Muy pocos días para disfrutar de una ciudad con tres mil años de historia. Después de Atenas, la más antigua de todas las capitales europeas, anterior a Roma en 400 años. A veces la historia sólo deja ruinas, en otras ocasiones hace florecer maravillas como Lisboa. Tal vez el terremoto y maremoto de 1755 y los posteriores incendios fueran cura de humildad que apartaron a sus habitantes del error, propio de nuevos ricos —tanto personas como países—, de levantar altas torres de Babel. Siendo una gran ciudad, si no muy poblada, sí muy extensa, se ha sabido amoldar al terreno sobre el que ha crecido, echando raíces en las colinas y bordeando el estuario del Tajo. Además de asombrarte con sus monumentos, que abundan, se muestra Lisboa en su conjunto como una unidad monumental, viva, orgánica, con las arrugas y cicatrices propias de la edad, pero hermosa. Da que pensar cómo sería Lisboa si conservara todo lo que el terremoto destruyó. También inquieta imaginar que la posterior reconstrucción, dirigida por el Marqués de Pombal, hubiera caído en manos de una banda similar a la de nuestros gobernantes, financieros y constructores actuales. Seguramente no merecería la pena visitar Lisboa hoy en día. Gracias, marqués.
Llevado, subido, bajado y zarandeado por los encantadores tranvías, hemos podido llegar a más sitios de los que habríamos sido capaces de disfrutar si tuviéramos que haber ido andando, que de las patas andamos peor que regular. Seguramente estos dibujos, fotos, bocetos y escritos den para una pequeña guía de "Lisboa para cojos". Afortunadamente, hay muchas plazas y miradores, muchos bares, terrazas, bancos y otros lugares donde descansar en calles y plazas, reponer fuerzas, hidratarse y dibujar. O hacer fotos, porque es demasiado lo que Lisboa ofrece a la vista. Puede resultar excesivo. Acostumbrado a La Mancha, donde con un lápiz y una regla haces un paisaje, hay que tomarse Lisboa con calma, pues en cada recodo hay cien temas para pintar.
Rotulador calibrado y acuarela. Se dejó sin terminar porque la luz iba desapareciendo. Fue preferible hacer una foto del momento y la iluminación por si del tema queremos hacer una acuarela. No obstante, hay que incorporar sombras y dejar sin colorear únicamente los edificios con la típica piedra blanca de las construcciones nobles. En lugar de pintar, me tomé una caipirinha mientras veía anochecer. Pasaban tranvías hasta las 11 de la noche.
Rolulador-pincel Pentel con tinta china (Brushpen).
El anterior, de la Praça do Rossio, con una de las dos fuentes y la fachada del Teatro Nacional. Lugar típico para quedar en Lisboa. Hay kioscos de flores, de donde salieron las que taparon las bocas de los fusiles en la revolución de los claveles. Estilográfica con tinta marrón, pìncel de agua y Pentel brushpen.
Rapidísimo apunte de esa plaza, desde la calle Calçada do Carmo, hecho con rotulador. El tranvía se añadió para dar color al tema, pues no pasan por allí.
Otro boceto. Rotulador y acuarela gris Payne con pincel de agua. Se inició con esos maceteros. Luego me fui animando y dada la grandiosidad del escenario, para dar cabida a los elementos recogidos en el encuadre, las plantas quedaron inmensamente desproporcionadas. Licencias del artista, ripios gráficos o como queramos llamarlo, pero así quedó. La foto muestra el ambiente cercano, dominado por una enorme cerveza en la copa más bonita que recuerdo. Os aseguro que no me la llevé. Sólo en foto.
Para terminar por ahora con Lisboa, pues tengo mucho más, el último boceto, más que rápido, vertiginoso. En la esquina del hotel, en el momento de regresar a España, dibujando aún, sentado ya al volante del coche subido a la acera, estacionado de forma digamos que creativa, mientras no me percataba de que a la altura de la ventana de la derecha abierta, paró en paralelo un coche de la policía interesándose por qué leches estaba haciendo allí. Viéndome dibujar, saludaron amablemente y se marcharon. Un encanto. De todas formas, ya no me quedaron ganas de seguir, tengo fotos y además, la calle y la plaza ya las sé de memoria después de tomar en esas mesas cafés pingados y garotos escurinhos durante varios días. También alguna ginjinha.
Bueno, bueno, qué cantidad de dibujos! Me encantan porque son testigos gráficos de lo que allí viviste, viste y te apeteció dibujar. Con diferentes materiales y estilos, incluso con acuarelados, que aunque les falte un poco de sombreados, para mi, ya están bien. No es una acuarela, sino un apunte y ya cumplen como tal.
ResponderEliminarLa calle de la plaza desde la Calçada de Carmo, genial y... ya ves lo sencilla que es!
Las demás también me gustan y es así como debe ser vista una ciudad a través de cuadernos de viajes.
Magnífica descripción de la ciudad. No conocía todo lo que cuentas ni sabía de su antigüedad. Solo conocía su historia desde la época de los Reyes Católicos.
Gracias por todo.
Un abrazo.
Gracias, Joshemari, por tu comentario y tu atención. Me quedean muchos dibujos, algunos sin terminar, para ponerles sombras o darles con el pincel de agua y extender la tinta. Es que allí dibujaba con avaricia, pues todo me parecía pintable, además de que mi garrota y yo necesitamos sentarnos a menudo, cosa que venía bien para hacer un descanso, tomar algo fresco y dibujar.
ResponderEliminarHabía estado en Portugal, al norte, pasando desde Galicia, pero nunca en Lisboa, y me ha encantado. Seguiré poniendo dibujos de la serie, aqui y algunos en Ladrones de Cuadernos.
Yo voy por épocas. Tú no paras, siempre sales a dibujar por Barcelona o donde estés en cada momento. Una envidia de cantidad y de calidad. Tus bares, claustros y calles, magistrales.
Saludos, Pepe Garrido,
ResponderEliminarQué recuerdos me traen tus dibujos de Lisboa. Es una ciudad que tiene, como dices, cien dibujos en una patada. Gran colorido de sus edificios y grandiosas plazas y vistas. Hasta otra.
Fernando
Me alegro de haber despertado recuerdos de este hermoso lugar. Gracias por tu comentario.
EliminarPreciosos dibujos de Lisboa, sin duda una ciudad fascinante, y preciosos los dibujos de Altea.
ResponderEliminarEste verano en un mercado medieval encontré en uno de los puestos una plumilla Gillott's, y que te habia leido que son buenas. Estoy deseando probarla, y ya te contaré. Gracias y gracias por compartir tus dibujos, cuadernos, comentarios y sentimientos. Un beso
Muchas gracias, una vez más por la amabilidad de tus comentarios y por la atención que prestas a mi blog.
EliminarGillott fabricó cientos y cientos de modelos diferentes, todos ellos de la mejor calidad. Lo hizo bajo distintos nombres: Josep Gillott, Joseph Gillott & sons, luego agrupada en 1920 en British Pens, un consorcio de empresas unió a algunos de los principales fabricantes de Birmingham, como Hinks Wells & Cº y William Mitchell's. En 1961 adquirió los restantes: Perry & Cº, John Mitchell's y Gillott. Actualmente se fabrican algunos modelos con nombre Gillott, pero en las cajas indica que es William Mitchell's quien los fabrica. Algunos tipos antiguos, como el 303 cambia el color. las antiguas son bronce, las nuevas azules.
Sigue por libre Brandauer & Cº, fundada en 1876, que fabricaba extraordinarias plumillas, aunque ahora creo que hace otras cosas.
Sea la quesea, siendo de Gillott,s eguro que es buena.
Un abrazo.
Al observar tus apuntes, siempre decididos, siempre joviales y trabajados, como los trabajos de Joshemari, siento una sana envidia por la paciencia y animosidad que consiguen transmitir, especialmente cuando se tiene en cuenta las condiciones en que se han elaborado, desde la premura que siempre supone estar de paso en los lugares que describen. Me siento un perezoso al verme incapaz de tal fertilidad. Enhorabuena, amigos Pepe y Joshemari.
ResponderEliminarMuchas gracias, querido Laurentino, por tu comentario. Me alegro mucho de tener noticias tuyas. Espero que las cosas vayan bien.
EliminarSobre los dibujos, me pasa al contrario de lo que tú cuentas. Apuntes y dibujos es algo que siempre estoy dispuesto a hacer, con mucho o con poco tiempo, especialmente cuando uno está en un lugar tan estimulante como Lisboa. Tengo muchos que son esbozos de bocetos, cuatro líneas, que a veces se quedan así, o que se completan ligeramente. Sin embargo, iniciar una acuarela de formato grande, no se si es pereza, tal vez respeto, me cuesta más. Habrá que animarse. Ahora, con el inicio del curso, estoy demasiado ocupado. E inquieto. Parece que el horizonte cercano de mi posible prejubilación, a la que voy a llegar arrasstrándome, me lleva a tomar las cosas con calma. Pondré una vela a San Judas Tadeo, patrón de las causas difíciles.
Joshemari es más regular y constante. No para de hacer dibujos, aguadas, acuarelas y siempre con la soltura y maestría que le caracteriza. Barcelona, como Lisboa, ofrece tantos temas como esquinas tiene, si no más.
Un fuerte abrazo.