martes, 24 de septiembre de 2013

BALEARES 1909. Dibujos y acuarelas.

    —¿He oído que piensas pasar el invierno en las Islas Baleares? —dijo el único británico que encontramos que había estado allí. Bien. Te advierto de que no lo pasarás muy bien. Están casi fuera del mundo. No hay turistas. Ni un alma entiende una palabra de inglés y allí no hay nada que hacer. Si me haces caso, no irás.   De manera que fuimos. Y lo que sigue es un fiel relato de lo que vivimos en estas islas afortunadas.
    Así se incia la obra "THE FORTUNATE ISLES. Life and travel in Majorca, Minorca and Iviza", escrita por Mary Stuart Boyd, ilustrada por A.S. Boyd y publicada en Londres en 1911. Viene a mi blog por sus dibujos a pluma y tinta, que no por las seis o siete acuarelas de escaso mérito, planas, faltas de profundidad y matices, de rígidas figuras, que se añaden a los dibujos. También por mi gusto por estos libros de viajeros británicos de la época, cuyos prejuicios y asombro ante un mundo que les deslumbra y que no acaban de comprender, siempre acaban por arrancarme una sonsira ante la mezcla de prepotencia e ingenuidad con que observan a los nativos, de colmillo más retorcido de lo que ellos suponen. 
   Por otra parte, tanto en inglés como en español, el término "afortunadas" es aplicado no a las islas Baleares sino a las Canarias, ya desde la antigüedad. Blessed Islands, las "Fortunatae Insulae" de Plinio, narrando la expedición del rey Juba II de Mauritania en el 40 a.C. Seguramente lo utiliza más como elogio que como topónimo.
  El autor de las ilustraciones, miembro de la Royal Society of Watercolors, con seguridad ingresaría en tan insigne institución gracias a otras obras, desconocidas por mi, en las que se esmeró más. Sólo he encontrado acerca del pintor una referencia a un trabajo como ilustrador, un cómic con más gracia que las acuarelas pintadas para el libro que nos ocupa. 
  La abundancia de este tipo de libros sobre viajes de finales del siglo XIX y principios del XX, normalmente ilustrados con dibujos a plumilla, grabados y, ocasionalmente, con acuarelas, hace que muchos dibujantes y pintores recurran a producirlos como medio de vida, aunque las urgencias de la imprenta, el gran número de ilustraciones y de libros realizados, así como la escasa recompensa económica, dan lugar a obras por las que no pasarán a la Historia del Arte. Hay algunos dibujos de mérito, por su composición, por el trabajo de líneas para las sombras, dejando bastante papel en blanco. Otros, menos afortunados, resultan infantiles, especialmente en el dibujo de casas y figuras. Igualmente es poco brillante su escasa capacidad para separar los planos, igual de intensos y definidos el las lejanías que en el espacio más cercano. Algunos de sus dibujos tienen tan poca profundidad como sus acuarelas.    Me gusta el uso de baños en gris para acentuar ciertas zonas de sombra, en lugar de enmarañar con rayitas y tramas su dibujo.
   Aunque manifieste ciertas reservas sobre algunos de los dibujos, especialmente las acuarelas, es un encanto leer un libro ilustrado a mano, con imágenes de mucho más valor que la mayoría de las fotografías. De todas formas, el atractivo principal de esta y otras obras similares es el ver cómo eran ciertos lugares, parajes y rincones hace más de un siglo, mejor si es mediante dibujos y acuarelas, así como leer las impresiones y reflexiones de estos viajeros que nos visitaban, unos con respeto y simpatía, otros como el que va al zoo.
 
 Aunque publicado en 1911, el viaje se llevó a cabo en 1909, pues cuenta cómo, a pesar de haberse declarado el estado de guerra, pasearon el domingo por la noche por las Ramblas de Barcelona, rodeados de encantadores viandantes, por las mismas calles y plazas donde un par de días antes le habían contado que sonaban los disparos, bombas y demás sucesos de la Semana Trágica. Desde el "Balear", miran las luces de Barcelona, las montañas detrás y Colón señalando hacia el oeste. Con sus trescientas libras de equipaje, té chino incluído, llegan a Mallorca a las seis y media donde, según ella, una luz radiante iluminaba ya la catedral, el castillo y el puerto donde había gente trabajando.
   Llegada al Hotel Barnils siguiendo a los exhaustos mozos que cargan el equipaje. Olor a café al entrar, alojamiento en tres acogedoras habitaciones donde, junto al café se les sirve algo desconocido para ellos, ni pan, ni bollo ni pastel, con forma de ammonite, que ofrece las mejores cualidades de las tres cosas. "Enciamada", entienden que se llama. En el libro, de agradable lectura, se nos van narrando las vivencias e impresiones de seis meses entre gente tranquila, amable, sin prisas, en medio de una naturaleza exuberante y feraz, donde las flores, palmeras y guisantes se ven crecer, incluso en invierno, donde los hombres no paran de fumar, el sereno felicita por Navidad, se comen cosas extrañísimas y los habitantes se empecinan, de forma irritante para ellos, en hablar su propia lengua.
  Los interesados, pueden descargarse y leer el libro completo o ver allí todas las ilustraciones en este enlace a la biblioteca del Gutenberg Project. 




















También podemos descargar y leer, sobre el mismo tema y lugar, otros dos libros.
  • "Travels through the Balearic and Pithiusian Islands, performed between the years 1801 and 1806" en Californian University Libraries. De menor interés que el libro comentado. SIn ilustraciones, tiene un enfoque más geográfico e histórico que de libro de viajes. Puede aportar la visión de la época en que fue escrito, hace 200 años.
  • "Mediterranean Moods". Footnotes of travel in the islands of Mallorca, Menorca, Ibiza y Sardinia", or J. E. Crawford Flitch, también publicada en Londres en 1911. Accesible aquí.
    Ilustrada con algunas fotografías antiguas, es más descriptivo de los paisajes y la geografía que de vivencias e impresiones personales, con reflexiones históricas y geográficas acerca del Mediterráeo y la antigüedad clásica.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Portugal. Bocetos. Tinta, acuarela y pincel de agua

   Una segunda entrega de dibujos del viaje a Portugal. Es el primer apunte, las columnas de la portada de la Iglesia de San Francisco, en Évora, visitada para acercarnos a la Capella dos Ossos. Dibujo a pluma coloreado con acuarela y pincel de agua chino.

   Fuente de la Praça do Rossío, pareja de otra fuente de un dibujo anterior. Mismo material que la precedente, aunque la pluma utilizada, una Osmiroid con tajo Sketch, bastante flexible, llevaba tinta negra de cartucho, no indeleble como en el dibujo previo. Viene bien en este caso para que al dar los baños de acuarela con el pincel de agua, se diluya la tinta perdiendo definición, desenfocando el fondo, para que resalte la fuente.
   Como la cajita de acuarelas es muy pequeña, en todos los dibujos se utilizan pocos colores. En realidad, salvo para zonas muy concretas, se usan únicamente azul ultramar y siena tostado, con los que se consigue una amplia gama de tonos quebrados, grises más azulados o rojizos según la proporción de la mezcla. Van Gogh de tubo, con los que voy rellenando los medios godets. Luego sap green con ultramar para los árboles y un rojo inglés con algo de ultramar para los tejados. En algunas sombras, violeta en lugar de ultramar, con o sin siena. El uso de un mismo color, presente en casi todas las mezclas, da unidad  y armonía al resultado final, evitando estridencias cromáticas.



   Dibujo del acceso por el claustro que lleva a la Capela dos Ossos, anexa a la iglesia de san Francisco, en Évora. Estilográfica con tinta indeleble Carbon Ink de Platinum. Acuarela, casi únicamente ultramar y siena tostado. Los adornos del arco, con bolígrafo rojo.
  Esta capilla, como su nombre indica, está decorada con los huesos de 5000 esqueletos, cuyas calaveras, tibias, peronés y costillas cubren las paredes de forma tan tétrica como ordenada. En realidad, fue el motivo para detenernos en Évora, especialmente para hacerme una foto en la puerta de acceso a tan alegre capilla, bajo el cartel que avisa: "Nos los ossos que aquí estamos, pelos vossos esperamos". En Évora, hay muchas más cosas que merece la pena ver.

   El último dibujo, con pluma flexible Osmiroid cargada con tinta indeleble. Sobre ese boceto se aplican baños de tinta china en barra disuelta. Siempre hago fotos para terminar los apuntes o para hacer nuevos. Es una plaza que hay tras la iglesia do Carmo, lo que quedó de ella tras el terremoto de 1755. Música en la plaza, en una terraza bajo árboles y sombrillas. ¿Qué mas se puede pedir?
   Estos son los materiales empleados en la mayoría de estos dibujos y bocetos de Lisboa: Brushpen Pentel, plumas estilográficas Osmiroid con tajos Copperplate y sketch, los tres con tinta Platinum Carbon Ink, indeleble. Dos pinceles de agua chinos, con fibra natural, lápiz Stabilo, cajita de acuarelas que compré vacía en Valladolid, hace unos veinticinco años y bloc de papel liso de 120 gramos. Falta en la foto otro bloc de Fabriano de acuarela 300 gr. del mismo tamaño.
   Menos los cuadernos, que caben en el bolso, todo lo demás y algunas otras cosas, van en ese estuche de piel con cremallera que, en origen contenía unas zapatillas de viaje (travelling slippers), uso grabado en la piel. La compré en ebay como parte de un lote de artículos de escritura antiguos. Ese tipo de cosas me recuerda al Orient Express. Dentro, con esmerada letra, se lee que perteneció a un tal J.M. Dumpbell. Donde ahora se encuentre, que sepa que fue a parar a buenas manos.

sábado, 31 de agosto de 2013

LISBOA - Bocetos pluma, rotulador y pincel

   Muy pocos días para disfrutar de una ciudad con tres mil años de historia. Después de Atenas, la más antigua de todas las capitales europeas, anterior a Roma en 400 años. A veces la historia sólo deja ruinas, en otras ocasiones hace florecer maravillas como Lisboa. Tal vez el terremoto y maremoto de 1755 y los posteriores incendios fueran cura de humildad que apartaron a sus habitantes del error, propio de nuevos ricos —tanto personas como países—, de levantar altas torres de Babel. Siendo una gran ciudad, si no muy poblada, sí muy extensa, se ha sabido amoldar al terreno sobre el que ha crecido, echando raíces en las colinas y bordeando el estuario del Tajo. Además de asombrarte con sus monumentos, que abundan, se muestra Lisboa en su conjunto como una unidad monumental, viva, orgánica, con las arrugas y cicatrices propias de la edad, pero hermosa. Da que pensar cómo sería Lisboa si conservara todo lo que el terremoto destruyó. También inquieta imaginar que la posterior reconstrucción, dirigida por el Marqués de Pombal, hubiera caído en manos de una banda similar a la de nuestros gobernantes, financieros y constructores actuales. Seguramente no merecería la pena visitar Lisboa hoy en día. Gracias, marqués.
En esta foto se muestra dónde se hizo el dibujo de la Praça da Figueira, con un rotulador
calibrado de 0,2 y sombras aplicadas con pincel de agua y acuarela gris Payne.
También para mostrar las diferencias entre lo que uno ve y lo que pinta.
   Llevado, subido, bajado y zarandeado por los encantadores tranvías, hemos podido llegar a más sitios de los que habríamos sido capaces de disfrutar si tuviéramos que haber ido andando, que de las patas andamos peor que regular. Seguramente estos dibujos, fotos, bocetos y escritos den para una pequeña guía de "Lisboa para cojos". Afortunadamente, hay muchas plazas y miradores, muchos bares, terrazas, bancos y otros lugares donde descansar en calles y plazas, reponer fuerzas, hidratarse y dibujar. O hacer fotos, porque es demasiado lo que Lisboa ofrece a la vista. Puede resultar excesivo. Acostumbrado a La Mancha, donde con un lápiz y una regla haces un paisaje, hay que tomarse Lisboa con calma, pues en cada recodo hay cien temas para pintar.
  Rotulador calibrado y acuarela. Se dejó sin terminar porque la luz iba desapareciendo. Fue preferible hacer una foto del momento y la iluminación por si del tema queremos hacer una acuarela. No obstante, hay que incorporar sombras y dejar sin colorear únicamente los edificios con la típica piedra blanca de las construcciones nobles. En lugar de pintar, me tomé una caipirinha mientras veía anochecer. Pasaban tranvías hasta las 11 de la noche.

 Rolulador-pincel Pentel con tinta china (Brushpen).


   El anterior, de la Praça do Rossio, con una de las dos fuentes y la fachada del Teatro Nacional. Lugar típico para quedar en Lisboa. Hay kioscos de flores, de donde salieron las que taparon las bocas de los fusiles en la revolución de los claveles. Estilográfica con tinta marrón, pìncel de agua y Pentel brushpen.
   Rapidísimo apunte de esa plaza, desde la calle Calçada do Carmo, hecho con rotulador. El tranvía se añadió para dar color al tema, pues no pasan por allí.
   Otro boceto. Rotulador y acuarela gris Payne con pincel de agua. Se inició con esos maceteros. Luego me fui animando y dada la grandiosidad del escenario, para dar cabida a los elementos recogidos en el encuadre, las plantas quedaron inmensamente desproporcionadas. Licencias del artista, ripios gráficos o como queramos llamarlo, pero así quedó. La foto muestra el ambiente cercano, dominado por una enorme cerveza en la copa más bonita que recuerdo. Os aseguro que no me la llevé. Sólo en foto.
 
   Para terminar por ahora con Lisboa, pues tengo mucho más, el último boceto, más que rápido, vertiginoso. En la esquina del hotel, en el momento de regresar a España, dibujando aún, sentado ya al volante del coche subido a la acera, estacionado de forma digamos que creativa, mientras no me percataba de que a la altura de la ventana de la derecha abierta, paró en paralelo un coche de la policía interesándose por qué leches estaba haciendo allí. Viéndome dibujar, saludaron amablemente y se marcharon. Un encanto. De todas formas, ya no me quedaron ganas de seguir, tengo fotos y además, la calle y la plaza ya las sé de memoria después de tomar en esas mesas cafés pingados y garotos escurinhos durante varios días. También alguna ginjinha.

domingo, 25 de agosto de 2013

Rotuladores y plumillas - ALTEA


   Este dibujo es otro de una serie de ellos realizados con rotuladores grises, penbrush negro y tinta gris con plumilla. Jugando con estos distintos tonos de gris y los diferentes grosores de los rotuladores Stabilo, Edding y Pitt de Faber Castell, junto con la tinta Oyster grey de Montablanc se consiguen efectos interesantes, sobre todo cuando se añaden las sombras más rotundas con el rotulador de pincel Pentel, con tinta china. Incluso adquiere algún ligero matiz de color al usar diferentes marcas que proporcionan unos grises con distintas tendencias más azuladas o cálidas, como se ve en la foto.
   Da que pensar este dibujo acerca de lo acertado o desacertado del encuadre elegido. Altea es un lugar tan bonito que pude resultar excesivo incluir en un mismo encuadre motivos que pueden dar lugar a varios dibujos independientes. Llegamos a pecar de exceso de información y de detalle. Se ha intentado, a pesar del medio elegido, que parece incitar a la minuciosidad, trabajar más con manchas que con tramas de rayitas de plumilla, cosa que sólo en pocas zonas se ha hecho. El resto, con los trazos gruesos del Pitt gris y del Pentel negro, se han ido valorando las zonas, con más rapidez y menos detalle de lo que a primera vista puede parecer. Se incluyen ampliados algunos fragmentos para ilustrar ésto.
    La chispa que este dibujo pueda tener la proporciona el uso del penbrush de Pentel y la flexibilidad y finura de la plumilla, con esos trazos vivos de grosor cambiante según la presión. Si se le quita eso, poco queda de valor en estos dibujos. Para poder hacerlo en cualquier sitio, sin necesidad de tintero y plumilla, haré otro dibujo con esta técnica sustituyendo la plumilla por una estilográfica fina y flexible, como alguna Osmiroid con tajo Sketch o Copperplate, incluso alguna estilográfica de las que he tallado y afilado con las piedras de Arkansas o las pedras das meigas. Ya os contaré.
   Al usar un papel muy satinado y con la temperatura tan alta que hace, el secado es instantáneo. En otro caso incluso podríamos haber conseguido que esos grises se mezclaran aplicándo un segundo tono antes de que seque completamente el primero, como hacemos con las tintas o la acuarela. Este papel tipo couché, hace que algunos trazos ya secos rechacen las sucesivas superposiciones, proporcionando un efecto tan inesperado como expresivo, como tantas veces ocurre, añadido a la sensación de profundidad conseguida con los distintos grises y unos últimos trazos negros ligeramente desplazados.
Por último, los instrumentos utilizados para el dibujo, 
ya comentados previamente.

jueves, 22 de agosto de 2013

Plumilla, rotulador y pincel: ALCALÁ DEL JÚCAR

    Un dibujo de hoy sobre Alcalá del Júcar, en Albacete, de una visita de hace unos días. Sobre cartulina muy satinada se ha dibujado con los tres aparejos que se muestran en la foto siguiente: un rotulador calibrado Rotring Tikky Graphic, del 0,2, una plumilla finísima y flexible (Hunt Artist 66) en un palillero antiguo de Brandauer y un rotulador-pincel de Pentel. Como se me acabaron los cartuchos de repuesto, he llenado uno con tinta indeleble Platinum Carbon Ink, que espero no estropee el pincel. Por ahora va bien.
   Estando en casa no suelo utilizar rotuladores calibrados, maravillosos para pintar en cualquier lugar, pero no podía utilizar plumilla porque lo dibujé, hata llegar a las tramas, en caballete, casi en vertical, igual que las manchas negras de árboles y las sombras fuertes, hechas con el brush-pen de Pentel. Como no quería enmarañarlo excesivamente de rayitas, con esa plumilla Hunt, ya en la mesa, hice las tramas que dan sombra y relieve al asunto con tinta Oyster grey de Montblanc, como se muestra en la siguiente foto. Es una combinación que ya había utilizado otras veces, gris y negro. Tengo que buscar otro Pentel de pincel para cargarlo con gris claro, para pintar en vertical y no tener que entrar en minuciosidades, que con plumilla es fácil —y a veces necesario—.





Por último, la foto de la que sale el dibujo, tomada desde un pequeño ensanche de la carretera en esa zona. Como se puede ver en la foto, no era lugar, ni ocasión, con cerca de 40 grados de ponerse a jugarse la vida pintando allí.