Ya hemos comentado anteriormente que muchas de las plumillas que se conservan son en la actualidad más objetos de colección que herramientas de escritura. Cuando unen su belleza a la escasez, nadie permite que la tinta las manche y devalúe, como ocurre con un sello usado.
Las cajas que contenían las plumillas también son buscadas por coleccionistas y amigos de la historia de la escritura, o simplemente de las cosas bellas y antiguas. Por otra parte, para ninguna otra cosa sirven ya, más que para disfrutar viéndolas y estudiar los datos que aportan.
Han pasado por mis manos cientos de ellas, si no miles. Si bien conservo muestras de las plumillas que me gustan y todas las que encuentro de las que prefiero para dibujar, con las cajas hago igual que con las plumillas que me sobran: venderlas, aunque para comprar otras. Se muestran aquí unas pocas de ellas, procurando que aparezcan ejemplares de distintos países, épocas y fabricantes.
FANTASTICO. ME IMPRESIONA.
ResponderEliminarLa verdad es que se esmeraban en hacer unas cajas bonitas. Cada vez peor, hasta llegar a las actuales, una cajita transparente de plástico o de cartón sin dibujos o sin rotular siquiera. Hay colecciones asombrosas de cajas antiguas, como de plumillas. Si contienen al menos una plumilla original, se cotizan mucho más que vacías. Llenas y sin abrir, algunos modelos y marcas, alcanzan precios asombrosos.
EliminarHola. Te suenas los Plumines de José Collados Navarro?
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