Dibujos de un recorrido por demasiados sitios en muy poco tiempo. Es normal que, cuando uno viaja, vaya dejando a lo largo de la ruta muchos lugares sin visitar. ¿Se puede pasar de largo a pocos kilómetros de Segóbriga, del monasterio de Uclés, de Urueña, de Valladolid, de Toro..? ¿Puede uno recorrer los viñedos de Valladolid, Toro, Rueda, acercarse al Bierzo, y no traer el maletero cargado de vino? Se puede, aunque no se debe. No hay nada peor que un viaje con prisas, pues deja de ser un viaje aunque uno recorra 1300 kilómetros en tres días. Una pena. Come, cena, duerme en sitios distintos, hace fotos y algunos dibujos, pero uno vuelve pesaroso de haberse dejado casi todo sin ver. Es cierto que ya se conocían algunos de estos lugares, pero demasiado cerca quedaron otros sin una simple visita.
Rodear Madrid, luego estancias o paradas en León, Zamora, Salamanca, Ávila y Toledo, por citar solo las capitales de provincia. Aprovechando el desayuno, la cerveza o el café para hacer un dibujo en el cuaderno, terminado en el mismo sitio o después, que a veces ni dio tiempo para más. Aún quedan en los cuadernos dos o tres dibujos abocetados pendientes de terminar. Dos cuadernos, uno blanco, otro kraft marrón, una gavilla de rotuladores y una cajita de acuarelas, que esta vez llevábamos pocos apechusques, pues la cosa era previsible.
Una tarde en León, cena con unos amigos, desayuno al día siguiente frente al Parador con tiempo para dibujarlo un par de veces, y muchos desplazamientos haciendo recados por la ciudad, pasando varias veces al lado de las murallas romanas, cuando este lugar esa sede de la Legio VI Victrix. Y salida para comer en Zamora. Los dos dibujos de Zamora, desde la otra orilla del Duero, se hicieron con calma, alargando la hora de comer en un paraje precioso en la orilla del río.
Un café en Salamanca, después de recorrer algo de la ciudad, donde hay demasiadas cosas que ver para tan poco tiempo.
Rodear Madrid, luego estancias o paradas en León, Zamora, Salamanca, Ávila y Toledo, por citar solo las capitales de provincia. Aprovechando el desayuno, la cerveza o el café para hacer un dibujo en el cuaderno, terminado en el mismo sitio o después, que a veces ni dio tiempo para más. Aún quedan en los cuadernos dos o tres dibujos abocetados pendientes de terminar. Dos cuadernos, uno blanco, otro kraft marrón, una gavilla de rotuladores y una cajita de acuarelas, que esta vez llevábamos pocos apechusques, pues la cosa era previsible.
Una tarde en León, cena con unos amigos, desayuno al día siguiente frente al Parador con tiempo para dibujarlo un par de veces, y muchos desplazamientos haciendo recados por la ciudad, pasando varias veces al lado de las murallas romanas, cuando este lugar esa sede de la Legio VI Victrix. Y salida para comer en Zamora. Los dos dibujos de Zamora, desde la otra orilla del Duero, se hicieron con calma, alargando la hora de comer en un paraje precioso en la orilla del río.
Un café en Salamanca, después de recorrer algo de la ciudad, donde hay demasiadas cosas que ver para tan poco tiempo.
Al menos paramos frente a la Universidad, que ya habíamos dibujado hace un tiempo para un encargo a partir de una foto. Recupero ahora ese dibujo acuarelado, que no publiqué en el blog en su momento. Poco ha cambiado, salvo que hoy está lleno de turistas, como casi todo en todo este recorrido.
Las murallas de Ávila y la puerta de Toledo, dos dibujos rápidos antes de dar una vuelta por el interior de ambas ciudades sin pararnos demasiado. Luego los pondré aquí, que están sin terminar.