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sábado, 7 de diciembre de 2013

PIRANESI

    Reinaba Carlos en Nápoles y Sicilia, con el nombre de Carlos VII, antes de hacerlo en España y su imperio como Carlos III, cuando se redescubrieron Herculano y Pompeya, en 1738 y 1748 repectivamente. Digo se redescubrieron pues algunos restos ya salieron a la luz en 1550 en las obras de excavación de un nuevo curso para el río Arno. También una carretera hacia el sur, ordenada por el rey Carlos, gran amante de las obras, dió con la ciudad de Pastum.   
  Viajeros, artistas e intelectuales de toda Europa iniciaron una ruta hacia la antigüedad que les llevó a Roma, meca de su peregrinaje cultural, y a otros destinos que pudieran saciar su ansia de ruinas y restos de épocas remotas. El hartazgo del barroco y el deseo de racionalidad son elementos del ambiente filosófico y cultural que cristalizan en la Ilustración y propician la Revolución Francesa, abonando el terreno para el Neoclasicismo, tanto en arquitectura como en las demás artes. Se percibe la antigüedad clásica como una época de florecimiento y esplendor, cuyas virtudes habría que adoptar para mejorar la sociedad de la época. La antigüedad grecorromana estaba de moda y se intenta rescatar la pureza de su arte, por su equilibrio y austeridad.


 Si estos son los principios e ideales de la época, pendulares como siempre, también queda patente que hay otra corriente paralela, subterránea a veces, un sentimiento discordante con ese afán racionalizador, algo que es más propiamente romántico que clásico y que lleva ya desde el primer cuarto del siglo a edificar jardines que acerquen la naturaleza a la arquitectura, donde podía instalarse una pagoda, una edificación con arcos ojivales, o a urdir otras obras arquitectónicas y literarias más cercanas y ambientadas en la edad Media que en la Antigüedad o en el Renacimiento. Es la lejanía, la atracción  por lo desconocido, por lo que resulta misterioso o inquietante, en cierta forma una valoración de lo irracional, de la naturaleza desatada... puro romanticismo.
   Viendo los grabados anteriores, obras geniales del arquitecto, dibujante y grabador italiano Giovanni Battista Piranesi (1720-1778), al que han llamado "Rembrant de la arquitectura", llego a la conclusión de que su temática son las obras y monumentos de la época clásica romana, incluso anterior, pero que su enfoque es romántico. Esa invasión de las ruinas por parte de una vegetación salvaje, fuera de control humano, y digo las ruinas, en cuyo deterioro se recrea, lejos de una perfección clásica. O el empequeñecimiento de las figuras para dar monumentalidad a la escena, con edificios que se tornan gigantescos, que trasladan más el sentimiento de pequeñez de los espectadores ante tales portentos, que el fiel reflejo de la realidad. Una realidad que resultaría más amable y racional, de proporciones humanas, propio de Grecia y Roma. David Roberts, Villaamil y muchos otros hicieron lo mismo mucho después, como buenos románticos. No dudo que conocerían las obras de Piranesi.

  Hay mucho de imaginación en los grabados de Piranesi. Puede situar a ambos lados de una calle, monumentos diversos, no ya romanos, sino formas orientales, babilónicas, egipcias, formando una escena irreal y ecléctica, totalmente fuera de la realidad que en Roma, Pompeya o Herculano, puede observar. Exagera tamaños y proporciones, cambiando de lugar edificios, incluso inventa imposibles efectos de luz, pues su intención es más dramatizar la escena que representarla tal cual es. No duda en inventar formas o edificios enteros para ganar teatralidad en sus escenas.
   La parte técnica de las obras de Piranesi también merece ser estudiada con detenimiento. El dramatismo que busca, y consigue, con sus fuertes luces y sombras, esas perspectivas elaboradas con varios puntos de fuga, que nos meten dentro del espacio pictórico a la vez que nos empujan fuera de él. Esto se lleva al extremo en sus cárceles, sus famosas Carceri d'Invenzione, (1745-1760), con inmensos espacios, diversos niveles, pasadizos, escaleras y rampas que no conducen a ningún sitio, reduciendo a las figuras humanas, siempre abundantes en sus obras, al papel de insectos que penan y pululan por pasadizos sin salida.
 En la imagen anterior, una de las "cárceles" de Piranesi, vemos su técnica como dibujante y grabador. En la siguiente podemos observar una ampliación de un fragmento.



 No se incluyen más imágenes para no hacer más lenta la carga de la página, pero se facilitan enlaces donde descargar los libros de donde salen estos grabados o lugares donde contemplar algunas de las imágenes con mayor resolución.

4 comentarios:

  1. Dominio total del dibujo y la precisión. Creo que he visto alguno publicado. Siempre da gusto ver estas recopilaciones. Buen trabajo.

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  2. Muchas gracias por tu comentario y tu atención.

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  3. He llegado a Artimañas sin usar ninguna para navegar la web. Y aquí estoy, pasmad@ por tus acuarelas y posts. Volveré.

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    1. Muchas gracias y bienvenid@. Me alegro de que hayas encontrado interesante mi blog.

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