Ya es el tercer año que acudimos a este encuentro de dibujantes urbanos en Elche. Elche de Alicante, que en Albacete también tenemos un Elche (de la Sierra), mucho más pequeño pero muy apañado, con menos palmeras pero más cerros, pinos y agua. Así podemos discutir acerca de a quién corresponde el dudoso honor de poner el agua donde se ahogó Amílcar Barca, el general cartaginés. De todas formas, no hemos venido a discutir, todo lo contrario, que no hay forma humana de hacerlo con tan buena gente y, teniendo en cuenta que tan luctuoso hecho ocurrió en el invierno del 229 al 228 antes de Cristo, poco rastro queda de las aguas y del suceso. No se acuerdan ni los más viejos de ambos lugares, que preguntar he preguntado. Teniendo en cuenta que murió luchando con los oretanos, radicados en Andalucía y sur de La Mancha, es decir, Córdoba y Jaén, Ciudad Real y Albacete, y que más sitios hay en dónde ahogarse en la sierra de Albacete que por aquí, me inclino por ahogarlo en Elche de la Sierra, por eso de hacer patria, que tanto se lleva ahora, aunque me tenga que llevar por delante a Amílcar Barca. La verdad es que el pobre hombre se ahogaría donde pudiera, no donde creyera conveniente, haciendo al hundirse poco honor a su apellido, pensaran algunos errando el tiro, entre otras cosas porque en su idioma semítico (fenicio-púnico), Baraq significaba rayo.
También reclaman esa hazaña hidráulica por el Ebro, pero eso es jugar con ventaja, que bien podrán. En cuanto a las palmeras, nada que decir. En Albacete capital, que yo sepa hay tres. Y deben ser de otra variedad para aguantar los hielos y relentes. En Elche, la verdad, no las he contado, pero he de reconocer que hay muchas más, a cada uno lo suyo. Las contó la Cámara Agraria en 1978 y había 435.946 en todo el término municipal, que es extenso. En 1997-1998, tras cinco meses contándolas una por una, la Concejalía de Medio Ambiente censó 181.138 solo en el casco urbano y pedanías. Como alguna se les pasaría, lo más cercano a la realidad es decir que hay una barbaridad de palmeras, dato bastante exacto. Leo que la variedad predominante es la Phoenix dactylifera, traída por los musulmanes, la misma que hay en Irán. También leo que fue entonces cuando más hubo de ellas, algunos hablan de más de medio millón. Fue Abderramán el que dijo eso de
¡Oh palma! Tú eres, como yo, extranjera
en occidente, alejada de tu patria.
Que esa variedad de palmera y su plantación extensiva en Elche fuera cosa de los almorávides, como la fundación de la ciudad por ellos, en un reino que también incluía Marrakesh, no quiere decir que no hubiera palmeras por esta y otras zonas de la península. Ya algunas cerámicas ibéricas estaban decoradas por sus ramas y no pocos dátiles fósilizados se han encontrado en lugares diversos, algunos fechados en el 2.800 a.C., como los de la Cueva de los Tiestos, en la cercana Jumilla. En la misma Alcudia, en Elche, donde se encontró la famosa dama ibérica, ya había palmeras que dibujaron en sus ollas y vasijas. Plinio el Viejo y Columela hablaron de su presencia en el sureste español en aquella lejana época.
También leo que en 1265 se salvaron de milagro, como todo lo poco que en España se ha salvado, sea árbol, edificio, animal o contribuyente. En este caso de las palmeras, como aún no se había extendido el facebook, fue gracias a Jaime I, pues querían arrancarlas todas por considerarlas demasiado morunas para el gusto de los que reconquistaron estos parajes, seguramente para sustituirlas por esparto, mucho más cristiano y austero.
Bueno, pues en Elche nos reencontramos con muchos amigos, de Elche y de otros sitios. De Barcelona, Gijón, Huesca o Albacete, por ejemplo. También es cierto que faltaron otros. En Sigüenza nos veremos. Si llevamos tres años seguidos viniendo sobra decir que nos tratan bien y que estamos a gusto con los amigos que tan amablemente nos invitan y acompañan durante estos días. No me propongo nombrar a todas amistades, que muchas son y siempre puede uno dejar de citar a alguien. Imposible no mentar a Juan Llorens, a Ramón Sempere y a Manolo Blasco, que nos adoptan durante estos días. Y nos nutren e hidratan. Al dúo de conferenciantes de esta edición, compuesto por los dibujantes de cómics, o tebeos como ellos prefieren decir, Demetrio y Juan Espallardo, reyes de la tinta china, que dibujaron a Tarzán, hazañas bélicas y urbanas más conocidas en USA o Inglaterra que entre nosotros. En este caso, en la charla en la sala masónica de la Calahorra, tuvieron que dibujar la batalla de Inglaterra a petición de Joshemari Larrañaga, debatiendo sobre modelos de avión, sin olvidar las ruedas de los Stuka, que no se plegaban como en el Spitfire. Un Junker en primer plano, y faltaba un avión cayendo en picado entre una gran humareda que Joshemari añadió, aunque lo suyo son los barcos de vela. Vemos dos ejemplos de algunos trabajos de ambos dibujantes.
Completaban el cuerpo expedicionario de Ladrones de Cuadernos, además de Juan y Dolça, de Elche, Marisa Ortún que venía de Gijón y Manuel Lorés de Huesca, Joshemari de Barcelona y yo de Albacete. Todos aparecen en este resumen de fotos propias y ajenas que incluyo aquí. que a todos ellos va dedicada esta entrada de mi blog. Del grupo de Cuadernos Viajeros eran casi todos los demás amigos y amigas, como los ya nombrados y Lola Clement, o Mª Dolores Piñero, a quien conocí en Cazorla. Muchos otros dibujantes y no menor número de niños, casi 300 personas dibujando por calles, plazas y jardines.
El domingo, exposición de algunos trabajos, los cuadernos colgados con pinzas, mientras en esa hermosa plaza bailaban swing bajo el sol y los árboles, redondeando el ambiente. La musica decía: Heaven, I'm in heaven... Cierto.
En Elche hay mucho que dibujar aunque, viendo que sólo hice cinco o seis dibujos, se nota que prefiero conversar, que me cuenten la historia del barrio del Raval, 700 años de moros y cristianos, aunque no me dé tiempo a dibujarlo; o de la Calahorra, restos de la muralla almohade, con su sala masónica donde se hacen las charlas del encuentro. Mucho que escuchar, ver y aprender. Habrá que volver otro año.
Aquí van los dibujos de estos días.
Amigo Pepe, vaya crónica bonita y currada que te has pegao del IV Encuentro de dibujantes urbanos en Elche. Tu didáctica con la agonía de Almilcar Barca ahogándose a tragos entre Albacete y Elche ha sido total. Pero lo que más me ha conmovido son las imágenes de los cómics de Demetrio y Juan. Y tus trabajos ennoblecerán muy pronto el recopilatorio de nuestros Encuentros que antes o después nos editarán. Eres grande para todo, Ladrón. Un abrazo muy grande.
ResponderEliminarYa sabes que me gusta la Historia, enterarme de cosas de los sitios adonde voy. También tomármelas con un poco de ironía y eso de Amílcar Barca se presta. No es el caso de Elche, ni el uno ni el otro, pero me hace cierta gracia de que haya un cierto orgullo local, incluso disputa, acerca de hechos como la caída de un meteorito en mi pueblo, que se ahogara un señor en mi río, algo que si ocurre ahora es una vergüenza que espanta el turismo. Si hace dos mil años, lo atrae. En realidad es lo mismo que el orgullo por haber heredado una catedral gótica que los que de ella presumen y se enorgullecen no sabrían hacerla ni siquiera tendrían fuerza ni maña para llevar las piedras. Por un lado está el orgullo de lo conservado, por otro la vergüenza de lo derrumbado para hacer bloques de pisos. Albacete fue una aldea árabe, Al-Basit, el llano. Durante algunos siglos. Quedan dos trozos de cerámica encontrados al hacer los cimientos de la Diputación hace siglo y medio. Tuvo murallas y no queda ni una piedra de ellas. Lo poco que se edificó de cierto mérito en 600 años se fue arrasando para levantar amontonamientos de ladrillos del cuatro. Por eso, los de Albacete, somos como los de Illinois, valoramos mucho las piedras antiguas. Y los árboles.
EliminarLo de las palmeras ya es otra cosa. Cuando viajo 300 km para ver y dibujar un olivo sí que me quito la boina ante el agricultor que lo ha conservado y cuidado en su bancal durante siglos. Igual que ocurre con las palmeras, que no están allí de casualidad y sin trabajos, hasta peleando con picudos, vándalos y especuladores del suelo, que son distintos tipos de parásitos. Me parece admirable el palmeral de Elche. Los palmerales. Que una ciudad tenga por símbolo medio millón de palmeras durante ochocientos años es para descubrirse. Tiene más mérito que el azar y la suerte de la Dama de Elche.
En la red hay muchos dibujos de Demetrio y de Juan. En USA incluso se venden y subastan algunos originales. No digamos ejemplares de cómics o tebeos. Es admirable lo que hicieron y lo que hacen.
De Elche y de vuestra acogida ya está todo dicho. No creo merecer tanto.
Vosotros sí que sois grandes. Como Elche. Aprecio mucho esos ratos de convivencia, charla y calamares. También los de dibujar.
Un abrazo.
Un placer, como siempre, aunque me duela, un año más, que los hados (accidente o trabajo respectivamente), me alejen de mis amigos Ladrones y de los nuevos por venir, los Cuadernos Viajeros.
ResponderEliminarMenos mal que hay crónicas como esta.
Me alegra que mi crónica te resulte interesante. A ver si en otra ocasión la dibujamos y escribimos juntos. No paras. De moverte y de llenar cuadernos de dibujos deslumbrantes. Ya llegará la ocasión de juntarnos y charlar. Se os echa de menos.
EliminarMientras, un abrazo.