lunes, 5 de noviembre de 2018

Otoños propios y prestados.


   El otoño tiene su ambiente y sus colores. También puede tener sus pigmentos a la hora de pintar. En cuanto llega esta estación suelo sacar los cadmios con sus tonos amarillos, anaranjados o rojos, brillantes, intensos y tal vez demasiado cubrientes. A partir de ahí no suelo recurrir a otros colores que los habituales, aunque mezclándolos de forma diferente para apagarlos y llevarlos a tonos más quebrados y mustios. Los grises de esas mezclas siempre vienen bien para, por contraste, dar vida al resto de los tonos.
   De todas formas es cierto que estoy recurriendo a algunos tubos de Daniel Smith, de los Primatek, pigmentos de piedras naturales, algunas de ellas semipreciosas, que no son los que uso siempre, que otros sí como el brozite, la sodalita o el lapislázuli. Me gusta este último por su sedimentación y porque da azules más apagados y grisáceos que el cobalto o el ultramar. No digamos el cerúleo, que puede pecar de pinturero si no se sujeta uno. El índigo tambien viene bien para estos cielos más nubosos y apagados. Incluso algunos toques de lavender para las lejanías, una de las ultimas adquisiciones. De todas formas, nunca deja uno de recurrir a los colores que siempre ha usado, incapaz de dejar de mezclar el siena tostado y el ultramar o de recurrir al rojo oscuro de alizarina o laca granza. Para añadir grano y textura a cualquier color cada vez más uso el Lunar Black de Daniel Smith, que el mismo pigmento que la magnetita de Kremer.

   Las tres primeras acuarelas de esta entrada están basadas en fotografías de José Manuel Vilaboa, de Galicia, que siempre anda recogiendo reflejos en el Tambre y dándonos envidia. Para mitigarla recurrimos a basar algunas acuarelas en sus fotos, con una frecuencia que se acerca al abuso, aunque siempre con mi gratitud y con su permiso e indicando la autoría de la imagen, como es de ley.
 
    La siguiente, con esos cadmios de que hablábamos es de una zona más cercana a Albacete, la Ribera del Júcar por Valdeganda, de una foto propia de hace un par de años. Las texturas salen tanto de ese Lunar black de que hablábamos, de los trazos rápidos con el pincel casi seco,  o de los rascados con un cúter.
    Echando mano de las fotos que vamos haciendo en los viajes y juntas de dibujantes o pintores, me voy a Úbeda en la siguiente acuarela, al renacentista Hospital de Santiago, a uno de sus patios. Menos el naranjo, todo lo demas se ha solucionado con lapislázuli, lunar black y hematita burnt scarlet, que se ve en las vigas. Todos ellos granulan mucho y se nota.
   Recupero esta acuarela de hace un tiempo en Aranjuez, también en otoño, con casi los mismos colores de la acuarela anterior, añadiendo mis amados azul oscuro de sodalita o verde de jadeíta y  los sienas habituales.

4 comentarios:

  1. Desde hace poco tiempo te vengo siguiendo por este medio, atraída por la delicadeza y candidez de tus acuarelas yo también he hecho mis pinitos en la pintura y ademas tenemos gustos afines fuera de ella ,como la Música y la escritura que también hago, no tengo por mas que darte mi enhoabuena,por estas acuarelas magnificas, conozco las fotos de José Manuel Vilaboa y veo todo su reflejo y vida de ellas en tus acuarelas, lástima que últimamente he perdido el enlace ,no se por que de José Manuel y no doy con la "tecla" para seguirlo porque seguiros es un placer para mi.Gracias por lo que aportais

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  2. Mi perfil lo puedes encontrar en Facebook con Mari Gámez

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  3. Me puedes encontrar también en mi página Naturaleza interior ," a través de la pintura"

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  4. Muchas gracias por tu comentario y tu atención. me alegra que mi blog te interese y que compartamos gustos y aficiones. A Vilaboa lo sigo por Facebook donde publica diariamente fotografías y breves y poéticos comentarios sobre ellas. Ambas cosas no tienen precio, Generosamente me permite basarme en sus fotos para algunas acuarelas.
    Me pasaré por tu página para verla con detenimiento.
    Un abrazo.

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