeño, la acuarela necesita agua, no tanta como algunos piden, que más parecen regantes, pero no obligarte continuamente a recargar el pincel, incluso volver a buscar la misma mezcla... Hasta las líneas finas salen mejor con un pincel, si no grueso, al menos largo de mechón, para que almacene suficiente pigmento. En fin, no todos los pinceles son adecuados para este arte exigente y particular.
   El tema del precio hace que miremos hacia las fibras artificiales. También otras consideraciones, no poco relevantes, sobre de dónde salen esos pelos maravillosos de ciertos pinceles de fibra natural. No falta mucho tiempo para que algunos de estos pinceles escaseen, y que comparlos y utilizarlos sea visto con la misma simpatía que quien sale a la calle forrado de cadáveres de zorro o de visón.
    Hace bastantes años leía en Hispacuarela las prolijas y detalladas explicaciones de Josep Escoda sobre la construcción de pinceles, los experimentos y búsquedas de fibras artificiales que fueran sustituyendo a las naturales, por los motivos mencionados. No es de ahora la cosa, pues. He ido probando estos años todas esas fibras, me falta la Toray blanca, que dicen que resulta ser la más suave de todas, y cada día se han ido superando. La suavidad, la punta, la respuesta, la duración... Cada vez más difícil distinguirlas de las naturales. El único problema siempre ha sido su menor capacidad para retener líquido, aunque las fibras que conocía de Escoda pasan holgadamente dicha prueba. Los pinceles de Sabadell, ellos sabrán cómo lo hacen, duran una eternidad, y sean de lo que sean tienen una punta afiladísima, que además conservan con el tiempo, nunca se les cae un pelo ni termina la virola por tomar holgura con el mango de madera. Además son hermosos, construidos por gente que se nota que disfruta haciéndolos.
   Lo de soltar pelos no va de broma. Los pinceles chinos, —y digo los que utilizan los pintores chinos, no los que venden en las tiendas de chinos, que eso no merece ser llamado pincel—, son suaves y afilados, con un comportamiento parecido al petit gris. Sin embargo, una vez terminada la acuarela, hay que depilarla a conciencia, pues se queda medio pincel viviendo en el paisaje que acabas de pintar. Con los hake anchos ocurre igual con demasiada frecuencia.
   Los Escoda de la serie Último, imitación de petit gris, tienen muchas de sus cualidades, especialmente la de retener mucho líquido, aunque tienen más nervio y respuesta que los naturales. A cambio, son ligeramente más duros. Para ciertos temas y algunas formas de pintar, retirando pigmento para abrir blancos, son insuperables. No es de extrañar que Cembranelli les preste su nombre, pues utiliza mucho ese recurso. También usa otros planos de la serie Tendo, que no he probado. Viendo sus vídeos se nota que absorbe mucha pintura, puesto que es capaz de retirarla del papel mojado, abriendo unos blancos perfectos para sus flores.
   Los de la serie Versátil han sido toda una sorpresa para mi. Empecé con dos, uno redondo del número 10 y otro del 6, de mechón largo, ideal como rigger, para detalles, largos trazos finos, firmas y demás. Hace un par de semanas compré otros tres: uno plano de 1 pulgada, otro redondo del 18 y uno de bolsillo del 12. La primera de las acuarelas se ha pintado íntegramente con ese pincel de bolsillo, una joya.
   No sé si será posible que una fibra artificial se asemeje más a la marta. Hay que tener en cuenta que el mechón está formado por fibras de diferentes grosores y, por las variaciones de color, tal vez también tipos de fibra. Es un experimantado blended, un adecuado coupage como en los buenos cavas, pero hecho con pelos. Tienen todas las virtudes de esos pinceles de marta que vienen a sustituir, a un precio verdaderamente asequible. La punta es marca de la casa, como el acabado y los materiales utilizados en su manufactura. Seguramente ya no tenga que reponerlos, dada mi avanzada edad y lo que me han durado los que tengo de Escoda.

   Esta otra acuarela anterior, sobre Guadalest, se ha pintado con dos Versátil: redondo del 10 y largo del 6, para detalles y ramas de los árboles. Los verdes siempre incluyen jadeite en su mezcla, y en las zonas a las que quiero añadir textura, suelo recurrir a Sodalite, un azul casi negro, unos pigmentos de la serie Primatek de Daniel Smith, que se han hecho también insustituibles para mi. Igual que algunos azules y tierras de esa marca.
   Para los efectos de las rocas, la rugosidad de un trazo rápido con un pincel plano y con poca agua, se ha usado la paleta de 1 pulgada de la serie Versátil. También para el cielo y los lienzos de las paredes. Con su canto afilado salen rectas para ramas, tejados y ventanas. Lo demás con el redondo Versátil del 18 y el de bolsillo del 12. Parece que, para los formatos habituales en mi, esos son los tamaños adecuado, pues creo que siempre hay que utilizar un pincel del mayor grosor posible en cada situación. La punta de estos pinceles lo permite.
   En resumen, no creo que haya nada que con estas fibras no pueda pintarse a gusto. Si te gusta utilizar pinceles de marta, estos de la serie Versátil es una sabia elección. Por su precio y por sus características. Sin duda uno de los mejores pinceles que actualmente ofrece el mercado.

jueves, 28 de febrero de 2013

Dibujos con tintas - Pinceles Escoda - Garzapapel


    Seguimos con las tintas. En esta ocasión, empezamos con otra tinta de mi amigo Carlos: marrón carmelita. Resulta que esta tinta se compra en la farmacia, pues se trata de permanganato potásico poco diluido. Luego os contaré mis pruebas con Betadine, que esa es otra. Esta tinta, la carmelita, además de tener un hermoso color, es desinfectante, (para eso diluida a 1:20.000). De color violeta cuando se aplica, se va oxidando hasta tomar ese tono cálido y transparente. Buena para escribir y algo difícil para pintar, pues como ocurre con las ferrogálicas y otras tintas de fórmula centenaria, son claras, a veces semitransparentes cuando se aplican, para verlas ir tomando vida e intensidad de forma casi mágica. Según me cuenta Carlos, era tinta apropiada para conjuros y encantamientos. Lo de "carmelita" viene, pues, del tono de los hábitos de esa piadosa orden religiosa, no le busquéis tres pies al gato.
   A plumilla, con baños de esa misma tinta diluida en diferentes grados, se ha hecho esta interpretación del David de Bernini. Que Dios me perdone. Y Bernini también. Para el fondo otra tinta de Carlos, también ferrogálica, con indigotina. Se le añadían colorantes para contrarrestar esa transparencia mientras, poco a poco, se va oxidanto y ennegreciéndose. Es el mismo principio que las ferrogálicas azul-negro de Pelikán, Parker, Montblanc y otras marcas, que van dejándose de hacer por el temor de los usuarios de caras estilográficas. Además de taninos, llevan vitriolo, (ácidos de hierro o cobre). Para eso tenemos las plumillas.
  Su uso era obligatorio para libros de contabilidad y escritos oficiales, para que no pasara como con los tickets de los supermercados, impresos de forma que se borren a las pocas semanas.
    La anterior y siguientes se han hecho con unas pocas tintas, tres o cuatro, aparte de los puntos amarillos, que es Orange de Herbin, scented ink, es decir olorosa. Diluida queda amarilla. Los verdes son Musk green de Stipula en la anterior y Montblanc de una serie especial dedicada a Jonathan Swift. En la anterior el granate es de Stípula también, en la siguiente Burdeos de Montblanc. El azul es Parker Quink y Pelikan 4001. Lógicamente el morado es una mezcla de burdeos y azul. La transparencia y delicadeza de la Parker o la Pelikan diluida es maravillosa. La Edelstein Saphire de Pelikan ya tiende a morado de por sí, con un precioso tono transparente.
   Aquí tenemos mi violeta africana, que he dibujado y pintado varias veces ahora que está en flor, antes de que se agoste, aunque estemos en marzo. También podéis ver algunos de mis pinceles, la mayoría de ellos Escoda, al menos los mejores. Delante la última incorporación, los de la serie ÚLTIMO dedicada a Fabio Cembranelli. Falta el pequeño en la foto, que es el que estoy usando. Una maravillosa fibra para sustituir a los pindeles de petit-gris. Cargan mucha agua y son tan dóciles, flexibles y suaves como la fibra natural. Asombrosos. Aunque el del número 10, ya tiene un tamaño mediano, mantiene una punta que permite trabajar en formatos pequeños. Incluso el mayor de ellos, que ya he probado también.
Helos aquí:
   Con las mismas tintas, aunque el azul es azul-negro de Montblanc, bastante antiguo el frasco y creo que es ferrogálica. Entre los verdes se ha añadido un verde de Diamine. Sigo con el Borgogna red y el Musk Green de Stipula. También algunos toques de negro Waterman. Lo novedoso para mi es el soporre. Se trata de un papel artesano fabricado en Alcoy, Garzapapel. Estoy probando unas muestras gratuitas que amablemente ofrecen y envían pidiéndolas en su página web. Lo curioso es que este papel, de 180 gr. es para dibujo, no para acuarela y las tintas diluidas, para el caso, son lo mismo. Además se ha utilizado la cara de atrás, seducido por su textura, tan agradable como la otra cara.
   Ya puestos, he probado el papel a fondo. Lo he martirizado, dando baños superpuestos en algunos lugares, raspando, borrando, levantando capas... Lo aguanta todo y, mojado, parece una tela. No se comba, cosa que no me explico en un papel de este gramaje. De todas formas, me viene a la cabeza que el reino de Valencia discute con Córdoba el honor de haber sido el primer lugar de Europa donde se fabricó papel. Traído por los árabes, ya funcionaba un taller en Xátiva en 1056, el taller de Abú Masaifa, junto a la vieja acequia. En todo caso, siglo y medio antes de que en Fabriano empezaran a fabricar papel. En Inglaterra tardaron bastante más, y no fue hasta 1490 cuando empezaron a hacerlo. En Francia en 1390, en 1586 en los Países Bajos... El papel valenciano era famoso en toda Europa y Oriente, exportando gran parte de su producción. Los ingleses eran buenos clientes y tal vez no sea casualidad que en inglés papel sea "paper", como le llamaban quienes lo fabricaban para ellos. O sea que de casta le viene al galgo, refrán apropiadísimo cuando se habla de papel. 
   No es de extrañar que en Alcoy sigan sabiendo hacer buen papel, y no sólo "papel de encigarrar", de gran importancia en Alcoy y en Capellades (Barcelona), principales lugares de producción, gran parte destinada a Nueva España. Seguramente llevan más de mil años haciéndolo.
   Bueno, pues he disfrutado mucho con este papel, que tengo que seguir probando, junto con otros dos tipos, para acuarela de 180 y 300 gramos. Si funcionan como éste, cosa de esperar, puede ser que haya encontrado mi papel. También disfruto mucho con mi guitarra Alhambra, de Muro de Alcoy, que tengo mucho tiempo. La pagué en pesetas. El aceite de la Masía El Altet, considerado por muchos el mejor del mundo, es también de la zona. Y las acuarelas Españoleto, difíciles de encontrar. Y que conste que soy de Albacete, no de Alcoy.