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domingo, 1 de agosto de 2021

Julio 2021: Dibujos y acuarelas

   Desde finales de junio hasta ahora he ido haciendo cosas diferentes. Unas en casa, otras en alguna salida, aquí en las cercanías de albacete o a Benidorm o Mojácar, en Almería. En cuaderno, como estas o acuarelas en formato mayor. Si estoy en casa a veces recurro a pastillas de tinta china y plumillas, si estoy fuera, estilográfica (Namiki Falcon flexible, en este caso). Luego en casa les doy sombras, diluyendo algo de tinta china, si no usé pincel de agua en su momento, si había tiempo y comodidad para hacerlo.
   
El anterior dibujo acuarelado, dibujado en los Pinares del Júcar, en las cercanías de Albacete, luego acuarelado en casa, que fuera hace mucho calor.
   La siguiente es una acuarela sobre unos árboles otoñales, probando un nuevo líquido enmascarador, más fluido y manejable, de Liquitex. 

   Unos días en Mojácar, en Almería, en la misma orilla de la playa, antes de que empiece a hacer calor en serio y de que todo se llene de gente, aunque en Almería no suele ocurrir. Dibujando desde la terraza del apartamento, a unos metros del mar.
   Con acuarela o con grafito, desde el mismo lugar, también en cuaderno. El cuaderno es de Hahnemülhe, formato cuadrado, 195x195 mm, papel de 140 gramos.
Unos bocetros en acuarela del movimiento de las olas, dibujados desde el mismo sitio que los anteriores. Papeles de acuarela distintos, satinados y de grado medio.
Un dibujo de paisaje imaginario con grafito y algunos toques de acurela:
   Una acuarela del entorno del Viso del Marqués.

miércoles, 28 de abril de 2021

Encuentro Virtual Dibujantes Urbanos Elche

   Hemos ido varios años a Elche, de Alicante, a dibujar con los amigos. De paso siempre hemos acabado tomándonos algo, porque duraba tres días la cosa. Es un b uen lugar de encuentro, con gente cariñosa e interesante y otros amigos que vienen de trtos lugares de España. Este año, como pasó con el otoño en Jaén,m que solemos pintar en vivo, ha tenido que ser virtual la cosa, desde casa. 

   Dibujos en cuaderno, a lápiz, acuarelados, o con algunos toques de estilográfrica. He hecho cuatro, en un cuaderno de Paper Blanks que estrené hace diez años. No es que haya dibujado tan poco, se trata de que llevo demasiados cuadernos en rueda, además de alguna docena de ellos sin inaugurar. 

Estos son los dibujos, todos ellos sin salir de casa. Una estantería con libros, con unas lilas encima de loa mesa, una caja de violetas que compré en otro encuentro en El Escorial, como siempre que voya a Madrid, unos libros porque empezaba el encuentro al alba del 23 de abril, y un pedrusco de los que me traje una vez del Cabo de Gata. Hay muchos trozos de mineral o de escoria, algunas piedras volcánicas de formas y colores atractivos. Y digo hay refiriéndome al lado de la carretera, no poniéndose siqwuiera a burcar por los cerros. De pisapapeles o, si se rompe algún trozo, abono para las plantas, que tienen mucho hierro estos peñascos.


martes, 13 de abril de 2021

Dibujos en cuaderno abril 2021


   Con estos enclaustramientos y retiros, ya en el segundo año de la Peste, los cuadernos estaban bastante abandonados, porque se suelen llenar con los dibujos de viajes y salidas, ahora escasas. Aprovechando que va haciendo buen tiempo y para no dejar pasar la primavera de largo, salimos tres días seguidos a pueblos y lugares cercanos de Albacete, Cuenca y Ciudad Real: Villanueva de los Infantes, Sisante, Pozoamargo, Lagunas de Ruidera, Villalgordo del Júcar y otros parajes de la ruta.

    A Villanueva de los Infantes ya hemos ido muchísimas veces, y siempre merece la pena. En esta ocasión, esa plaza hermosísima estaba vacía. La hemos visto llena de gente, aunque ya hace muchos años que sin el ruido visual de los coches aparcados, afortunadamente, también ocupada por pintores con los caballetes desplegados para sus pinturas rápidas, con japoneses con sus cámaras y con paseantes o descansantes en las terrazas de los bares y restaurantes. Ahora las mesas y sombrillas de las terrazas se extienden y desparraman por la plaza, con poca gente para ocuparlas, que esos son los tiempos. Como siempre, aprovechamos para comprar queso y alguna botella de vino blanco, que es tierra de eso. Comemos (asadillo de pimientos y duelos y quebrantos, que tampoco hay que ser original) en una plaza con una fuente y una portada de las muchas que hay en Infantes. Muchos comercios, bares y garajes con escudo nobiliario en la fachada.
    Hacemosa un dibujo mientras nos traen la comida y otro más moroso en la plaza, tomando café. Copa no, que hay que conducir.
   La vuelta por las Lagunas de Ruidera, que están bien de agua, rebosantes, con caídas de agua de una a otra en su recorrido por Albacete y Ciudad Real, que las llevamos a medias. Muchas fotos y algún dibujo a lápiz en el cuaderno. Por cierto, este cuaderno de Paper Blanks se va terminando. Como llevo tantos en rueda, pocos acabados, veo que en él hay dibujos de los últimos siete años. AL pasar las hojas para llegar a las que quedan por llenar, vamos viendo desde el parque de la esquina de mi casa, Alicante, Frankfurt, Cohen, Colonia, varios encuentros de Elche, algunas visitas al Cisne, ese sitio de anticuarios, rastro, mercadillo y restaurantes entre Benidorm y Alfás del Pí, y otros muchos sitios. Ahora da gusto verlos y recordar, que para eso se hacen.

   Los dos días siguientes vamos a Sisante por la tarde. Poco más de media hora de viaje, pues está más cerca de Albacete que de Cuenca. Nos traemos miel y otro poco vino de Pozoamargo, vemos los almendros viejos y poderosos, llenos de hojas y frutos, y los olivos quemados, muertos, helados por las nevadas de la Filomena. Y los vamos viendo así, marrones, resecos, desde ayer, en algunas zonas de Ciudad Real y de Albacete, cerca de la Roda. Una pena.


Es Sisante un pueblo tranquilo, no sé si porque llegamos a la hora del café. Muchas fachadas interesantes, iglesias, conventos, la plaza del ayuntamiento, todo cuidado y en orden de revista. Algunos edificios antañones, algo destartalados, contrastan con el cuidado de todo lo demás. Abandonados por sus dueños que seguramente no vivirán aquí. Preguntamos. Eso fue cárfcel en la guerra, noi se ha usaso mucho desde entonces. Como da el sol en su puerta, mesas y sillas del bar de enfrente se han mudado allí para el café y la tertulia. Si uno afina la oreja pasa un buen rato escuchando comentar la actualidad política con una sabiduría, una retranca y una lejanía  que hace cordiales los desacuerdos. Mucho que aprender tendrían muchos, empezando por los tertulianos de los medios. Si retransmitieran una de estas charletas entre amigos de toda la vida, de ideas políticas opuestas que confrontan con ironía y puyas amables, aumentarían las audiencias. ¿De qué te quejas, que te han pagado la máquina del oxígeno? Y a tí buenas ayudas por quitar o poner viñas. Yo lo que digo es que van a provocar. Vaya, hombre, a ver si unos y otros no van a poder ir a dar mítines a donde quieran, faltaría más. Escuchamos, tomamos otro cortado y dibujamos la fachada y el debate.
    Las podas de los árboles, les hacen cabezones en las ramas principales, y de esos engrosamientos salen multitud de ramas que ya están llenas de hojas, soltando semillas para cabreo del dueño del bar que no para de quitarlas de las mesas y barrerlas del suelo. Tendrían que poner árboles de plástico, más limpios y educados.


Desde allí vamos a Villalgordo del Júcar, al puente, un paraje muiy hermoso, a ver pasar el agua que ahora lleva bastante y a los patos y otras aves nadar, meter la cabeza para merendar y limpiarse el plumaje retorciendo los cuellos. Muy entretenido verlos. De paso los dibujamos.

domingo, 26 de julio de 2020

Júcar - Dibujos y acuarelas

  Como gran parte de los dibujos y acuarelas de mi blog salen de viajes, encuentros de pintores y dibujantes y otras salidas, la situación nos lleva a la escasez de novedades, aunque muchas sean las acuarelas que hemos ido haciendo a partir de fotos de rutas anteriores. Con ellas tengo varias entradas en marcha analizando nuevos pigmentos de marcas que no conocía hasta ahora. Todo llegará.
     Aparte del respiro de la estancia en el Molino de Iramala, algún recorrido corto hemos hecho por los alrededores de Albacete, acercándonos al Júcar y llenando algunas hojas de los cuadernos que teníamos parados demasiado tiempo. En esta entrada se muestran. Con acuarela, con estilográfica o con pincel de agua, técnicas habituales en estos dibujos, aquí aparecen algunos parajes del Júcar por Las Mariquillas, por las Hoces, la Ribera de Cubas y Jorquera, junto a algunas miradas a juncos, flores o paredes. Hay mucha agua, todo está en flor y lka naturaleza, como acostumbra, pasa de nosotros. Lo cierto es que lo pasa mejor sin nosotros, pues todo está más limpio, más solitario y mejor.
   También han quedado en los cuadernos algunos dibujos hechos en casa, estanterías, plantas del balcón y otras cosas que teníamos a mano.


miércoles, 10 de abril de 2019

Dibujando entre palmeras. Elche 2019


    Un año más en Elche, dibujando entre palmeras, que es como se llama el encuentro de cuadernistas que allí se celebra este año en su quinta edición. Organizado por Cuadernos Viajeros, como en años anteriores acudimos varios miembros de Ladrones de Cuadernos procedentes de varios rincones de España. Cuando volvemos año tras año por algo será. Siempre hace buen tiempo, si por ello se entiende que hace sol y buena temperatura, aunque después de tantos meses sin llover los agricultores y yo, entre otros, agradecemos la lluvia que a ratos nos acompaña en esta ocasión. Al momento, el cielo volvía a lucir como en esa foto con azules de Elche.  Como la mayoría somos acuarelistas, el agua tampoco viene mal, las calles se llenan de reflejos que duplican la belleza del lugar, las palmeras brillan, los campos y los jardines se riegan y toca tomarse un café o un pacharán a cubierto.
   Tras la acreditación habitual en la Calahorra, primer encuentro con los amigos de Elche, hacemos el primer dibujo, ya bajo techado pues caen unas gotas. Ello nos permite dibujar un entorno ya conocido y dibujado, hoy con un color y unos reflejos inéditos. Como es costumbre no dejamos de añadir en el encuadre uno de los árboles de esta amplia plaza, amenizada por paseantes bajo el paraguas, eligiendo colores menos brillantes que en ocasiones anteriores. Allí, mientras dibujamos en el cuaderno, vamos viendo llegar a antiguos amigos que vienen desde Barcelona, El Escorial, de Ciudad Real, Madrid y de otros lugares. Gran alegría al verlos, tras preguntarnos por otros de Valencia, Zaragoza, Huesca o Asturias que en esta ocasión no han podido venir. Nos veremos en El Escorial, próximo encuentro.
    Cada uno con su gavilla de cuadernos, llenos y a medio, sus docenas de plumas y rotuladores, sus cajitas de acuarelas de todos los tipos y tamaños y, sobre todo, sus distintas formas de hacer. A lo largo de todo el encuentro es un continuo trasiego de cuadernos, viendo las maravillas que en ellos se hacen, algunas verdaderamente asombrosas. Unas rápidas, otras morosas, serias o coloridas, de tamaños distintos, a hoja completa o mosaicos de pequeños dibujos rodeados de arduas explicaciones y recuerdos caligrafiados, presentados por rótulos elaborados que a veces recuerdan manuscritos miniados con su capitulares, sus grafías y sus sorprendentes ilustraciones. Paisajes, edificios, personas, pueblos y ciudades, montañas y valles, árboles y flores, bares y catedrales llenan esas páginas. A veces se pegan hojas secas de flores o árboles, sellos, entradas o tikets, se estampan sellos de las estaciones de cada personal camino de Santiago. Sin duda es uno de los mayores placeres de estos encuentros. Se disfruta y se aprende, se comenta y se comparte, se habla y se escucha, se mira y se muestra. En fin, sólo por eso merecería la pena acudir a estos encuentros.
   La verdad es que también se come y se bebe, pues nunca perdonamos los calamares ni el pacharán. Miles de cortados, algunas cervezas y montaditos, y una comida de hermandad, multitudinaria en esta ocasión, que da la oportunidad de conocer y conversar con otras personas con las que no habías coincidido con anterioridad. Dada mi vida monacal, agradezco mucho estas conversaciones que te permiten conocer a personas de otros lugares y de otras profesiones, con otros intereses y otros conocimientos. Estas charletas a veces llevan a temas inusuales e inesperados, a lugares e historias sorprendentes. Junto a los cuadernos es otro de los encantos de estas juntas.
    El año pasado estuvimos en el Raval, antiguo barrio árabe que hace poco cumplió 750 años. Desde 1265 era el barrio de la morería, hasta 1526 cuando la conversión forzosa de los moriscos que lo habitaban, lo que le da un carácter especial al barrio, especialmente por el trazado de las calles, laberíntico como solía ser. Merodeo por la zona en el coche, sin  encontrar un lugar donde dejarlo. Hacemos unas fotos y buscando sitio más despedado vamos al mercado cruzando uno de los puentes que llevan a la otra parte del cauce del Vinalopó que sólo cuando hay grandes lluvias lleva agua. Cuando no, lleva dibujos, kilómetros de ellos.

     Paramos cerca del mercado, donde compramos salazones y algas. Hacemos un dibujo y acabamos en la terraza de un bar desde donde bajo un cielo soleado, tomando una cerveza, hacemos otro dibujo de ese puente, el cauce y los árboles que alli alcanzan una altura notable.
    Mi buen amigo Joshemari Larrañaga me regala un dibujo que hace en uno de mis cuadernos. De pie en medio de la plaza, mientras caen algunas gotas, lo hace a una veclocidad que no les da tiempo a caer sobre el dibujo. Luego, si alguna cae, la aprovecha para extender la tinta de algunas líneas para sacar unas sombras.
     Bajo la sombrilla de una cafetería hacemos un esbozo a lápiz de la portada de este convento que al año pasado pintamos por dentro. En todos los dibujos colocamos los cuños del Encuentro, para el recuerdo.
    Ya el domingo por la mañana, después de desayunar tras la Calahorra, frente a esa hermosa pared tapizada por un jardín colgante, se cuelgan algunos de los dibujos y cuadernos en una colada sujeta con pinzas que siempre dibujo. Es ocasión aprovechada para ver con detenimiento algunos otros cuadernos, verdaderas joyas. Cuestión de tomar nota de blogs y paginas personales para seguir disfrutando de la producción de algunos amigos, unos antiguos, otros nuevos. Ya antes lo habíamos venido haciendo, como es el caso del libro recién publicado por Joaquín González Dorao sobre su último viaje a Argentina. Como los anteriores, el libro será hermoso, pero ver el original y tenerlo en las manos es algo impagable. Terminamos con la tradicional foto de familia.


   Es hora de ir volviendo cada uno a su sitio, que a veces está lejos. Nos quedamos a comer con un pequeño grupo de amigos y amigas, y allí nos despedimos de ellos, entre los que están quienes nos invitaron la primera vez, Juan Llorens y Ramón Sempere. Por ellos, por Dolça, Blasco y por otros, tantos que sería largo nombrarlos a todos, no hemos dejado de regresar a Elche.


sábado, 30 de junio de 2018

Alpera. Concurso Pintura Rápida


    El pasado 28 de abril estuve en Alpera en un concurso de pintura rápida. No gané ningún premio, entre otros muchos motivos porque iba como parte del jurado. Coincidió con la presentación del libro sobre la historia de Alpera de mi amigo Rafa y pasamos allí unos días, cosa siempre agradable. Como es natural me llevé los apechusques de dibujar y la cámara de fotos. Hubo ocasión y tema para no parar de usar unas y otras cosas. También para ver a los amigos, charlar, saludar y abrazar a muchos antiguos alumnos, ya talluditos, comer, beber y pasar el mal trago de tener que decidir entre demasiados cuadros que merecían tener un premio.
    Siempre es difícil elegir entre tantas formas de ver y de hacer, de forma que hubo muchas deliberaciones hasta llegar a acuerdos que todos pudiésemos aceptar. Como siempre, sólo quedarían contentos los que ganaron los premios, generosos por cierto.
   El caso es que daba gloria ver las calles y las plazas, los rincones y los parajes de los alrededores llenos de caballetes plantados, bajo sombrillas que al final resultaron útiles cuando llovió. Y bien.
   En la plaza del Ayuntamiento es donde más pintores había. De forma que era buen sitio para pasar un rato entre recorrido y recorrido para ver cómo y qué pintaba el personal, tomarse una cerveza y, ya de paso, pintar a los pintores. Metapintarlos. En uno de los cuadernos ya tenía un dibujo de esa plaza, hecho desde el mismo sitio, que le tengo querencia a la barra. Aproveché la ocasión para terminarlo, que lo había sugerido a lápiz y lo rematé con estilográfica. Con un rotulador Pitt marrón hice otro igual, poblado esta vez de pintores.
   En los recorridos por los rincones y parajes en busca de pintores, a veces sin bajarme del coche, iba haciendo algunos dibujos en el cuaderno, bocetos rápidos que coloreaba después. Siempre hago una foto de lo que empiezo por lo que pueda pasar, que a veces pasa. Incluso pasan cosas que no pueden pasar.
    De algunos sólo me dió tiempo a hacer cuatro rayas; en otros me pude recrear más. Concluyo que además del tema, los materiales, el formato, la intención o la ciencia del pintor, la comodidad es un aspecto bastante influyente en el resultado final. Unas veces para bien, otras para mal, porque no siempre lo más acabado es mejor. Por lo menos no suele ser más sugerente.
    En otras ocasiones, escasas pero reales, dibujo en el cuaderno una imagen que se quedó en la cabeza en momentos en que no se puede ni siquiera empezar a dibujar. Como en el caso siguiente, un cielo lleno de nubes mientras voy conduciendo. En cuanto llego a un sitio más oportuno me pongo a ello, anrtes de olvidar qué quería uno contar con ese dibujo. Algunas veces tenemos las fotos, otras no. Algo así ha ocurrido en todos los siguientes dibujos, en cuaderno o en papeles sueltos.