Sigo con las acuarelas sobre Alpera y su comarca. Principalmente
paisajes, por ahora. Alguna calle, caseríos, aldeas, árboles y cielos.
El tema es inagotable, como cualquier otro tema, para jugar con el
color, con la opción de elegir pigmentos que granulan junto a un papel
que resalte el efecto. Otras veces es un papel satinado y la economía de
color lo que busca armonía y suavidad... Es el momento de rentabilizar
tantas pruebas, tantos pigmentos diferentes, la variedad de papeles y
pinceles. Respecto a estas dos últimas cosas, hay menos probaturas; los
pinceles suelen ser de Escoda, salvo alguno chino, y los papeles de
Garzapapel, salvo casos en los que se indica otra cosa. Salvando los
previsibles imprevistos de la acuarela, ya perdemos poco tiempo en pruebas y
vamos, dentro de lo posible que no es demasiado, a lo seguro. Lo que
cuento es mi experiencia con estos materiales, en modo alguno una guía de cómo
deben de hacerse las cosas, ni sobre lo que hay que usar o no, que ya
quisiera yo saberlo. Cuento lo que hago y lo que utilizo por si a
alguien le resulta útil, no se trata de impartir lecciones que más estoy
en condiciones de recibir que de impartir. Conviene aclararlo.
Los pigmentos que usamos aquí ahora son los que tanto tiempo venimos
comentando. Aunque no se renuncia al siena tostado y ultramar de
Talens, bien Van Gogh o Rembrandt, o a algunas tierras de Kremer, última
incorporación, la mayor parte de los pigmentos usados son de Daniel
Smith. Tengo un surtido realmente abrumador y, aunque los verdes y azules
siempre suelen ser los mismos (verdes de Jadeite, Serpentine y Deep Sap Green), a
veces probamos con Perilene, Undersea green, apatite y otros. El azul
de lapislázuli es fijo, como el cobalto de Kremer o el ultramar de
Rembrandt. He probado el de Daniel Smith y tiene un tono y una
transparencia maravillosos. Lo he usado para las sombras últimamente,
solo o con alizarina. Otras veces, para oscurecer zonas o resaltar
sombras recurro al índigo o a los azules oscuros que más granulan de Daniel
Smith: sodalita, lunar blue o apatita. También a sus violetas, como la
amatista o el violeta de quinacridona, muy transparente.
A veces elijo un tono de Daniel Smith porque me encanta ver los
brillos y reflejos que presentan los cristales de estos pigmentos
minerales cuando están secos. Esto ocurre con algunos de ellos,
especialmente el sugilite, un color lavanda gris violáceo, el bronzite o
la amatista. Esto de pintar con piedras preciosas machacadas tiene su
aquel.
Aunque lo que cuento parece una locura, tantos pigmentos para
elegir, en realidad en cada acuarela sólo se recurre a unos pocos, a
veces cuatro colores, casi nunca más de seis. Pero esa elección ya marca
el carácter y el ambiente del tema elegido. La anterior acuarela y la
siguiente, un mismo tema —unas encinas centenarias de Alpera—, muestran
lo que digo. También el papel, Arches satinado la primera, Arches de
grano grueso la segunda. Menos textura y más nitidez de las pinceladas,
que quedan más presentes, menos mezcladas. Algo más impresionista y
suelto. Las sombras con los violetas mencionados, especialmente amatista
o mezclas de ultramar o índigo.
Utilizar pocos colores da armonía al conjunto, por lo que los
azules del cielo se utilizan para matizar los demás colores usados,
pocos, pero que se enfrían con esos azules, a los que se vuelve a
recurrir para las sombras.
En varias de las acuarelas últimas recurro a algo que salió por
casualidad hace un tiempo. Se trata de las piedrecitas con sus sombras,
que aporta relieve, detalle en los primeros planos y resalta la
dirección de la luz. Como es natural no se dibujan de una en una ni se
han previsto incialmente en tamaño, lugar exacto ni resultado final. Se
trata de dar brochazos con el pincel bastante seco en la dirección de la
luz. Luego basta con ir aprovechando algunos de los blancos que se
marcan con la textura del papel, eliminando otros con el mismo color
usado, aún en el pincel. Las mayores rocas sí que se dejan en blanco
intencionadamente. Al final se añaden unos trazos rápidos marcando
sombras y queda ese efecto que aprentemente es laborioso y meditado. Se
puede ver en la segunda acuarela y en las tres siguientes.
También seguimos con los verdes, con los que ya tenemos trato de
antiguo con los árboles, flores y paisajes. Como digo, básicamente
jadeita y sap green oscuro, aunque algunas veces busque otros más claros
y jugosos como la apatita, serpentine. incluso viridiana. Casi nunca
solos. Siempre acabo mezcándolos con los azules o tierras que hay en la
paleta en ese momento. Si no cantan demasiado.
Luego a luego voy a empezar a hacer algunos dibujos con tintas, con plumilla, cálamo, pincel... Hay que variar y cambiar de historia de vez en cuando. Ya os contaré.