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miércoles, 18 de marzo de 2015

Paso a paso. Acuarela de un olivo

   Aunque hace poco más de un mes estuve de viaje por allí y traje muchas fotos de estos vetustos y antañones olivos del Maestrazgo, verdaderas esculturas, en esta ocasión recurro a una foto de Aceite Olivos Milenarios Territorio Sénia de las que ellos publican en Facebook. Al final se incluye esa foto. Mi agradecimiento se anticipa.
   En un Garzapapel de 21x30, 300 gramos, hago un dibujo, en esta caso detallado, porque el tema me gusta y disfruto dibujándolo. No hacía falta tanto detalle ni precisión, pero uno hace estas cosas para divertirse.
   Primeras manchas con lapislázuli y una pizca de cerúleo en algunos lugares. Como se puede ver, no sólo se da azul al cielo. Las zonas de sombra también con ese tono, aunque luego se vayan a cubrir con baños de otros colores. Al final, este azul se transparenta y da armonía al conjunto. Se aplica con rapidez y sin excesivo cuidado, solamente procurando dejar el blanco del papel en algunas zonas para dar luces a la parte iluminada de las ramas.
   Cuando se ha secado se empiezan a aplicar algunas sombras y a sugerir el follaje del olivo. Se mezcla el mismo azul del cielo, lapislázuli, que podría ser ultramar, con siena tostada y unos toques de tierra verde. Resulta un tono bastante gris que es lo que se buscaba. Se juega, como se puede ver, con las proporciones de esos colores y con la dilución de la mezcla, para marcar diferentes zonas.
   Una vez seco, se empieza a calentar la cosa con sienas, natural y tostada, procurando aplicarlas muy diluidas y trasnparentes en algunas zonas y en otras pinceladas más secas y espesas, rápidas, sin demasiado cuidado, pero intentando rozar solo el papel para que la textura del soporte deje rugoso y texturado el trazo. Se intenta conseguir el relieve y la rugosidad, la textura áspera de la corteza de el olivo, tanto con el tipo de pincelada como por la granulación de los pigmentos. Daniel Smith y Kremer son lo mejor para eso. También se mezcla el azul con los sienas para obtener un tono más oscuro sin añadir colores nuevos.
   Por fin echamos mano de los verdes, pero para el fondo y el suelo. Para las hojas del olivo sólo se añade en algunas zonas una pizca del verde, tierra verde y algo de viridiana de Sennelier, que casi no se notan. Las otras manchas del fondo con los dos sienas ya utilizados.
   Las zonas de sombra del tronco se hacen con los sienas, sombra tostada y algo de negro de magnetita. El lunar black de Daniel Smith. Granula mucho. También se empiezan a añadir unos toques de índigo en la mezcla, que es el color que se tiene pensado utilizar para dar las últimas sombras, que se quieren transparentes.
   Se ha jugado mucho con el tipo de pincelada, con un pincel grueso, utilizado de canto, no con la punta. Unas veces húmedo sobre húmedo, fundiendo los tonos. Otras casi seco, trazos rápidos procurando no cubrir totalmente el papel. Luego se aprovechan esas zonas que casualmente quedan para definirlas según nos sugieran piedras, hierbas o rugosidad del olivo. Eos brillos que resultan de este ripo de pincelada dan mucha luminosidad, aportan acentos de luz y textura que dan vida al resultado. Los tonos cálidos son de siena tostada.
   Aquí se muestra un detalle de lo que se ha ido explicando. Zonas húmedas con bastante agua que se van fundiendo con los demás colores, trazos rápidos, rugosos, que dejan en blanco las partes profundas del grano del papel...
   Se va completando el tema, añadiendo más hojas al olivo, sin entrar en detalle. Se nota mucho el tono azul agrisado del lapislázuli, más intenso en unas zonas que en otras y con tendencia a granular y dar textura. En los últimos toques de sienas, se van dejando en blanco las zonas iluminadas de las ramas y raíces del olivo y algunos puntos con los que se pretende sugerir piedras.
   En las fotos siguientes se ve de nuevo con más detalle el proceso de ir de aquí para allá, procurando no detallar en exceso nuiguna zona, oscureciendo cada vez más las zonas de sombra con los colores tierra usados antes y mezclando algo de índigo, que también se aplica solo en algunas zonas. Este índigo de Kremer tiene un tono maravilloso y muy transparente.

Por último el resultado final. A continuación se muestran los materiales utilizados, aunque no aparece un pincel versátil de Escoda de mechón largo y fino del 6 para los detalles y ramas finas.
   La caja de acuarelas en pastilla de Kremer. En ella no caben todos los colores que compré. Quedan algunos ocres, tierras marrones y verdes muy interesantes. Los azules de Kremer me parecen una verdadera maravilla. También el negro de magnetita, que granula y se porta exactamente igual que el Lunar Black de Daniel Smith. En realidad es el mismo pigmento, creo. El lapislázuli es una delicia, en ambas marcas, aunque difícil de aplicar. El pincel es un Versátil del 18. Cuando se sacude después de cargar agua toma esa punta que se ve en la otra foto.

   Terminamos con la foto en la que nos hemos basado, interesante para ver la interpretación que se ha hecho.

domingo, 11 de enero de 2015

Año nuevo, nuevas acuarelas


   Abrimos el año con las últimas acuarelas realizadas, ocupado en probar muchos de los pigmentos de Daniel Smith que tengo inéditos. Es la primera un inusual encuadre de unas flores en la Explanada de Alicante, con sus mosaicos de olas. A partir de una foto propia de hace unos meses, utilizando un papel Arches de grano fino, dos pinceles Versátil de Escoda y pigmentos Daniel Smith. En este caso para las flores se han probado distintos colores de Quinacridona, amarillo de Aureolina, para las tierras Hematite Burnt Scarlet y Blue Apatite. Los tonos azul claro Amethist y Lapislázuli.
 Es la segunda una vista de la Catedral de San Juan de Albacete, en esta ocasión sobre un Garzapapel de 500 gramos, añadiendo a los pinceles anteriores otros dos planos de Toray de la serie 1512. Con ellos se hacen los lienzos de los muros, troncos y farolas y, sobre todo, las líneas de las verjas, utilizándolos de canto.

 Una puesta de sol en Torrevieja, del catálogo de amaneceres y ocasos desde ese mismo lugar de mi amigo José Juan Martínez Araque. Se han utilizado, sobre Garzapapel, dos pinceles: una paleta de 1 pulgada de Versátil y otro del la misma serie, redondo del número 6. Prácticamente todo se hizo con el primero de ellos. Los pigmentos, también de Daniel Smith: Burnt Orange de Quinacridona, Cerulean Chromium, Amathist, Blue Apatite, Lunar Blue y Bloodstone, buscando granulación en el cielo.
 Los mismos pinceles redondos de Versátil, Garzapapel de 300 gramos, junto a mis habituales Lapislázuli, Sodalite, Jadeite, Tigers Eye y Raw Umber de Daniel Smith.

 De mis fotos de pinos de las dunas de El Altet, en la Marina de Alicante, sobre Garzapapel de 300, casi todos los verdes mezclas de Deep Hooker Green, con Burnt Orange y Red Fucsite, de Daniel Smith.
   Una casa abandonada y en ruinas, cerca de alpera, en foto de mi amigo Luis Piqueras. Purebas con ocres y tierras de Daniel Smith, especialmente Hematite Burnt Scarlet, Mummy Bauxite, Amethist para las sombras violáceas, y varios tonos en el cielo. Evidentemente demasiados. Mi afán por probar los pigmentos me aparta de una austeridad que habría sido más recomendable en este caso.
   La última, también sobre Garzapapel, con los pinceles habituales, un bosque resuelto en este caso con muy pocos pigmentos, buscando que predominen los tonos grises. verde Hooker oscuro, Sodalite, Lapislázuli y Bronzite para el suelo. Toques de Amethist para las sombras.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Otras tintas: Bistre, índigo, nogalina, ferrogálica


   El primero de los dibujos se hizo con bistre, un medio clásico elaborado con pigmentos de Kremer, con un proceso que habrá que buscar momento para que Esteban Romay, que es quién me lo ha proporcionado y dado a conocer, nos explique aquí. Junto con la forma en que él se elabora sus acuarelas, tintas y otros medios. Siempre a partir de los pigmentos de Kremer, tal vez el mejor de los fabricantes de estos colores que siempre compramos ya fabricados. El tema tiene muchas posibilidades, aunque resulta inquietante abrir aún más el abanico de posibilidades de salir loco para un catacaldos como quien esto escribe.
   De ese tono que ya conocemos por los dibujantes y pintores clásicos, que lo utilizaban para sus esbozos previos o para geniales dibujos. Desde Da Vinci y Rembrandt, hasta Goya o Van Gogh, han utilizado este medio, y es habitual encontrar en la descripción de sus obras estos términos de bistre, sepia, albayalde o tinta de bugallas, es decir ferrogálica, hecha a partir de agallas de roble.
   También habrá que buscar un momento para asaltar a Carlos María Sánchez mi amigo y excompañero de trabajo que fabrica estas y otras tintas antiguas, de palo Campeche, indigotina, carmelita o de Sluttig & Newmann, con fórmulas antiguas. De ellas ya se han mostrado algunas pruebas en mi blog. Hermosas tintas y hermosos colores.
   Esta tinta tiene un precioso color, parecido a la nogalina, pero mas noble y seguramente más fiable. Brilla en las líneas, donde el pigmento se acumula, como la tinta china, y es transparente y hermoso en los baños diluídos. Fácil de utilizar, pues, salvo cuando se espesa y va secando en una plumilla fina.
    Para hacer esta prueba se buscó una foto antigua, en este caso de Calaceite, en Teruel. Procede de http://www.pueblos-espana.org/aragon/teruel/calaceite/Escena+antigua/. Como la foto era pequeña y bastante poco definida, las figuras, respetando más o menos la composición que es muy buena, son prácticamente inventadas, dibujadas con rapidez con la plumilla. Luego los baños más o menos diluídos aplicados con pincel.
 
   El anterior dibujo de Frankie, perrillo de mi amigo Eloy, está dibujado con grafito acuarelable, de ese fabricado en pastilla, barra o tiza de sastre por Viarco, en Portugal. Un descubrimiento para mi gracias a mi amigo Fernando Font de Gayá, que puede utilizarse como grafito normal o ser diluido tanto una vez se ha dibujado en el papel, como disolviendo previamente con el pincel el grafito y aplicarlo como si fuera acuarela. 
   En este dibujo se han hecho esas dos cosas, además de frotar, difuminar o borrar y sacar blancos en el dibujo terminado. Tiene muchas posibilidades. En este caso, prácticamente todo el dibujo se ha hecho con pincel.
   En ese otro dibujo, se ha utilizado nogalina. También una tinta negra ferrogálica de las de Carlos, bastante diluida, para oscurecer ciertas zonas. Puede llegar a adquirir un negro intensísimo, peligroso pues pasado cierto tiempo es cuando lo alcanza, ya que al aplicar estas tintas suelen parecer claras, casi transparentes si están recién hechas y engañar sobre cómo quedarán al final. Por eso insisto en lo de muy diluida.
    La nogalina utilizada me la regaló mi amigo José García García, y ya la tenía varios siglos en su casa, al menos muchos años. Como véis tengo la suerte de ir dando con amigos que me proporcionan tintas, pigmentos, materiales y, lo que es tan importante o más, información. Los amigos que he citado son  fuentes inagotables de sabiduría, además generosos con su ciencia, su tiempo y sus cosas. Gracias les sean dadas desde aquí.
    Con Esteban hemos hablado acerca de la permanencia de los pigmentos, acreditada en algunos, como la tinta china, las tintas ferrogálicas, y más dudosas con el bistre y aún más con la nogalina. En todo caso, durarán sin cambios muchos decenios más que nosotros. No espero, pues, reclamaciones de ningún cliente. Y menos de un museo. No pocos dibujos han ido decolorándose con el tiempo, como los de Van Gogh con cálamo, negros en sus tiempos, ahora de un encantador color sepia. También los de Rembrandt han acusado el paso de los años. Esta pátina de los siglos, por llamar de alguna forma a la decoloración que torna en ocres a los negros, con perdón, añade encanto aunque reste nitidez. Las tintas ferrogálicas no presentan ese problema, sino otro peor, pues tanteando con las proporciones de la formulación algunos salían excesivamente ácidos, a causa del sulfato ferroso, (conocido como caparrós o vitriolo) que forma parte de su composición, y pueden llegar a comerse el papel, que tampoco es problema menor. Eso lo constatamos en algunos manuscritos antiguos en los que al que hizo la tinta se le fue la mano con los peaches y hoy parecen comidos por los ratones
   También probando otro de los pigmentos de mi amigo Esteban Romay, el anterior dibujo con un hermoso índigo elaborado por él con polvos de Kremer y creo que goma laca. Mejor que él nos lo explique cuando tenga tiempo.
   Por último, unos dibujos sobre fotos que hice en las cercanías de Alcaraz hace unos días y en Cuenca en Agosto. Aquí se han utilizado tintas comerciales, de las que ya he hablado anteriormente. La amarilla es de Sailor, los verdes, el Musk green de Cálamo y Amazon de Caran d'Ache. Azul y rojo de Parker, negro de Lamy, Negro azulado Black Night de Caran d'Ache y marrón Lie de The de Herbin. Tengo que utilizarlas que tengo muchas y se secan. Además funcionan muy bien.
   En estos dibujos se han aplicado con pincel, dos Escodas Versátil. Uno plano de una pulgada y otro fino del número 6. Insisto en que son una maravilla de pinceles con una fibra artificial que hace olvidar los de marta. La mayor dificultad era que el papel utilizado es blanco y se quería dar inicialmente un baño color crema salvando las casas, que muestran el blanco del papel. Para eso hace falta un buen pincel, ancho, suave y que cargue mucha agua. Para eso está la paleta de Escoda de 1 pulgada. Las nubes también se hicieron con él, así como algunas otras manchas de color.
   Como estos dibujos usan tintas, no acuarela, todavía es más imprescindible lavar adecuadamente los pinceles al mismo terminar. Para eso, un jabón de aceite de oliva de Escoda, o cualquier otro buen jabón natural. Se quedan como la seda. Es lamentable permitir que tales pinceles, potencialmente casi eternos, lleguen a estropearse por falta de limpieza, secándose el pigmento en sus fibras delicadas.
   El papel utilizado ha sido un verjurado Mix-Media de Canson, de 300 gramos, con excepción del dibujo a grafito del perro, sobre Garzapapel de 180 gramos. Ambos papeles excelentes, cada uno para lo suyo, claro está.