José Garrido. Marzo 2013. Acuarela 46 x 32. |
Son las flores un tema pictórico que me atrae especialmente. La acuarela, con su transparencia y luminosidad, permite sutilezas que la hacen un medio particularmente adecuado para pintarlas. En mis diarios rastreos en internet, especialmente en Facebook, encuentro pintores y obras difícilmente accesibles en mis lugares habituales, sobre todo de artistas orientales que, por su idioma, no suelen aparecer en otro tipo de búsquedas.
Es esta entrada continuación de otra anterior dedicada al mismo tema, y las visitas que ha recibido, casi 1600 en cuatro meses, me anima a publicar esta segunda selección. Son otros los pintores, aunque de los mismos se podrían mostrar muchas otras hermosas obras con este tema floral. Ya se proporcionaron allí enlaces a sus páginas para poder admirarlas.
Violeta africana. Tintas. José Garrido |
Para iniciar esta selección se muestran dos pinturas mías. A partir de aquí, iremos a mejor. La primera con acuarelas, la segunda con tintas, que ofrecen una transparencia muy similar y una técnica parecida. De las siguientes, se indica el autor al pie de cada una de ellas. Proceden de Facebook, donde pueden rastrearse más obras de quienes las han pintado. Todas son actuales con excepción de las dos siguientes, de Franz A. Bischoff (1864-1929), pintor austríaco afincado en Estados Unidos, y la tercera de Anders Leonard Zorn (1860-1920), pintor sueco al que se le ha dedicado anteriormente una entrada en mi blog. Son coetáneos, aunque su pintura es muy diferente. Sirvan para ilustrar cómo la evolución de la acuarela, como la de cualquier otra cosa, no ha sido lineal, sino que en un momento cualquiera conviven técnicas, enfoques y maneras de pintar que pueden desorientar a espectadores desprevenidos.
Viendo las dos anteriores, las podemos considerar más como producto de su época que la siguiente de Zorn. En mi humilde opinión, —"a mi escaso juicio", que diría mi amigo Paco Arteaga—, las de Bischoff son dos acuarelas admirables, y no sólo pensando que hace más de 100 años que se pintaron. Aparte de su técnica irreprochable, de su uso magistral del color y de un dibujo perfecto, cosa más frecuente entonces que ahora y que son valores —para mi— intemporales, exigibles a toda obra de mérito, ya ofrecen un limitado nivel de terminación y cierta sugerencia en algunas zonas que harían levantar las orejas con inquietud a algunos contemporáneos suyos. Si pensáramos que se han pintado hoy, para algunos resultarían excesivamente ajustadas a la realidad, pulcras, incluso "relamidas", aunque conviene al crítico ser cauto en sus valoraciones, siempre respetuoso y medidor de los conceptos que emplea, como el término "superado".
La obra de Zorn, de la misma época, es muy diferente. Resulta totalmente actual. Aunque no hace nada que no se hubiera hecho anteriormente, en cuanto a técnica, puede ser una muestra de la diversidad de tendencias que conviven en cualquier época.
Anders Leonard Zorn |
Ponernos a hablar de lo que pintan los demás nos coloca en una delicada tesitura, pues el que juzga aparece en posición de superioridad respecto al juzgado. Hay quienes opinan, incluso con crueldad, sólo para encaramarse a esa inmerecida altura.
(...) "Los que se meten a dar preceptos deben de estimarse más hábiles que aquellos a quienes los dan, y son muy censurables, si faltan en la cosa más mínima" (...) Descartes.
No es así en mi caso, ni se pretende, y es legítimo opinar, comentar y criticar, incluso con desaprobación, pero con respeto. Se puede llegar a tener una opinión cualificada incluso en un arte que el opinante no practica. Pero hay que ser comedido y escrupuloso. Especialmente cuando el que opina es otro pintor.
Tan modestos suelen ser los grandes como soberbios los mediocres. Suele ir unida la mediocridad a la ignorancia, cuando no es la segunda el origen de la primera. Conocer nos hace modestos, humildes, sabedores de la enorme dificultad de hacer algo nuevo, especialmente si nos movemos en el terreno de la figuración, más o menos temperada. La abstracción abre otras puertas, posibilidades de sorprender y de innovar, aunque en no pocas ocasiones nos adentren en habitaciones vacías. La sorpresa, si es agradable, es un valor añadido, pero no puede ser el único de una obra. Tampoco el precio es buena vara de medir.
Claro está que el plasmar en una obra un minucioso y fiel reflejo de la realidad, que incluso la mejora, —el canon llevado a la perfección—, es vía agotada. Pensar que lo que iniciamos ahora ya se ha hecho antes mejor, es una idea paralizante, luego hay que hacer —en lo posible— algo nuevo. Algunos aficionados —y otros que ya no lo son tanto— no llegaremos nunca a pintar como ya se hacía hace siglos, pero unos pocos elegidos han dado pasos significativos hacia la simplificación, la síntesis, la sugerencia, el gesto suelto y expresivo, que sí los separan de los genios del pasado.
Estos grandes pintores actuales a quienes me refiero, han logrado una pintura personal, capaz de emocionar, incluso de asombrar, a diferencia de otros que incurren en el error de considerar a los demás tan ignorantes como lo son ellos y de querer sorprendernos con algo que ya se hacía hace siglos. Aunque ellos no lo sepan. O sí.
Que una creación artística forme ya parte de la Historia, se considere ya asimilada, base para ulteriores avances, es lo que nos llevaría a calificarla como "superada", pero en el paradójico sentido de acabada por perfecta, vía agotada por imposibilidad de mejorar sus logros. Tal vez lo sea como etapa, pero no siempre hay que inferir de tal término que la reacción que lleva al cambio suponga una subida a un escalón siguiente. Y menos por parte de todos.
Toda esta disgresión se podría resumir en recomendar un extremo cuidado con el uso de conceptos como "mejor", aplicados a la creación artística. Se pasa a la siguiente etapa, diferente, pero no siempre superior. No todos pasan a la vez. Algunos nunca.
Estos grandes pintores actuales a quienes me refiero, han logrado una pintura personal, capaz de emocionar, incluso de asombrar, a diferencia de otros que incurren en el error de considerar a los demás tan ignorantes como lo son ellos y de querer sorprendernos con algo que ya se hacía hace siglos. Aunque ellos no lo sepan. O sí.
Que una creación artística forme ya parte de la Historia, se considere ya asimilada, base para ulteriores avances, es lo que nos llevaría a calificarla como "superada", pero en el paradójico sentido de acabada por perfecta, vía agotada por imposibilidad de mejorar sus logros. Tal vez lo sea como etapa, pero no siempre hay que inferir de tal término que la reacción que lleva al cambio suponga una subida a un escalón siguiente. Y menos por parte de todos.
Toda esta disgresión se podría resumir en recomendar un extremo cuidado con el uso de conceptos como "mejor", aplicados a la creación artística. Se pasa a la siguiente etapa, diferente, pero no siempre superior. No todos pasan a la vez. Algunos nunca.
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Ahora vienen las acuarelas que hemos seleccionado. Todas ellas me parecen admirables, ilustrativas de diferentes formas de enfrentarse a la pintura de unas flores con este medio.
Pittaya Tamornsuwan |
Samir Mondal |
Adisorn Pornsirikarn |
Adisorn Pornsirikarn |
Hsieh Ming Chang |
Morten E Solberg |
Peng Ruhua |
Kate Osborne |
Pedro Orozco Tristán
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Zha Shouxing |
Adisorn Pornsirikarn |
Zhou Zhongyao |
Aud Rye
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Cang Shan |
Jiang Yue |
Zhou Chongzhang |
Jean Claude Papeix |
Maung Oo |
Sinjongsik |
Hsieh Ming Chang |
Lada Galkina |