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domingo, 6 de diciembre de 2015

Almería y Murcia

    Otra vez a Almería, pasando por Murcia. La base en Las Negras donde hemos visto amanecer varios días con cielos como el que se ha intentado recoger en esta acuarela. Desde el Mirador de Las Negras, en la misma playa, donde nos alojamos. Un lugar relajante, encantador, que es donde hemos pasado estos días. Muy recomendable. Seguro que volveremos.
    Sobre esta acuarela, la granulación extrema que se consigue con algunos pigmentos de Daniel Smith, los Primatek, le añaden dramatismo al cielo, aunque tengo que trabajar más y mejor el tema para dosificar su empleo. Tal vez si el mar no lo tuviera, si fuera más suave y sin granular se habría acentuado el efecto del cielo y el conjunto hubiera quedado mejor. 
   Ese contraste es el que se ha buscado en la siguiente acuarela, el olivo gordo del valle de Ricote, en Murcia, pasisaje totalmente norteafricano, de montañas jóvenes y angulosas, casas de techo plano y palmeras que emergen como en un oasis. Hermoso de verdad. Por alli pasamos tras desviarnos de la ruta para ver este olivo excepcional, con mucha historia y leyenda. Un monumento que da olivas y mucho en qué pensar.
   Volviendo a las acuarelas, en esta creo que la suavidad del fondo contrasta favorablemente con la rugosidad del olivo, donde sí se ha procurado utilizar pigmentos que granulen ostensiblemente. Bueno, pues yas tenemos otra cosa más en la que trabajar para depurar y controlar más estos efectos, positivos unas veces, pero inconvenientes en otras ocasiones.
    Desde Albacete hacia Murcia pasamos muy cerca del volcán de Cancarix, aún en la provincia de Albacete. Es uno de los volcanes más espectaculares de la península, que la erosión ha puesto al descubierto sin conseguir desfigurarlo. Y es que esta ruta a Almería va de volcanes, lavas, terremotos y catacumbres. El clima, y la religión suelen condicionar las costumbres y el carácter de los habitantes de un lugar. La geografía condiciona mucho, pues vivir asentados sobre fallas que se desplazan en direcciones contrarias tan vez sea el origen telúrico de  la tradición cantonal de Cartagena, fantaseo. El hecho es que estas placas viajeras chocan, se suben unas sobre otras, arrugan los bordes de contacto, agitan el suelo y producen destrozos y tragedias como la de Lorca, tan reciente. Aunque los tiempos geológicos sean lentos, el olivo de Cieza seguro que ha sufrido estos temblores y cambios en el paisaje, pues siglos ha tenido de percibirlos sin moverse de su bancal, ahora convertido en parque rodeado de edificios, calles e instutos, cuyos alumnos se comen el bocata de media mañana a su sombra.
    Otro olivo centenario de Aguamarga quedó fuera de nuestro alcance, pues el camino estaba totalmente arruinado, en piedra viva, tal vez por lluvias recientes, mientras en la carretera había obras. Pasamos cerca de la costa con zonas donde hay eucaliptus, con montañas rosadas por la luz del atardecer. De una foto del momento sale la siguiente acuarela, sobre Garzapapel, como las anteriores.
   Como dije al princiapio, la base en Las Negras, en la misma orilla de la playa, desde donde podía hacer fotos, apuntes y acuarelas mirando a izquierda, a derecha y al cielo, siempre hermoso y cambiante. Y sobre todo al mar, a las olas, hipnotizantes como el fuego.
   A continuación algunas de esas acuarelas y apuntes, con el Cerro Negro y las casas y barcas a la orilla de la playa. Lugar atranquilo siempre, más en estas fechas de noviembre en las que aún pudimos disfrutar del calor del sol, de salidas por las cercanías, de tomates Raf al principio de la recolección y de aceite de la zona. También de pegar la hebra con algunos hippies ya talluditos afincados en la zona, con los que la conversación deriva a inusitados temas como las visitas de la trabajadora social y de la imposibilidad de jubilarse de tal profesión. Buena gente. Mínimo puesto de collares y pulseritas ofrecidas con el optimismo propio de su oficio a unos turistas ausentes en estas fechas. Compramos una y no se dejaron invitar a un café aunque sí a un cigarrillo.





   Las siguientes con titnas, aplicadas con estilográfica y con unos cálamos que nos hicimos con las cañas que se podían cortar desde la terraza del apartamento, a cinco metros de las olas.




2 comentarios:

  1. Pepe, es difícil estudiar y dar opinión de cada una de estas acuarelas debido a su abundancia. Si quieres una opinión más detallada, deberías bajar tres o cuatro. Aunque te suponga bajarlos más a menudo. De esta forma, solamente se puede opinar sobre el conjunto y decir cuál de ellas es la que más te gusta. No es que pretenda darte lecciones, porque ni sé, ni sirvo para ello, pero como pones tanto interés en cómo los haces y su técnica, te doy mi opinión, intentando sea constructiva. Aunque sabes más que yo y ya te das cuenta de lo que haces y cómo lo quieres.
    Mira, por mi deformación siendo dibujante, la que más me atrae es la que haces con estilográfica y esos cálamos. También me gusta dibujar con cálamos (tengo unos cuantos) pero la comodidad me hace dibujar con pluma. Conozco ese papel que utilizas. Tengo unas cuantas hojas y no las utilizo. Veo que dan buenos resultados. Esos toques de azul, posiblemente de alguna tinta azul y esos sombreados grises, supongo con agua sobre la misma tinta, me encantan. Claro, es algo que me gusta practicar y por ello me "tira".
    El primero, lo encuentro un poco dramático. Esos pigmentos que te granulan de forma tan marcada, tendrá unos efectos que seguro que gustan mucho, pero los encuentro algo exagerados. Está bien jugar con esos efectos pero, creo que para mi gusto, debería ser sin exagerar. De todas formas tu acuarela consigue unos efectos muy atractivos y has conseguido darle el que te proponías. Está bien la inclusión de esos cadmios que tal vez sean de “quinacridona”. En el mar, esos granulados encuentro exagerados. El degradado está conseguido.
    Oye, otros mucho más expertos que yo te dirán todo lo contrario, Ya se sabe que en eso de los gustos…
    El segundo con ese enorme olivo, es una acuarela impresionante. Me encanta y aquí el tema del granulado de Daniel Smith y todos los contrastes de cercanía como lejanía están muy logrados. TODO el conjunto me gusta.
    Ese del pueblecillo tranquilo con su barca y casitas blancas también me gusta. Especialmente en su primer plano. Al fondo hay un corte demasiado marcado entre la roca grande y el agua. Habría que disimularlo. Cómo? trazar unas rocas en diagonal que oscurezcan en algunas zonas la unión de la roca con el agua y en otros, dejar un poco de blanco como si fueran olas (aunque no exista). No sé si me he explicado bien.
    Me gusta mucho como pintas. No creas que aunque te haga alguna crítica, no me atraiga lo que haces (no me vería capaz de hacerlo tan bien), pero se trata de decir aquello que pienso.
    Un fuerte abrazo Pepe.

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    1. Querido Joshemari. Te agradezco mucho tu omentario y el tiempo que dedicas a analizar mis acuarelas y a aportar tu opinión sobre cómo hacer mejor las cosas. Sabes, pues me conoces, que de verdad aprecio este tipo de comentarios que van más allá de decir que me gusta o no.
      Algunas de tus sugerencias ya las había comentado un poco en esta entrada, como poner en cuarentena esa excesiva granulación, que va muy bien en algunos temas, pocos, pero que pued arruinar otros, como es el caso de la acuarela del amanecer. Es muy sugerente ese grano y esa fragmentación de los pigmentos, pero en el caso del mar, claramente esstropea la acuarela. Va muy bien para la rugosidad de las cortezas de los árboles o de las rocas, pero en otros casos es mejor la suavidad que el grano. El contraste en esa acuarela del olivo entre tronco y fondo se agradece, creo yo, como tú apuntas, pero en otros temas sobra. Llevas razón, pues y estamos de acuerdo.
      Los tonos cálidos son de quinacridona, salvo los amarillos y naranjas intensos en algunas ocasiones, cadmios. Los cadmios son muy cubrientes, espesos, bien si van diluidos o para añadir detalles pues se pueden usar casi como témpera. Los quinacridonas son extremadamente transparentes y luminosos, muy intensos de color, mezclan muy bien y diluidos son delicados y brillantes.
      Sobre el corte demasiado marcado de la roca del fondo, vuelves a llevar razón y no eres el primero en apuntarme esos detalles que mejorarían el resultado final. Efectivamente, más difuso y menos cortante quedaría mejor reflejada la lejanía.
      Yo creo, Joshemari, que ciertas cosas no son cuestión de gustos, sino de hacer las cosas bien, de forma que vuelvo a agradecer tus aportaciones que tendré en cuenta para intentar mejorar, que de eso se trata.
      De forma, que te agradecería que sigas comentando mis acuarelas y haciendo tus sugerencias, muy valiosas para mi.
      Un fuerte abrazo.

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