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domingo, 25 de septiembre de 2011

ALTEA - Plumillas y acuarela

    Hecha a partir de bocetos y fotos de un fin de semana por la zona. Altea es como para pintarla entera. Una maravilla.
   La acuarela es un estudio inicial (26x33) para hacerla a mayor tamaño, corrigiendo ciertas cosas: aumentar la luz, especialmente en las sombras de las paredes, destacar las flores con más rojos y brillos, y dejar más espacio encima de la cúpula. 
      El anterior dibujo está hecho con un descubrimiento de esta semana: una pluma estilográfica Osmiroid, de Perry, con un tajo Copperplate que es intercambiable en esa pluma. Como todas las plumillas diseñadas para este tipo de letra, finísimas y flexibles, son maravillosas para dibujar. Lo curioso es que descubrí esta plumilla en mi casa, entre varias de un lote que compré hace un par de años. Habrá que organizarse mejor.



    Estos otros dos dibujos, también de Altea, se han hecho con tinta china y una plumilla francesa, Tremplin de Blanzy-Poure. Teóricamente es pluma para escritura, pero afilada y flexible, perfecta para dibujar.


Esta es la plumilla Tremplin
Para ver más plumillas: Spanibs. Mi tienda en ebay

3 comentarios:

  1. Caray, Pepe, qué dominio de las plumillas y otros artilugios de escritura. El dibujo ocn la pluma Osmiroid es magnífico, nada de boceto o ensayo.
    Aprovecho para preguntarte una curiosidad que tengo. Durante el 3er grado de la escuela primaria solo podíamos escribir con pluma, así que ibamos cargados con los tinteros Pelikan azul y rojo, los canuteros (palilleros), las plumas y el papel secante. Un ritual insoslayable era antes de usar las plumas nuevas quemarlas hasta ponerla la punta al rojo y meterlas bruscaemnte en agua. Siempre me he preguntado cual era la finalidad de ese procedimiento. La mejor explicaicón que se me ha ocurrido es quemar el recubrimiento graso que traían y permitir que carguen mejor la tinta... pero esto es pura imaginación mía.
    Un abrazo.

    César

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  2. Gracias por tu interés, César.
    Efectivamente, se hacía eso con la intención de limpiar la imprimación grasa que ponía el fabricante para evitar que se oxidaran. La intención, buena. El sistema, un disparate, igual que cuando las clavábamos en el pupitre.
    En el proceso de fabricación, se templaban para dar al acero la dureza, resistencia y flexibilidad buscada. El proceso era propio de cada fabricante y la temperatura crítica. Además la temperatura alcanzada determinaba el color en que la pluma quedaría al final. Una vez a su temperatura se introducían en aceites y otros líquidos, tampién "secretos" del fabricante.
    Ponerlas al rojo otra vez, como mínimo era una barbaridad. Se podía estropear el temple que tenáin, volviéndose más quebradizas y menos elásticas, perdiendo la capacidad de volver a su forma original después de forzar su apertura al escribir o dibujar, que es lo que ocurre con las malas plumas.
    Es suficiente con limpiarlas con un paño húmedo, si acaso con un poco de jabón. Igual que conviene hacer después de usarlas, pues es el óxido y la tinta seca lo que estropea las plumillas, no su uso.
    Perdona por la extensión.
    Un abrazo.

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  3. hola que tal??
    cada vez leo mas tu blog y me resulta muy interesante aprender sobre las plumas.
    quería preguntarte si tienes algún método para limpiar las que están oxidadas, eh leído que con vinagre se les quita el oxido, conoces otro método como para limpiarlas y que se puedan volver a utilizar??
    saludos!!!

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