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martes, 31 de octubre de 2023
miércoles, 7 de diciembre de 2016
Árboles de Noviembre
Dos olivos del Maestrazgo, cerca de Morella en Castellón, a partir de una fotos de un viaje ya hace un año por la zona. Da gusto recordar esos árboles majestuosos y antañones, pintarlos y jugar con el color. Huyendo de los verdes, agrisando las hojas con cerúleo o lapislázuli, y recurriendo al ultramar y el siena para los troncos.
La anterior, un paraje del pantano de Alarcón de una foto tomada desde el Parador. Igualmente los verdes de la montaña del fondo se tratan con una gama en la que predominan los azules, que van bien para la lejanía y el efecto desdibujado y con poco detalle. Así se contrasta con los primeros planos, con este papel satinado de Arches tan adecuado para detalles finos, como ramas y piedras.
Las tres siguientes son diferentes trabajos sobre los árboles de las dunas del Pinet, por Guardamar en Alicante, también a partir de unas fotos propias.
Las tres siguientes son diferentes trabajos sobre los árboles de las dunas del Pinet, por Guardamar en Alicante, también a partir de unas fotos propias.

Dos acuarelas de árboles en traje de otoño, la primera en la ribera de Cubas, por las hoces del Júcar muy cerca de Albacete. La segunda de una foto de mi amigo José Antonio Sánchez Rumí, que tantas tiene hechas de las Sierras de Cazorla y del Segura.
Por último, otros arboles de la ribera del Júcar, cerca de Alcalá, de unas fotos de una de las muchas veces que vamos por allí, a ser posible en primavera y otoño.
jueves, 1 de diciembre de 2016
Aranjuez - Acuarelando el otoño
Un viaje que casi se enlazó con otros dos, a una semana de volver de Cataluña y Veruela, pero no podía dejar de ir, volver a ver a los amigos, comocer en carne mortal a otros, en gran parte de Hispacuarela, y dibujar en Aranjuez, aunque se anunciaban lluvias, como así fue. Mereció la pena, porque Aranjuez siempre etá bonito, mejor ahora en otoño o en primavera que en verano.
Aunque llovió bastante, cosa que impidío estar por las calles a todas horas, permitió bastantes ratos de conversación, de forma que la cuenta de resultados es más que satisfactoria, sin faltar las risas, las cenas y los dibujos.
Algunos árboles ya nos saludan cuando pasamos a su lado, pues son árboles educados, cortesanos, acostumbrados desde antiguo a dar sombra con una amabilidad versallesca. No es fácil encontrar en otros sitios tantos árboles antañones, bien criados, regados por el Tajo, rodeados de huertas, paseos, jardines y palacios. Se te acaba haciendo mal café entre tanto lujo y derroche para la corte, contrastando con una iglesia que hubo que pagar por suscripciñón popular para no tener que ir a oir misa a un pueblo cercano. No es raro que en las fiestas de septiembre, las del Motín, se ceben con Godoy, rememorando el de Aranjuez de 18 de marzo de 1808, últimos coletazos del reinado de Carlos IV.
Algunos árboles ya nos saludan cuando pasamos a su lado, pues son árboles educados, cortesanos, acostumbrados desde antiguo a dar sombra con una amabilidad versallesca. No es fácil encontrar en otros sitios tantos árboles antañones, bien criados, regados por el Tajo, rodeados de huertas, paseos, jardines y palacios. Se te acaba haciendo mal café entre tanto lujo y derroche para la corte, contrastando con una iglesia que hubo que pagar por suscripciñón popular para no tener que ir a oir misa a un pueblo cercano. No es raro que en las fiestas de septiembre, las del Motín, se ceben con Godoy, rememorando el de Aranjuez de 18 de marzo de 1808, últimos coletazos del reinado de Carlos IV.
Algunos árboles los tengo repes en las fotos de otros viajes allí, y es curioso que con tantos como hay, siempre me detenga en los mismos. Luego los pinto y repinto y cada vez salen de una manera, que por algo están vivos, unas veces con más hojas, otras con menos, de uno u otro color, pero siempre hermosos y descomunales.
En el hotel donde estaban los compañeros no había sitio, de forma que volvemos a alojarnos en una cabaña del camping, cerca de uno de los embarcaderos que pintó Rusiñol, viendo llover sobre los patos y los piragüistas, especies que abundan por estos recodos del río. También el el camping hay algunos árboles creciditos, que no tardamos en inmortalizar.
Al atardecer, tomando una cerveza en las puerta del hotel, vemos una comitiva en la puerta de la iglesia culminada por la presencia del señor obispo, que es día de confirmaciones, según nos cuentan. Estaba a medio dibujo, le hago una foto, y llego a tiempo de incluirlo en el encuadre de ambas cosas. Añade mucho color, de rojo cereza.
Mientras mi familia visita el Palacio Real, que ya conozco, me quedo fuera tomando un café y haciendo unos dibujos del palacio, enmarcado por esos árboles inmensos, una belleza. Todos los grupos de dibujantes callejeros, bocetistas, Urban Sketchers y demás, deberíamos organizar un cursillo para que algunos consigan aprender a poner el cuño en buen sitio y bien orientado. Aunque no he hecho un estudio concienzudo, más de la mitad se ponen con las letras al revés y sobre el 30%, colocado en el lugar donde más estorba. Como indicador del desarrollo estético, percepción espacial, buen gusto y amor al arte, resulta muy revelador. Como venganza diluyo con agua y acuarela azul tal afrenta y queda una nube cuadrada de lo más chusca. Ea.
Como se ve, unos dibujos están hechos en el sitio, otros son secuelas del viaje a partir de fotografías que vamos haciendo. A los globos pude hacerles algunas fotos, pues había muchos volando. La acuarela es sobre una foto de Carmen Jiménez, en Acuarelando el otoño, grupo de facebook creado para este encuentro.

Termino esta entrada más arborícola que cortesana con un paso a paso de otra vista del mismo sitio ya recogido en algunos dibujos anteriores. Sobre un papel Arches satinado, con un pincel chino bastante grueso, pero muy bueno, nada que ver los que me han ido trayendo de China o Japón con los que compraba aquí en España, acuarelas de Kremer y Daniel Simith, vamos congelando algunos estados intermedios mientras se va secando una capa, miramos e incluso, en un arranque de desmesura, echamos un cigarro.
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martes, 17 de noviembre de 2015
Acuarelas de noviembre
La primera acuarela, en media hoja de Arches de grano grueso, se trata de la Fuente de la Peña, paraje de Peñascosa en la provincia de Albacete. De una foto de mes de noviembre, pero del año pasado. Seguimos probando el pigmento Smalt de Daniel Smith, muy parecido al lapislázuli en su matiz agrisado, aunque más cubriente y azulado. También se ha utilizado otro de Kremer, un cobalto claro. Ya he comentado que estos azules de Kremer me gustan mucho. Los verdes ya son fijos, jadeita, sap green oscuro y perileno. Con tanto ramaje de árboles diferentes se ha intentado resolverlo con manchas, reservando algunos trazos finos con líquido enmascarador, en este caso de Schmincke que, con su dispensador, permite obtener esas líneas finas, si se aplica rápidamente y de lado, poniéndolo en diagonal procurando que no se detenga mucho tiempo en un mismo lugar y salga demasiado líquido. Mejor que aplicado con pincel. Con tiralíneas también salen líneas finas, con el peligro de marcar el papel demasiado y que baños posteriores se depositen en la superficie rascada del papel y el efecto se estropee.
La anterior y siguiente son dos acaurelas de la Sierra de Alcaraz, en Albacete, con los colores que toman los árboles en esta época. Los amarillos y ocres con cadmios y quinacridonas. Muy cubrientes los primeros, tanto como transparentes son los segundos. Utilizados juntos es importante el orden de aplicación, por el carárter cubriente de los cadmios. Se intenta rodear los colores vivos con otros quebrados, pardos y grises, dentro de lo posible, para que los amarillos resalten. En el primero se ha utilizado índigo para el azukl de las montañas, con algo de cobalto en algunas zonas.
La siguiente es de una foto de Albarracín, con un muro de caliza de fondo sbre el que resaltan los amarillos y ocres. Los mismos que en las anteriores. También se ha utilizado Smalt para algunas manchas azules, aunque los grises salen de mezclar ultramar con siena tostada. Los tonos rojizos que matizan los amarillos de los arboles son de quinacridona, muy transparentes y vivos.
Por último, otra acuarela, esta vez sobre papel Fabriano Studio de 300 gramos, grano grueso. A partir de una foto de la Sierra de Segura de mi amigo Jesús Lozano. Sobre ella se me ha hecho el acertado comentario de que no se separan los planos suficientemente, cosa que es cierta. Solamente hay un primer plano del que se salta a las montañas lejanas. Seguramente si no fuera a partir de una fotografía habría salido más natural, pero las cámaras automáticas lo enfocan todo y nosotros caemos en la trampa de la fidelidad al modelo. Hay que seguir aprendiendo. Tenñía ganas de que llegara el otoño para utilizar ocho o diez pigmentos de quinacridona, de amarillo a violeta, pasando por toda la gama de naranjas, rojos y rosas. Tienen un brillo y una transparencia maravillosos. Son muy intensos y además mezclan muy bien.
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lunes, 19 de octubre de 2015
Acuarelas de otoño
Pues ya está aquí el otoño y nadie sabe cómo ha sido. Menos mal que, por ahora, las estaciones no dependen de la gestión de algunos mandamases que, entretenidos unos en pasar a la historia, otros en huir de la cárcel, y alguno de las dos cosas, seguro que se les pasaba lo de cambiar los colores del paisaje.
La anterior acuarela, de Bienservida en la sierra de Albacete, nos hace sacar los cadmios y quinacridonas a relucir, rodeados de tonos neutros, entre los que no faltan los violáceos de amatista.
En cuanto llega este tiempo toca cambiar las verdolagas y petunias por pensamientos, que la estación es propicia para pensar. Cada vez que voy a comprarlos me asombro de la variedad de colores y matices disponibles. Me gusta poner en los maceteros alguno de tamaño grande rodeado de un par de macetas de pequeños pensamientos, que no es buena época para las grandes ideas. Pienso, luego estorbo.
Una vez puestos en el alféizar de la ventana —hermosa palabra—, ya no se hartan de posar hasta que llega el verano, aunque tienen la tendencia a darme la espalda y mirar hacia los vecinos de enfrente, que están donde sale el sol, por lo que hay que dar la vuelta a los maceteros de vez en cuando. Un día se me van a caer desde el cuarto piso y vamos a tener un disgusto. Algunas veces vienen a libar abejas, abejorros, incuso algúna mariposa colibrí, de esas que se están quietas en el aire, suspendido el cuerpo mientras baten las alas a punto de salirse de los engranajes. ¡Qué barbaridad! ¡Cuántos tocadores de charango quisieran tener mano de colibrí! Cuando alguno de estos visitantes se acerca a mi ventana, me suele pillar con la cámara dispuesta a hacerles un retrato de cuerpo entero, que la fotografía es antigua afición, especialmente la macrofotografía. Estas fotos son de la temporada pasada, con las petunias, que los pensamientos nuevos están aún en su más tierna infancia y todavía no se han desarrollado. Cuando me ponga a leer al lado de la ventana les iré resumiendo las lecturas. Cuando crezcan más, en tamaño y conocimiento, les iré acercando el libro para que lean ellos, que los pensamientos necesitan buenas lecturas.
Estas acuarelas sí son de estos días, aunque a partir de las fotos de las flores del pasado año, que las de ahora aún son muy pequeñas.
El otoño suele traer lluvias, tormentas, nubes y hermosos atardeceres, en la Mancha y en la playa. Las siguientes son acuarelas desde Altea, en la playa de La Roda, prácticamente desde el mismo sitio. Unas veces mirando hacia el sur, Benidorm, otras hacia el norte, Calpe. Se hace la segunda para alejar las gaviotas, que se ponen muy 'cansás'.

Estos tres apuntes en cuaderno se van haciendo mientras se pone el sol, intentando recoger los cambios de luz y color en el cielo y en el peñón de Ifach, la evolución de las nubes y la disolución del paisaje en una bruma invitadora a tomarse uno algo y dejar de pintar. Para esto es buena al acuarela, por su rapidez.


De día, con buen sol, tyodo brilla y no hay otoño en el levante. Una gozada los parajes de la costa desde Altea a Jávea, llegando al cabo de la Nao.
Dos dibujos con pluma y pincel de agua en el regreso a Albacete por Valencia. Seguimos con las nubes propias de la estación.
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