Fue Albert Goodwin (1845-1932) un destacado pintor victoriano de paisajes. Con 15 años expuso en la Royal Academy, y a los 18, su maestro y mentor Ford Madox Brown le recomendaba a Jeams Leathart, patrón del movimiento pre-rafaelista, augurando que "no hay ninguna duda de que muy pronto llegará a ser uno de los mayores paisajistas de la época".
Sus obras tuvieron muchos admiradores y mecenas. Fueron decisivos el apoyo y la amistad de John Ruskin. El carácter personal de su pintura hizo que la Royal Watercolor Society, de la que formaba parte, lo calificara como "el más imaginativo miembro de la sociedad", afirmando que era "el más interesante de los paisajistas del momento" (...) " único en su poder de transmitir un toque de magia a sus paisajes".
Como joven artista, es natural que se sintiera atraído por la vanguardia del momento, representada por el movimiento pre-rafaelista, mostrando sus obras de entonces una preferencia por el detalle y el color luminoso y brillante. No fue este movimiento su única influencia. En su madurez muestra claramente la de Joseph Mallord William Turner.
Utiliza normalmente blanco cubriente en sus acuarelas, lo que puede llegar a hacer dudar del medio utilizado en algunas de sus obras, habitualmente en acuarela, aunque realizó algunos óleos.
Utiliza normalmente blanco cubriente en sus acuarelas, lo que puede llegar a hacer dudar del medio utilizado en algunas de sus obras, habitualmente en acuarela, aunque realizó algunos óleos.
El nexo entre pre-rafaelistas y Turner fue, por supuesto, John Ruskin, a quien conoció a finales de 1860. Juntos estuvieron varios años desde entonces, viajando incluso a Italia, junto con Arthur Severn, otro protegido de Ruskin.
Si hasta entonces había prestado poca atención al dibujo, siendo su obra valorada especialmente por la originalidad y atrevimiento con la paleta, Ruskin le hizo apreciar mucho más la importancia del dibujo, llegando a decir cuánto tenía que agradecerle por ello, pues hasta entonces se había volcado en el color, cuando el color solo, sin dibujo y forma, según afirma, es solo lujuria.
Consigue Goodwin reconciliar su admiración por los pre-rafaelistas y su pasión por Turner, compartida con John Ruskin. Recomienda a los jóvenes pintores estudiar la naturaleza con más cuidado: "no rechazando nada, no seleccionando nada, no despreciando nada", concluyendo que "cuando los recuerdos se han almacenado y han alimentado la imaginación... entonces hay que dar rienda suelta a la fantasía, déjándole tomar el escarlata y el oro, y mostrarnos lo que hay en sus mentes".
Port Soller - Mallorca |
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