A poco más de 20 km. de Albacete, cerca de la aldea de Cubas, el río Júcar deja los llanos y empieza a serpentear por cañones conocidos como las "Hoces del Júcar". Los acantilados suelen estar coronados por torres de vigilancia árabes y casi todos los pueblecitos, encaramados en los farallones, tienen un castillo, o sus restos, recuerdo de cuando estas tierras eran la frontera entre árabes y cristianos, hasta 1212, año de la batalla de las Navas de Tolosa, cerca de lo que hoy es La Carolina, en Jaén.
Hasta esa época, esta zona era almohade, y suyos son los restos de torreones, murallas y castillos que sobreviven. También son suyos los sistemas de riego que, como en Jorquera, corren paralelos a ambos lados del río, al que devuelven el agua sobrante, una vez regadas las huertas de la vega.
Jorquera, villa medieval con murallas almohades del S. XII, ocupa la cima de una de esas curvas que el río ha tallado. Por una carrera de muchos kilómetros zigzagueando se llega al pueblo pasando por un puente vigilado por la Torre de Doña Blanca.
Hasta esa época, esta zona era almohade, y suyos son los restos de torreones, murallas y castillos que sobreviven. También son suyos los sistemas de riego que, como en Jorquera, corren paralelos a ambos lados del río, al que devuelven el agua sobrante, una vez regadas las huertas de la vega.
Jorquera, villa medieval con murallas almohades del S. XII, ocupa la cima de una de esas curvas que el río ha tallado. Por una carrera de muchos kilómetros zigzagueando se llega al pueblo pasando por un puente vigilado por la Torre de Doña Blanca.
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