jueves, 25 de diciembre de 2014

Daniel Smith - Acuarelas

    Sigo mis pruebas con pigmentos de Daniel Smith. Algunos, después de dos años, ya son insustituibles y siempre recurro a ellos. El lapislázuli, eliminada la inicial abundancia de goma arábiga, se ha vuelto más dominable, y proporciona un tono delicado, austero y transparente, que mezcla muy bien con ocres y amarillos,  para aportar a los cielos un toque especial, semejante a un buen pigmento cerúleo. Y digo de los mejores porque, en los pigmentos baratos, el azul cerúleo lleva mezcla de blanco y empastan todo. Por tanto, Sennelier, Van Gogh, W&N o el de Daniel Smith Cerulean Blue Chromium, diferente en tono a todos los anteriores. También algunos ocres, como el Mummy bauxite, el Lunar red, y las tierras, aportan granularidad y relieve a las mezclas. Entre los verdes de esta marca, insuperables todos los que he probado, destacan el jadeite y el Sap green oscuro, que se han usado en estas acuarelas. La montañas, mezclas de ultramar oscuro, lapislázuli, lunar blue, con violeta para las más lejanas, en un baño muy diluido. Las mismas mezclas en las  nubes que en los bancales lejanos, aunque variando las proporciones de pigmentos.
    No quedando muy satisfecho con el primer plano, excesivamente oscuro y confuso, he recortado lo que más me gusta de la acuarela, por lo pronto sin tijeras, solo en la fotografía. Creo que gana, renunciando a ese primer plano que debería haber destacado por nítido y brillante, no cargando las tintas, recurso fácil de quienes andamos escasos de recursos. Tengo que seguir aprendiendo. La acuarela está basada en unas fotografías de los alrededores de Alpera, en Albacete, tal vez tomada desde Meca, cerca de la ciudad ibérica, mirando hacia El Bosque, donde están las pinturas rupestres de la Cueva de la Vieja. Hacia la derecha, el Valle de Ayora.
   La anterior, de Aranjuez, retoma fotos otoñales, echando mano de los amarillos, naranjas, oros y rojos de la serie de Quinacridonas. Tienen una transparencia maravillosa, además de la belleza e intensidad de sus colores, que hay que manejar con cuidado. Mezclados con algunos pigmentos que granulan, en la forma en que sólo algunos de Daniel Smith hacen, salen tonos intensos, quebrados pero muy transparentes. La enseñanza de esta acuarela es la necesidad de evitar el error de hacer las cosas como son. Hay que pintarlas como deberían de  ser, como ayuden a la composición, que para realidades ya está la fotografía. Habríamos evitado ese muro que visto ahora resulta inconsistente, torcido, falto de una adecuada perspectiva. Mientras la pared de la izquierda cae recta, el siguiente tramo tiene un talud que se va inclinando cada vez más hasta la curva del río. Eso lo sé yo, pero lo que la acuarela muestra es una pared torcida. Tomo nota.
   Las verjas, siempre un problema, se han hecho con el canto de un pincel plano, que queda afilado como una cuchilla. De Escoda, fibra Toray marrón, serie Barroco 1512.  El resto con un pincel hermoso de la serie Versátil redondo del número 18. A pesar de su tamaño, lo mismo pìnta un árbol de una pincelada, que hace los detalles finos, porque puntea que da gusto. Las líneas finísimas, con otro de esa fibra, de mechón largo y finísimo, para filetear y firmar.

   Con muy pocos colores se han hecho la anterior y siguiente acuarela. La primera con Mummy bauxite, verde jadeite, lapislázuli y lunar blue. La de los primaverales almendros de la zona de Alcoy, no recuerdo exactamente dónde tomé esa foto, incorpora carmín de alizarina y violeta. También unos ligeros toques de blanco opaco.
   Esta última, un boceto de la playa del Pinet, en la Marina de Alicante, con lapislázuli para el cielo, con toques de cerulean Chromium, sap green oscuro, Hematite y Bleu apatite. Tejados de quinacridonas rojo y dorado

   Terminamos con una felicitación de Navidad con cadmios, quinacridonas, y los azules, marrones y violetas citados antes.

martes, 16 de diciembre de 2014

FRANK H. MASON 1875-1965 - Acuarelas - Galicia

     Las dos siguientes imágenes muestran ampliaciones de la obra anterior, pintura de Frank Henry Algernon Mason, acuarelista, dibujante e ilustrador, nacido en 1875 en Inglaterra. Entre 1914-1918 es marino, destinado en el mar del Norte y en Egipto, destacando como pintor de marinas, de escenas portuarias y de las unidades y lugares que visitaba la Armada Británica, tal vez lo más relevante de su producción. También creó más tarde carteles para compañías férreas y navieras, ilustró libros, siendo un reconocido artista a lo largo de su dilatada vida.

   He conocido a este acuarelista gracias a mi afición a los libros de viajes, principalmente británicos, de finales del siglo XIX y principios del XX. De uno de ellos salen la siguientes acuarelas sobre diferentes lugares de Galicia, en concreto del libro "A corner of Spain", obra de Walter Wood, publicada en 1910 con ilustraciones de Mason, tanto dibujos como acuarelas. Puede descargarse íntegro en este enlace. También la obra "The Diary of a U-boat Commander" también sobre la Gan Guerra del 14, con ilustraciones del mismo acuarelista, aunque reproducidas en bblanco y negro. Siempre es agradable ver estas acuarelas antiguas que recogen paisajes que  nos resultan cercanos y conocidos, aunque no sean éstas las mejores acuarelas que de este pintor podemos encontrar.
Galicia, arenas doradas

Mondariz
PONTEVEDRA BY NIGHT - THE BULL-RING
Tuy, a hill village at the frontier
Rúa del Villar - Santiago
Santiago de Compostela
La ciudad pesquera de Marín
La isla de La Toja
VIGO, GALICIA'S GATEWAY
    La mayor parte de las siguientes acuarelas proceden de la colección de 56 que pueden verse en archivo digital del Imperial War Museum de Londres, salvo tres que proceden de los archivos de la BBC. Gracias a estas instituciones por facilitar el acceso a estas obras.


martes, 9 de diciembre de 2014

Tintas y acuarelas. Papeles tintados.


    He probado a hacer algunas cosas con papel Mi-Teintes de Canson, papeles tintados de los que se suelen utilizar para pastel o sanguina. El primero es una acuarela con papel crema claro sobre una foto que hice en el Cigarral del Pintor, en Toledo. He utilizado varios colores de Daniel Smith: Mummy bauxite, jadeite, lunar blue, lapislázuli y quinacridona gold. Con acuarela supone un buen recurso este tipo de papeles tintados pues entonan y dan unidad al conjunto. Es algo que ya hacían los acuarelistas del siglo XIX, sin renunciar al pigmento blanco cuando era preciso. En este caso, no se ha utilizado, aunque sí en los siguientes dibujos.
Los dos anteriores, con el papel citado, bistre y témpera blanca, flores, de los muchos grabados chinos que lleva uno en la cabeza, procurando hacerlo con rapidez. Lamentablemente, los baños diluidos de la témpera blanca son poco a poco absorbidos por el papel y pierden algo de contraste. Hay que cargar las tintas.
    La anterior, sobre ese mismo tipo de papel, algo más oscuro, un dibujo sobre Cuenca. El Parador a la derecha. Nogalina aplicada con plumilla y pincel, diluida a veces y realsado con témpera blanca. En este caso se ha dibujado en la cara rugosa del papel, la que se emplea para pastel. En el anterior se pintó la acuarela por la cara lisa, con una suave textura sin grano, adecuada también para lápiz o sanguina.
   Papel un grado más oscuro, d elos cuatro tipos que incluye el block que utilizo. También nogalina y témpera blanca, en este caso sin plumilla, aplicando los colores directamente con el pincel, sin dibujo previo. Se ha empezado con el blanco, oscureciendo a continuación las zonas de sombra, de menos a más. Por fin algunos detalles, árboles, reflejos, etc.
    Este dibujo, realizado con tintas, se basa en una foto propia de unos eucaliptus de las dunas del Pinet, en La Marina de Alicante. Antes había hecho este mismo tema en acuarela. El papel es Khadi, indio, artesano con una trama muy evidente, no siempre fácil de aprovechar. Las tintas son los marrones que he sacado de la caja con motivo del otoño: Lie de The y Ambre de Herbin, con algo de negro de Platinum y nogalina para las mezclasde las sombras  y detalles más oscuros. La luz lateral hace que brillen a ola izquierda algunas zonas con baños de nogalina.
    Una acuarela de unas flores y jarrón imaginarios sobre Garzapapel acuarela de 180 gramos. Probando pigmentos de Daniel Smith, la trasparencia de la gama de rojos, rosas, fucsia, etc de quinacridona y los azules y violetas mezclados con negro. Era un ejercicio de tonos quebrados.
    Sobre el mismo Garzapapel de 180 gramos, dos vistas de Aranjuez, a partir de fotos. El verde de jadeíta de Daniel Smith y los amarillos, naranjas y ocres de quinacridona, intensos y transparentes.

domingo, 30 de noviembre de 2014

ÁRBOLES: Tintas, bistre, nogalina y acuarela


   En esta entrada, que debería haber titulado "las tintas de mis amigos", los dos primeros dibujos están hechos con bistre, de una muestra que me envió mi amigo Esteban Romay del que él elabora con los pigmentos de Kremer. Como el medio es goma laca, con las finas plumillas puede dar ciertos problemas al secarse y atascar la punta. Hay que limpiarla a menudo para que vuelva a fluir. Pero merece la pena. Las líneas quedan nítidas, brillantes, en relieve. Los baños, ya disueltos en agua ofrecen un tono maravilloso, cálido, austero, diferente a cualquier otra cosa. Si acaso la tinta china puede comportarse de forma parecida.
   Seca rápido, se funde en húmedo si se aplica rápidamente sobre la capa anterior. Una vez seco es transparente con las capas inferiores y las zonas aplicadas quedan a veces nítidamente resaltadas por un cerco en sus bordes. Estas características son las que hay que aprovechar para intentar sacar partido a este bistre.

   Sobre el bistre podemos encontrar información, aunque menos que de otras tintas y pigmentos. Se ha llamado bistre a distintas cosas, a veces simplemente a cualquier tinta que tuviera ese color marrón oscuro e intenso. Siempre se nos dirá que se fabrica a partir del hollín obtenido quemando algunos tipos de madera, cuyas cenizas contienen alquitrán, hollín y resina.. Se le conoce también como laca parda, marrón de hollín, y se nos dice que puede obtenerse a partir del lignito, como el pardo Van Dick o el pardo de Cassel, llamado también pardo de Colonia por extraerse allí el lignito del que se obtenía el pigmento. También en Turinga y Sajonia. Se usaban estos últimos mezclados con aceite para pintura al óleo, dando unos tonos tran atractivos como poco duraderos, o si lo eran, acababan oscureciendo los colores que se les habían superpuesto. Por eso se buscaron otros sustitutos. 
    En "Los materiales de pintura y su uso en el arte", de Max Doemer, de Editorial Reverté, en las páginas 79 y siguientes se nos ilustra sobre el origen y características de estos y otros pigmentos pardos, sombras, ocres, sepias, como en otros lugares del libro se hace con los demás colores. Capítulo aparte merece el Mummy brown, marrón de momia, elaborado a partir de auténticas momias embalsamadas durante milenios, por lo que se le conocía como marrón egipcio. Lo más parecido que se puede obtener en la actualidad, se conoce con el alegre nombre de Caput Mortuum, con que los romanos llamaban el color de la sangre seca de los muertos. Asombra saber que hermosos cuadros han sido pintados con sustancias repugnantes, si no perversas. Sobre estos pigmentos, su origen, uso, elaboración y características habrá que tratar en otra entrada, aunque con ciencia de segunda mano, leída, que no probada, pues afortunadamente algunos de estos colores no se encuentran hoy en día en el mercado.
   En el dibujo anterior se aplicaron unas reservas con líquido enmascarador para salvar el blanco de las flores sin perder la vista. El resto, más pincel que plumilla para aplicar el bistre, en baños disueltos o tal cual es.
   El siguiente dibujo muestra un fracasado experimento de fabricar una tinta con el color deseado mediante la mezcla de tintas comerciales de diversos colores: Coffee brown de Montblanc, Ambre de Herbin y negro de carbón de Platinum. La tinta que como café se vende, da un color granate francamente horrible cuando se diluye. Se intentó calentar ese tono con el naranja amarillento de Herbin y oscurecerlo con el negro, con el penoso resultado que se muestra. Además, después de utilizar el bistre, estas tintas resultan algo muy diferente. Y peor. Más cómodas, pero menos consistentes. Las tintas, hechas para la estilográfica, suelen desilusionar bastante cuando son disueltas en aguas y aparecen matices que estaban agazapados en el frasco para desvirtuar lo que hacemos, o queremos hacer. Quede este árbol de muestra.


   Mucho mejor la nogalina, en este caso en cristales que me regaló mi amigo José García. Tiene un tono distinto del bistre, menos espeso y reluciente, pero agradable y consistente. Las capas superpuestas funcionan de maravilla, con plumilla se aplica sin problemas y, como el medio disolvente es agua, podemos obtener la intensidad y espesor adecuados para cada ocasión. El dibujo se hizo sobre una foto propia de un paraje cercano a Peñascosa, en Albacete, con un árbol al lado de un peñasco que tiene una fuente. Encantador lugar.
    La siguiente foto, basada en una foto propia de las dunas del Pinet en la Marina de Alicante, es un dibujo realizado con tinta artesana de palo Campeche de mi amigo Carlos María Sánchez. Maravillosa para escribir o dibujos de línea, muy difícil para baños. Cuando se aplica, como todas las ferrogálicas, tiene un tono transparente, marrón en este caso. A loos pocos minutos empieza a oxidarse y a ganar intensidad. Prácticametne se vuelve negra, de un negro cálido e intenso. Como esto va ocurriendo poco a poco, nunca sabes cómo va a quedar exactamente. Ni exactamente ni por aproximación. Incluso muy diluida, cuando crees que has pintado con agua casi limpia, va oscureciéndose en zonas que deberían quedar mas claras. Por eso es muy difícil matizar los tonos con estas tintas, que una persona más razonable que yo reservaría para dibujos a plumilla, con líneas, tramas y detalles dibujados no pintados con pincel. Pero todo hay que probarlo. Al final se consiguen cosas inesperadas. O no se consigue nada, pero hay que probar.
    De una foto, en este caso ajena, hice el siguiente dibujo con tintas comerciales, las que se muestran después del dibujo: Lie de Thé y Ambre de Herbín y azul Quink de Parker. Con pocos colores se consigue una armonía de tonos que más adiciones van comprometiendo. Se mojó el papel con un pincel ancho antes de aplicar muy diluidas las tintas del fondo, que se funden bien, aunque algo más difíciles de controlar que la acuarela. en cuanto a transparencia nada tienen que envidiarle.



   Las dos últimas son dos acuarelas, una inspirada en un dibujo a grafito de Denis Chernov, maravilloso dibujante de árboles, figuras y cualquier tema que se propone, al que se ha quitado la nieve que presentaba el árbol en su dibujo. Se ha usado Siena tostada, pardo Van Dick y azul ultramar francés de Rembrandt. La otra una vista del cámping de Peñascosa, en cuyo comedor y al lado de la chimenea, hicimos los honores a un arroz caldoso hace unos días, mientras llovía fuera.