Sería demasiado largo explicar una por una, además de que no necesitan de comentarios porque se hicieron con mis materiales de costumbre. Son reconocibles los veres vegija y de jade, los azules de cobalto, lapis, como el smalt y el lavender, más cálidos y cercanos al morado. El azul intenso de sodalita, algunas veces el índigo. Como morados utilizo Carbozole y amatista, también de Daniel Smith. Los cadmnios aparecen en los trigales, matizados con quinacridonas gold. La gama de ocres es amplia y ya la expliqué con detalle en una entrada monográfica anterior.
Los papeles van cambiando, pues voy apurando blocs y hojas que tengo desde hace tiempo. Desde los restos que me quedan de Garzapapel, hasta el ARches de grano fino o satinado, pasando por blocs de Hahnemhüle, hojas de Sanders Waterford... Un catacaldos.
Igual me ocurre con los pinceles. Unos de marta, rusos o de Escoda. Muchos chinos, de esos con poco nervio y mechón suave. Toman mucha agua y mantienen la forma, no rebotan y quedan tordidos, como los dejó la última pincelada. Eso les afila la punta y los hace muy adecuados para pintar hojas y otros detalles. Paletinas chinas, anchas y adecuadas para cielos y suelos, aunque de perfil sacan filo y prácticamente se puede pintar toda la acuarela con una de ellas. Y poco más.