Tengo en mi colección algunas plumillas de la antigua Unión Soviética. Como las de otros países, son bastante inferiores a las inglesas, francesas, alemanas, austríacas o estadounidenses que, en mi opinión y en la de muchos otros, fabricaron las mejoras plumillas.
Suelen tener ese grabado de líneas cruzadas cerca de la punta, que debía ayudar a retener la tinta, dándole de paso a la plumilla un aspecto de pieza de un tanque.
No tienen comparación con las de los fabricantes de los países citados en cuanto a finura, acabado, flexibilidad y diseño. A la vista está su aspecto rústico y no muy bien acabado.
Por ello, tanto la Unión Soviética como otros países de su entorno encargaban a los fabricantes de Birmingam , Londres o Alemania otras plumillas mejores que se rotulaban en cirílico. Podemos ver aquí algunos de los modelos que importaban.
Goode, Sommerville y otros crearon estos modelos con un perfecto acabado , acero de calidad y las características que hacían que el resto de países del mundo compraran las plumillas que ellos eran incapaces de hacer de tal forma.
Por ejemplo, esta plumilla dedicada al escritor búlgaro Karavelov, que murió en Rusia en 1879, es una maravillosa herramienta de escritura y dibujo por su flexibilidad y finura, proporcionadas por su diseño que abre el tajo proporcionándole puntos de flexión, permitiendo de esa forma que su punta se abra por la presión al trazar las líneas. El diseño original, creo que de Sommerville, tuvo éxito y fue muy imitado.
Este otro ejemplar prácticamente idéntico, está fabricado en Inglaterra, rotulado como Birmingham type, nombre con el que se comercializaban otras plumillas de modelos con demanda en el mercado.
Es un modelo muy extendido, por las características de finura y elasticidad que su diseño ofrece. Actualmente Brause, empresa alemana, sigue ofreciendo una plumilla similar con las cualidades citadas:
También rotulada en cirílico esta otra plumilla dedicada al zar Boris III de Bulgaria, (Борис III en búlgaro). Vemos que era frecuente recurrir a las acreditadas empresas de los países punteros en la fabricación de plumillas. Por su precio, se puede pensar que no estarían al alcance de todos los habitantes de estos países a donde se exportaban.