Esta es la tercera serie de marcapáginas, por ahora, porque están teniendo más exito y demanda de lo que yo pudiera haber imaginado. También me han hecho algunas preguntas sobre materiales y técnica utilizados. Vamos a hablar de ello.
Me han comentado que tienen un aire oriental. Eso es como si tocando la guitarra me dijeran que suena a Martin Taylor. Admiro la pintura oriental, su frescura y espontaneidad, el uso maravilloso de los pinceles. Si en algo se parece lo que hago a esa forma de pintar, voy bien. La verdad es que no me canso de ver y estudiar la acuarela china y japonesa, tradicional y contemporánea. Ese uso caligráfico de los pinceles, con trazos rápidos y seguros, es algo que me deja perplejo y que intento conseguir. Llevo adelantado que durante muchos años he utilizado plumillas de caligrafía y algo hay en común, pues siempre se repiten trazos, de automatizan gestos y movimientos para sacar una hoja o una flor de una sola pincelada.
Aunque voy aumentando el repertorio, básicamente siempre hago lo mismo, cambiando colores y formas, pero aprovechando esos trazos básicos una y otra vez. El único secreto es hacerlo deprisa, procurando que cada elemento se consiga, como digo, de un único trazo, buscando expresividad y soltura. Utilizo
a veces la técnica de cargar el pincel con dos tonos distintos. Una vez
está disuelto en todo el mechón del pincel el tono básico, verde claro
para las hojas, se toma en la punta o en un lado pintura más oscura y
densa. Así se consigue de un solo trazo dar cierto relieve a la
pincelada, evitando insistir en la misma zona, lo que siempre quita
transparencia y modificaría la espontaneidad del trazo. Se ve el
resultado en las hojas de la imagen anterior.
Vamos con los materiales. Aunque no sale en la foto, lo principal es una papelera grande. Nada tiene arreglo. Si no sale a la primera, mejor no insistir. Tampoco se ve el papel utilizado, últimamente papel de acuarela Fabriano de 300 gr. con grano medio. Pinturas variadas: principalmente Rembrandt y Van Gogh, Bizancio, algunas de Schmincke y dos o tres colores de W&N. Los colores que más utilizo son el violeta ultramar de Bizancio y el violet blue de Van Gogh para los lirios, el rosa madder y turquesa de W&N, el azul ultramar oscuro de Van Gogh, que no cambio por ningún otro, si acaso por el Rembrandt, el cerulean blue de Rembrandt, un amarillo no cubriente —no me gustan los cadmios—, y verde oliva y sap green claro. Pocas veces esmeralda. Los verdes los oscurezco con azul índigo o ultramar y, ... poco más.
Lo más importante de los materiales utilizados son los pinceles. Es el punto decisivo, al menos para mi. Si quiero hacer una hoja o un pétalo de un solo trazo, no vale cualquier pincel. Como no me gusta tener que depilar las acuarelas, uso poco los pinceles chinos, lo que es una lástima pues responden muy bien, pero sueltan pelos por todos sitios y si les aprietas para escurrir agua, te quedas con el mechón entero en el trapo. Lo mejor es lo que se ve en la foto: dos pinceles Escoda de marta kolinsky (del 8 y del 10), afilados, suaves, pero con nervio y que cargan una barbaridad de agua. Los tengo un montón de años y como nuevos. Si alguna vez necesitara una peluca, Dios no lo permita, se la pediré a Josep Escoda y familia, porque sus pinceles no pierden un pelo. Con ellos hago las hojas y pétalos de mayor tamaño. Como hago varios marcapáginas a la vez, espero que se sequen para añadir pinceladas superpuestas que añaden profundidad, relieve y transparencia.
Cuando se ha secado todo, cambio de pincel. Empecé utilizando un rigger, un pincel de esos finos con el mechón muy largo, para que carguen pintura suficiente. Al final me he decantado por otro Escoda, de pelo de ardilla. Es un pincel raro, difícil, pues es excéntrico. No me refiero a que tenga costumbres insólitas y peregrinas, sino que la punta no está en el centro. Tiene un mechón muy largo y, aunque el que tengo es del 12, termina en una punta finísima que hace líneas inverosímiles. Para hacer ramas, detalles y trazos sueltos no conozco nada mejor. En la foto anterior y siguientes se puede ver algunos de los trazos que se hacen con él. también algunas hojas y ramas, ejercicios y prácticas previas, convenientes antes de arrojarse al vacío del papel en blanco.
Por último, y no
menos importante, por detrás escribo una frase con mi letra de los
domingos, procurando esmerarme y mejorar. En ese tema también tengo
mucho que aprender. Por falta de plumillas no es, que tengo miles y miles.
Una serie de marcapáginas, A partir de un encargo, llevo un mes haciendo marcapáginas en el poco tiempo libre disponible. La mayor parte de ellos están hechos con acuarela, con tema de flores. Procuro hacerlos de forma rápida, suelta, ayudado porque el formato y el tamaño ayuda mucho a simplificar y a no abusar del detalle.
Los papeles utilizados son tipo pergamino, cartulinas con textura, algunos de ellos coloreados en tonos ocres o verdes. Acuarelas Rembrandt en pastilla y pinceles no excesivametne pequeños, (Escoda de marta del 6 y del 10). Es importante un buen pincel, afilado y suave, que cargue suficiente agua, pues cada hoja o pétalo debe salir de una pincelada. También un rigger para algunas líneas y detalles.
Lo mejor es hacerlos en serie, de cinco en cinco, con un mismo tema. Así salen más rápido al usar un pincel y un color cada vez para un mismo elemento, variando de uno a otro en lugar y dispocición.
Por detrás llevan una frase, un proverbio, un consejo o una maldad, escrita con distintas plumillas procurando hacer una letra caligráfica, aunque es éste un aspecto que habría que mejorar. Los siguientes se harán dibujando a lápiz líneas guía para conservar tamaño e inclinación de la letra, pues escribiendo de forma espontánea, la tetra pierde consistencia.
También he hecho algunos con pluma estilográfica y pincel de agua, bastante más laboriosos, pero que añaden variedad al conjunto. Habrá que llevar papeles cortados a este tamaño y aprovechar ratos perdidos en dibujar algunos más con esta técnica.
Recupero aquí la serie anterior, dibujados para el encargo que llevó a la oportunidad de trabajar este tema. Ahora quedaría venderlos, si es posible.
Aquí se ve el montaje para hacerlos y secarlos en serie:
Argumenta Cervantes en el prólogo al Quijote que, según dicen, tuvo que escribirse a sí mismo, a falta de quien se prestara a componérselo:
"Desocupado lector, sin juramento me podrás creer que quisiera que este
libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más
gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo
contravenir al orden de naturaleza; que en ella cada cosa engendra su
semejante. Y así, ¿qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado
ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y
lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien
como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su
asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el
lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos,
el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu son grande parte
para que las musas más estériles se muestren fecundas y ofrezcan partos
al mundo que le colmen de maravilla y de contento. Acontece tener un
padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone
una venda en los ojos para que no vea sus faltas, antes las juzga por
discreciones y lindezas y las cuenta a sus amigos por agudezas y
donaires. Pero yo, que, aunque parezco padre, soy padrastro de Don
Quijote, no quiero irme con la corriente del uso, ni suplicarte, casi
con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, lector carísimo, que
perdones o disimules las faltas que en este mi hijo vieres; y ni eres su
pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío
como el más pintado, y estás en tu casa, donde eres señor de ella, como
el rey de sus alcabalas, y sabes lo que comúnmente se dice: "que debajo
de mi manto, al rey mato". Todo lo cual te esenta y hace libre de todo
respecto y obligación; y así, puedes decir de la historia todo aquello
que te pareciere, sin temor que te calumnien por el mal ni te premien
por el bien que dijeres de ella".
Laurentino Martí
Viene al caso la cita de Cervantes porque, a falta de dos meses para que mi blog cumpla dos años, empieza a abrumarme tanto la cantidad de visitas recibidas (unas 18.000 mensuales), como el saber quiénes lo leen. De hecho llevo un mes paralizado, intentando reflexionar sobre la forma de darle si no una mejor organización, al menos alguna. Es un blog poliédrico donde quien lo escribe salta de un tema a otro, movido por sus impulsos, interes y amores: de las acuarelas a las cimas de San Odón; de la música a la epístola, del convento a la sala de exposiciones, de pincharse con una plumilla de Gillott a mancharse con una nueva tinta...
En fin. Después de darle muchas vueltas, he llegado a la conclusión de que no tiene remedio. Releyendo el prólogo de Cervantes me he consolado. ¿Qué cabría esperar?
Laurentino Martí
Laurentino Martí
Tema central del blog es la acuarela, cosa que me produce tantos placeres ajenos como frustraciones propias. A ella dedico esta entrada, para mi bastante especial, monográfica de flores y con presencia de algunos de los mejores pintores actuales que conozco.
Laurentino Martí
Geoffrey Wynne
La entrada de hoy es muy sencilla y, a la vez, muy costosa de hacer para mi. Llevo años buscando, analizando, estudiando y recopilando acuarelas. Gracias a los distintos foros y lugares de internet, ahora tenemos acceso a infinidad de ellas, lo que supone una oportunidad y un privilegio inimaginable hace pocos años. Tenemos una exposición en casa cuando queramos.
Laurentino Martí
Bien es cierto que no es lo mismo ver una obra en la realidad que en la pantalla del ordenador, a tamaño reducido, con escasa calidad de la fotografía a veces. Es mucho lo que se pierde. En ocasiones el color muestra variaciones enlos tonos respecto a la obra original, de la que se pierden matices, texturas y detalles y demás está argumentar razones que dejen claro que lo que hay que hacer es visitar exposiciones y ver las obras en vivo. Y a quien la economía se lo permita, comprar. Adquirir aquella obra con la que queramos convivir, la que deleite nuestra vista todos los días desde un lugar preferente de nuestra casa.
Para mi es ése el mejor criterio, si no el único. Otra cosa sería entrar en el aspecto especulativo que tanto daño ha hecho al arte. Lo compro porque mañana valdrá más, aunque no esté dispuesto a poner tal engendro encima de la chimenea. No es el caso de ninguna de las acuarelas que así se incluyen.
Geoffrey Wynne
Geoffrey Wynne
Desgraciadamente, no me puedo permitir el lujo de tener en casa ninguna de las maravillosas acuarelas que se muestran en esta entrada o en otras de mi blog, salvo las que yo pueda pintar, sabiendo que, aunque viviera mil años, no haría algo de tal altura. Porque no es fácil. Hay obras que, nada más contemplarlas, incluso los profanos intuyen que crear algo así es cosa de unos pocos elegidos. Viendo otras, aparentemente más sencillas, algún incauto puede considerar que están al alcance de cualquier pintor aplicado. Craso error. Pasando del dicho al hecho, con los pinceles en la mano, esta difícil técnica pondrá a cada cual en su sitio. Incluso lo que teníamos por más sencillo se revelará imposible.
Geoffrey Wynne
Geoffrey Wynne
Guan Weixing
Lo que digo puede resultar desalentador, y no es mi intención desanimar. Al contrario, en este blog se intenta mostrar hasta qué punto la acuarela no tiene límites, dejar ver distintos pintores y diversas formas de aprovechar los recursos que ofrece esta difícil técnica pictórica. También hablamos de cómo este río ha desembocado en la acuarela actual, a la que algunos llegaron hace cien años mientras otros, por ignorancia o por simple esclerosis facial, dolencia frecuente en el gremio, como nuevo presentan lo que ya aburría en 1850.
John Yardley
John Yardley
Nunca se muestran obras pintadas con otros medios, salvo dibujos con tintas, plumillas, o lápiz. Pero no óleo o acrílicos. Es una pequeña venganza en pago al desprecio de quienes han querido que la acuarela se considere un arte menor. No lo es. Viendo cualquiera de las obras de esta entrada, puede uno imaginar qué serían capaces de hacer con óleo quienes han pintado estas acuarelas. No han tenido en ellas oportunidad de rectificar. En una acuarela uno casi puede ver la mano del artista retirándose después dedar una pincelada. Se adivina el gesto, irreversible, definitivo, sin vuelta atrás. Si el color obtenido no es el adecuado, no hay corrección ni superposición que lo modifique. Mal admite la acuarela rectificaciones, dudas y afeites.
Yuko Nagayama
Yuko Nagayama
Yuko Nagayama
Algunos pintores son especialistas en flores, como Yuko Nagayama o Cembranelli; otros sólo ocasionalmente las pintan aunque lo hacen con su habitual genio y de forma inconfundible. Que un pintor consiga que una obra sea reconocida como suya nada más verla, es un logro envidiable. Ocurre con Laurentino Martí y Cembranelli, con Geoffrey Wynne y Nagayama. En ellos vemos diferentes paletas, estilosdirectos y gestuales o más minuciosos y elaborados, especialmente por las escenas que componen, incluyendo más elementos o dando otro paso en el nivel de terminación. Distintas maneras de pintar, todas geniales.
Fabio Cembranelli
Fabio Cembranelli
Fabio Cembranelli
Para ofrecer otros enfoques de este tema, se muestran aquí algunas de las acuarelas que, casi a diario, selecciono y recomiendo en facebook. Muchas de ellas son de pintores orientales, tanto de los que siguen más de cerca las tradiciones pictóricas chinas o japonesas, como los que se van apartando de ellas, conservando un dominio del trazo, del uso del pincel y del color que merece ser estudiado.
Estos son ejemplos de la mencionada engañosa sencillez de algunas acuarelas. Si, además, pintamos sobre papel de arroz, especie de esponja plana, ingobernable soporte con voluntad propia, nuestro retiro de este arte está próximo. Aunque parezcan elementales ejercicios, son obras más cercanas del final que del principio de la práctica con la acuarela, obras de un experto, no un principiante. En pintura, como en música, los silencios son decisivos y la calidad de una obra no se mide por la cantidad de notas. Es la humilde opinión de un catacaldos occidental.
Tian Yulin
Jinghua Gao Dalia
Abe Toshiyuki
Wang Young
Hsieh Ming Chang
Hsieh Ming Chang
Li Xihua
Feng Lu
Li Qing
Liu Yi
Zhao Zhiqiang
Otras acuarelas seleccionadas de pintores en facebook. Se eligen porque muestran formas distintas de enfrentar el tema y quería incluir otras posibilidades y maneras. Casi todas se quedan en el nivel de sugerencia que me gusta; algunas algo más minuciosas y detalladas, pero sin llegar a ese momento en que se hace más alarde de paciencia que de arte.
Infinidad de acuarelas se han echado a perder por un excesivo trabajo, pues el horror al vacío, el no saber parar a tiempo es uno de los principales defectos no en la acuarela, sino en cualquier obra. La medida justa, el nivel de acercamiento a la realidad, la tensión entre síntesis y realismo, entre detalle y sugerencia, no creo poder expresarlo mejor que W.L. Judson, en su obra "The building of a picture", Sanderson Publishing Company. Los Angeles & San Francisco, 1902:
Traduzco: "Cuando una pintura es trabajada hasta sus últimos detalles, su historia está definitivamente contada hasta la última palabra. Su encanto pronto se agota, porque no tiene nada más que dedir. Ofende el amor propio, como el narrador que insiste en explicar sus chistes".
Esta recomendable obra, puede descargarse íntegra en este enlace desde la Biblioteca de la Universidad de Los Ángeles.
Susan Crouch
Christian Graniou
Stan Miller
Ivars Jansons
Judy Greenberg
Piet Lap
Художник Namtaeksu
Вячеслав Коробейников
Жао Жичанг
Añado posteriormente un enlace a un vídeo de Geoffrey Wynne con un paso a paso de una magnífica acuarela:
Enlaces a las páginas de los pintores de esta entrada: