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domingo, 21 de abril de 2013

LAURENTINO MARTÍ. Maestro de la acuarela

   Indudablemente, cuando Dios distribuía sus dones a las naciones de la Tierra, nuestros pintores, escritores y demás artistas estaban entre los primeros de la fila. Políticos y administradores debieron llegar bastante más tarde a tales repartos. No es raro, pues, que en España hayan convivido los más excelsos genios de estos nobles oficios —y me refiero a los artísticos— con algunos de los más incompetentes y rapaces gobernantes que ha dado nuestra especie. Así ocurrió en el siglo de Oro, en el XIX, en el XX y sucede en nuestros días.
  Parece normal entre nosotros que ruinas y penurias sean abono que fertiliza y estimula el crecimiento de los frutos que estos elegidos, con tan pocos medios como pluma y papel, o unos pocos pinceles y pigmentos, cultivan y cosechan para alivio espiritual de sus sufridos coetáneos. Noble, impagable —e impagada— misión la suya, regalarnos tanta felicidad y disfrute, y siempre a contrapelo.

   Nacido en Costur, Castellón, y afincado en Barcelona, Laurentino Martí es uno de esos pintores que honran nuestra gloriosa tradición pictórica, de igual forma que se suma a la larga nómina de médicos que han destacado en las artes en nuestro país. Aunque en esta entrada vamos a admirar muchas de sus obras, seleccionadas con grandes trabajos de entre la generosa muestra que nos regala en su página, son muchas más las que con iguales méritos han quedado fuera. Es necesario, por tanto, visitar ese paraíso donde crecen sus flores, vuelan sus pájaros y suena la música de los instrumentos que pinta en sus acuarelas maravillosas.
    Es hoy un día de fiesta para mi blog pues, al fin, ha llegado el momento de mostrar parte de las obras de un pintor al que admiro más que a ningún otro del momento actual. No tengo ninguna duda de que, como siempre ha ocurrido, cuando los torrentes que hoy bajan tumultuosos alcancen la serenidad del llano en que sus aguas se posen, se clarifiquen y vuelvan transparentes, habrán abandonado en su recorrido algunos pesados riscos y pedruscos que ahora arrastran. El buen gusto y criterio que la humanidad ha demostrado para olvidar lo que no merecia ser recordado, hará un hueco a las acuarelas de Laurentino.
   La luz mediterránea del levante donde nació y donde vive, pasa a formar parte esencial de sus obras. Su temática es tan amplia como sus intereses y aficiones. Aparecen en sus acuarelas partituras e instrumentos músicales, libros, blancas paredes, flores que rinden su color ante esa luz cegadora que él sabe recoger como nadie. Las cerámicas de su tierra, su mar, sus montañas y pueblos blancos, sus templos y calles, las gentes que las recorren, las palmeras cuyos males le inquietan... Todo ello aparece en sus pinturas, de una forma poética, vital, risueña, que a veces nos lleva a rincones en los que quien los mira desearía entrar para no salir. Descansar en sus bancos mirando al Mediterráneo, entre flores, mientras la brisa agita esas telas delicadas, protegidos del sol por las sombras violáceas de Laurentino.



Hablar de Laurentino es hablar de luz, de delicadeza, de sombras luminosas y transparentes, de riqueza en los matices... Es decir, de todo lo que es deseable en una acuarela. Es frecuente que, cuando muestras una de sus obras a alguien, te nombre a Sorolla, levantino también. No es mala compañía. Quien comenta una acuarela de Laurentino no pasa nunca por alto hablar de sus blancos, es decir de lo único que había en el papel antes de que él iniciara su obra. Pero sus blancos vivían en el papel tal como el David se escondía en el bloque de mármol de Bernini. Hay quien dice que el dejar amplias zonas sin pintar, permitir ver el blanco inmaculado del papel, es algo característico de Laurentino Martí. Es cierto, pero no como un elemento ajeno a la obra, espacio neutro que enmarca y da aire a un dibujo o a una delicada pintura oriental. Sus blancos son parte principal de su paleta, aunque no como pigmento. Como músico que es, valora igual las notas que los silencios, cuida los intervalos, modula las transiciones desde las sombras más intensas hasta sus blancos, haciéndolos suaves y naturales. Sin los tonos violáceos, ocres y amarillos con que rodea mágicamente las luces, el blanco del papel aparecería crudo, agresivo. Allí es donde, a mi modesto entender, muestra Laurentino su dominio inigualable del color. 
   No suele haber transiciones muy bruscas, cortantes, en las acuarelas de Laurentino, salvo en las intersecciones de los planos, tales como en muros y paredes o en las zonas más iluminadas puestas contra un fondo oscuro. No en los fondos o en los elementos no directamente iluminados. Los contornos parece entonces que se curvan, se suavizan, ganan forma y volumen difuminados por un sfumato de tonos sutiles que, limando las aristas, dan paso al blanco, que así resulta lógico y real. Luego aparecen sus pinceladas chispeantes, rápidas, sueltas, precisas, vivas, mostrando toda la energía del gesto y del color.


   Me he permitido la licencia de robar el color a esta obra de Laurentino, que es la prueba del algodón aplicada a las valoraciones tonales. No todas las pinturas la soportan. En realidad, muy pocas lo hacen. Las acuarelas de Laurentino Martí nos deslumbran por su luminosidad, su colorido, por la transparencia y riqueza de sus colores y matices. También nos reconforta lo sólido y estable de sus composiciones, basadas en un dibujo tan perfecto como poco explícito. Percibimos el equilibrio que aporta la sabiduría con que dispone los elementos en el encuadre, sus diagonales y planos diferenciados, sus efectos de iluminación, sus contrastes, con frecuentes contraluces que justifican sus blancos y sus claroscuros...
   El volumen que da cuerpo y realidad a todo ello, realidad a veces más sugerida que presente en el cuadro, viene soportado por un dominio total de las valoraciones, cosa más fácil de obtener con aguadas monocromas, o a lápiz, que con color. No pocas veces, una pintura cuyos colores y formas nos satisfacen, nos deja una sensación agridulce, de inconsistencia y de falta de relieve que no sabemos a qué atribuir, pero que percibimos.
   Si examinamos la acuarela anterior y su traslado a escala de grises, sobran las palabras. Siendo algo esencial, es difícil de conseguir. Y de aprender, pues depende no tanto de la reflexión como de la intuición y el oficio.
   Una sola de las acuarelas de Laurentino permitiría analizar todos los aspectos de que hemos hablado y muchos otros sobre la creación de una obra en acuarela. Veamos todas, pues este pintor genial tiene muchos registros, muchos temas y todos los resuelve de forma magistral. No entra en detalles, quedándose en un mágico nivel de sugerencia que nos hace ver todos los retorcimientos del barroco en la portada de una iglesia cuando, en realidad, percibimos detalles que nuestra mente añade a las escasas y sabias pinceladas del pintor. En "la encajera" de Vermeer, nuestro cerebro, que no nuestros ojos, seguramente ve una aguja o un alfiler que no está pintado, de igual forma que si escuchamos la segunda voz de una melodía que conocemos, nosotros la completaremos mentalmente con la voz principal. Pero para que esto ocurra hay que silbarla muy bien.

















  Para cuando hayáis terminado de admirar las acuarelas de esta entrada como, sin duda, querréis ver más, os dirijo a la página de Laurentino Martí "Llum d'aquarel·la". Allí, organizadas por temas, podéis disfrutar de ellas. También desde las presentaciones se os lleva a Flickr, donde verlas en un tamaño generoso, que permite examinar los detalles de la ejecución. Que disfrutéis. 
   Y gracias, Laurentino, por tu amistad y por las facilidades que me has dado para disponer de tus obras. Una abraçada.

14 comentarios:

  1. Sencillamente espectacular.....gracias por la información que nos proporcinas.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias a quienes dedicáis un ratito a compartir estas obras maravillosas, que yo no hago más que mostrar en mi blog, gracias a la generosidad de quienes las han pintado. Es un placer hacerlo y compartirlo.
      Un abrazo.

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  2. No se que será mas soberbio, la obra de Laurentino o el análisis de José. Un abrazo a los dos.

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    1. Mi agradecimiento por tus palabras, aunque tengo claro qué es lo más valioso de esta entrada. También está claro que toda interpretación es subjetiva y que comentar es arriesgado. Haciéndolo con modestia y respeto, puede uno equivocarse pero no deja de ser la forma personal de ver las obras de maestros a los que admiras, una de las muchas lecturas posibles.
      Un abrazo.

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  3. Confieso que he sentido una manifiesta turbación al leer las amabilísimas palabras del amigo Pepe, un maestro de verdad, maestro en todas las acepciones del término, empezando por el de su dignísima profesión, aunque también con el pincel y la pluma, con la pluma y con las plumillas, que para él no tienen límites, hasta alcanzar la moderna pluma informática, con la que escribe uno de los blogs más hermosos de cuantos se dedican a la acuarela, de lo cual tendrán pocas dudas quienes ya lo conocen.
    Para mí constituye un halago, insuficientemente merecido, un post como el que acaba de hacer, ante lo que no me queda más que advertir a los lectores para que tomen distancia, apliquen un filtro moderador, derivado de una sintonía especial que ha sentido frente a mis acuarelas, pese a estar curtido con acuarelistas admirables, algunos de los cuales para mí han sido un feliz hallazgo.
    Tal vez sea el compartir una particular receptividad, diría casi pasión, hacia la luz mediterránea, que él profesa pese a ser de tierra adentro, porque verdaderamente sí que que entiendo lo lumínico como un nexo común en mi forma de pintar, aparte de por otras cosas, también por convicción.
    He de decir que me siento identificado en muchos de los comentarios que ha hecho sobre mi modo de hacer, lo que demuestra una vez más su agudeza analítica ante las obras que tiene delante, bien demostrada en tantos comentarios como los que ha prodigado a lo largo y ancho de su blog, aunque reitero que siempre desde una posición de exagerada admiración, que dice mucho de su humildad artística, habida cuenta de su dominio técnico de la acuarela y del dibujo, que borda con la misma precisión que sus filigranas caligráficas, apoyadas en su gran experiencia con todo género de utensilios gráficos, metálicos o no.
    Pido disculpas al lector por la extensión del comentario. Gracias a todos y especialmente a Pepe, con quien contraigo una deuda difícil de saldar.

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    1. Gracias, una vez más, Laurentino por tu amabilidad, tu cercanía y tus palabras. Y gracias por tus acuarelas, que es el tema principal de este asunto y de mi blog. Ellas demuestran que no exagero en absoluto. Por supuesto que en todo comentario y valoración hay mucho de personal, de identificación con un artista y sus obras, algo me me sucede contigo y tus acuarelas. Aunque procuro ser modesto, nunca he negado tener buen gusto.
      Me alegra que no consideres muy desacertadas mis referencias a tu forma de trabajar, tal vez un atrevimiento por mi parte, pues si bien pueden explicarse algunos aspectos técnicos, lo principal es inexplicable, intransferible, propio del proceso creativo de quien ha llevado al papel esa personal interpretación de un tema. Sólo tú sabes cuánto hay de real y cuanto de imaginado en lo que nos enseñas en tus acuarelas.
      Haces parecer fácil lo que es casi imposible para muchos, entre ellos yo. Para mi, tu nivel de sugerencia es ideal, aunque varía de unas obras a otras, pero nunca caes en el detalle trabajado en exceso y sugieres siempre más de lo que muestras. Pero haces escuchar lo que callas, para seguir con la música.
      Efectivamente, aunque vivo rodeado de secanos y barbechos, a pocos kilómetros corren ríos y manan fuentes, crecen algunas chumberas y palmeras que, aunque lejos del mar,consiguen sobrevivir. Para mi el levante español, tan cercano, es un lugar ideal para visitar o para vivir. Y muy querido. El mar es como el fuego, algo de lo que no puede uno apartar la vista. Además el Mediterráneo en sí es pura historia líquida, otra de mis querencias. Y, sobre todo, su luz. La luz de tus acuarelas.

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  4. Ya hace tiempo que sigo el blog de Laurentino, su trabajo es impecable, admirable, un auténtico maestro en que gustaría verse reflejado, sigo aprendiendo observando su obra y adivinando su técnica.
    Un placer.

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    1. Me alegra tanto hacer descubrir un pintor que merecería ser conocido, como comprobar que pintores de mérito gozan del conocimiento y reconocimiento que merecen. Gracias por tu amable comentario y a seguir disfrutando y aprendiendo de las acuarelas de Laurentino.

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  5. Mis felicitaciones a Laurentino por ser un verdadero ARTISTA y mi gratitud hacia tí por mostrarnos su maravillosa obra. Con su comentario compruebo que no solo es un maestro sino que también es una persona excepcional. Y respecto a tus comentarios y tu trabajo en esta entrada me parece impecable, como siempre. Es un verdadero placer seguirte en tu obra y en tu blog.

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    1. Gracias de nuevo por la amabilidad de tus comentarios. Efectivamente, Laurentino es un artista y una persona extraordinaria. Merecen sus obras ser analizadas con detenimiento, porque tienen una solidez y una amplitud de temáticas y recursos fuera de lo común. Mucho podemos aprender de ellas. Un abrazo.

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  6. Hola.

    He visto los comentarios que haces sobre la valoración tonal. Me he dedicado durante años a enseñar pintura en Japón y la valoración tonal no es difícil si se aprende el arte de pintar por el principio, es decir, aprendiendo a dibujar. El problema de los aficionados es que se empeñan en iniciar la casa por el tejado, queriendo pintar con colores sin darse cuenta de que la pintura es 90% valor tonal (valores de luz) y la composición de los mismos y tan sólo el 10% color.

    Hay quien se da cuenta de ello rápidamente y quien no lo consigue en la vida. Pero a decir verdad, la mixtificación en la que se ha convertido la enseñanza del arte actual no ayuda a crear buenos artesanos; que es lo que en el fondo se trata.

    Un cordial saludo y gracias por las imágenes.

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    1. Muchas gracias por tu ilustrador comentario. iempre agradezco estas aportaciones que complementan, matizan o corrigen lo que se dice en la entrada o en otros comentarios.
      Un abrazo.

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  7. Simplemente extraordinarias las obras de este gran maestro que no tenía el placer de conocer. Me recuerda mucho a Sargent, por la exquisita luminosidad de sus obras, algo que para mi es imposible de lograr.
    Muchas gracias por compartirlas

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