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martes, 31 de mayo de 2011

CANADA - Martin Thomas Mower (1838-1934) - Watercolour

   Martin Thomas Mower (1834-1938), aunque nació en Londres, vivió gran parte de su vida en Canadá, llegando a ser consiederado padre de la pintura canadiense de paisajes. Destinado por sus padres a la carrera militar, al quedar huérfano a los 15 años, su tía, que de él se hizo cargo, le apoyó en su deseo de ser artesano.

   Cansado de la vida en Inglaterra aprovechó la oferta del gobierno canadiense para establecerse como colono en los 107 acres que se le concedieron en Muskota, Ontario. Allí se trasladó con su mujer y sus nueve hijos. Tras su fracaso como granjero, se trasladó a Toronto, donde se estableció como pintor profesional.



   Formó parte del grupo e pintores denominado "Railroad painters" que, patrocinados por la Canadian Pacific Railway, recorrieron Canadá pintando sus paisajes. Formó parte de la Ontario Society of Artists, la Royal Canadian Academy of Arts y de la Royal British Colonial Society of Artists.

   Persona muy religiosa, también es conocido por la gran cantidad de escritos que produjo a lo largo de su dilatada existencia, 96 años.
   Se muestran aquí algunas de sus acuarelas, aunque también pintó al óleo. La mayoría de ellas proceden del libro "Canada", de Wilfred Campbell, publicado en 1907 que podemos ver en la Universidad de Toronto, aunque se incluyen algunas otras de la obra "Canada" de John Thomas Bealby, donde podemos ver alguna obra de otros acuarelistas, como Allan Stewart o H.Y. Sandham.

   Muchas de las acuarelas de esta entrada, procedentes del libro citado, para ahorrarnos el trabajo de editarlas, se han tomado de la página de César Ojeda, Odisea 2008, ya referenciada en este blog, donde podemos encontrar verdaderas joyas de todo lo relacionado con arte gráfico, desde manuscritos, grabados, pósters antiguos, cómics, caligrafía, etc. Una maravilla. Otras se han obtenido de museos canadienses, como Virtual Museum Of Canada. Gracias a todos ellos, especialmente a la Universidad de Toronto, que tantos recursos ofrece de forma gratuita.



   Si analizamos su forma de pintar, en primer lugar, me atrevería a decir que, aunque en Canadá fuera en su época valorado como padre de la pintura nacional, de haberse quedado en Inglaterra, aun siendo un pintor extraordinario, habría sido uno más, y no hubiera destacado especialmente entre ellos. Comparte con los pintores de su generación el uso de una paleta reducida, lo que aporta a su pintura un color armonioso y equilibrado, aunque no alcanza la variedad cromática, esa tenue diferencia entre tonos quebrados muy similares que otros pintores muestran.
  Al vivir 96 años, le ocurre lo que a Turner, que es comparado con otros pintores de su época, sin tener en cuenta que su vida fue tan dilatada que convivieron con dos generaciones de pintores. Si Turner evolucionó, y hay que ver hasta qué punto, no es el caso de este pintor. Si casi todas las acuarelas pertenecen a un libro publicado en 1907, y él murió en 1938, hay que suponer que a finales del s. XIX fueron pintadas. Si es así, sus árboles parecen pintados años atrás. Más parecen de jardín que de las inmensas superficies boscosas del país que retrata.
  
In The Rockies 1898 - McKenthy Art Gallery

   Se echan de menos entre sus acuarelas esos paisajes otoñales canadienses con todo el arcoiris presente en la vegetación. Sus árboles aparecen aislados, con una técnica más de óleo que de acuarela. Sus composiciones se centran en zonas despejadas y roturadas parcialmente, huyendo de las grandes extensiones de arbolado, cosa que no hacen otros pintores ya analizados.     
   Tal vez viendo el tratamiento que de los árboles hace, puede pensarse porqué ocurre ésto.   También, cuando pinta estos inmensos escenarios, huye con frecuencia de la figura, o de su presencia manifestada en cualquier tipo de construcción, camino, o rastro humano o animal. Cuando los incluye, en escenas de granjas o zonas habitadas, lo hace con corrección. Tal vez se deba a lo despoblado del terreno que retrata, pero es algo que resta perspectiva y grandiosidad a sus paisajes.


En la obra anterior, en la que sí incluye figuras de animales, no consigue separarlas de un fondo que queda demasiado cercano, de unas rocas en segundo término que resultan excesivamente próximas a las figuras, fuera, a mi entender de proporción, perdida la sensación de lejanía y, por tanto, de tamaño al mantener la misma intensidad, pareciendo un decorado de cartón. La similiar valoración del plano medio y del fondo, nos acerca las montañas, supuestamente lejanas, que se vienen encima, perdiendo la obra la sensación de inmensidad y lejanía que sin duda ofrecía el paisaje.


   Por último, dos acuarelas del segundo libro de otros acuarelistas: Allan Stewart y C.M. Manly:


domingo, 29 de mayo de 2011

William Biscombe Gardner - English watercolor - Canterbury & The Peak Country

       Vamos a recrearnos con las acuarelas de William Biscombe Gardner, (1847-1919), otro acuarelista y grabador inglés del s. XIX y principios del XX.  Aunque expuso con frecuencia sus obras en acreditadas galerías, incluso en la Royal Academy, centró su actividad en la ilustración de libros y revistas. Con más frecuencia lo hizo con grabados en madera que con acuarelas.
    Mostramos las pinturas que aportó a los libros "Canterbury" de W. Teighnmouth Shore, y "The Peak Country", de Joseph E. Morris.



    En el primero de ellos, sus acuarelas tienen como modelo la arquitectura de Canterbury, tema muy apropiado para su forma de pintar, detallista, de dibujo preciso y minucioso, no dudando en perfilar los contornos y detalles, tal vez en exceso, pareciendo algunas de sus acuarelas dibujos coloreados, como solían hacer otros acuarelistas que también eran grabadores.

Podemos acceder a estas obras en la Universidad de Toronto o en  la Unversidad de California, respectivamente.






   Como vemos, lo mejor de su forma de pintar es el dibujo, la perspectiva, lo acertado de su encuadre y punto de vista. Es austero con el color, con un dominio evidente de una paleta muy reducida. Los personajes que añade a sus escenas están allí poco más que para servir de referencia al tamaño de la arquitectura. Como en otros pintores de esta época, sujetos al encargo de ilustrar una obra ajena, muestran un gran dominio de la técnica, pero su oficio a veces transmite más información que emoción. No por ello deja de ser envidiable la perfección de estas obras.



   El segundo de los libros citados, muestra otra faceta del pintor, enfrentado ahora al paisaje, lo que no le permite utilizar algunas de sus  mejores armas pictóricas: el dibujo y la perspectiva. Son sus paisajes, sin duda, acuarelas de mérito que merece la pena ver y estudiar, en muchos aspectos superiores a las que antes hemos contemplado, con menos detalle y más importancia del color.





   Como otros pintores de su misma época y escuela, consigue una variedad cromática excelente partiendo de una reducida paleta, mostrando esa exuberancia de tonos verdes y ocres en sus paisajes, aplicados a la vegetación y en los suelos, rocas y montañas. William Biscombe muestra, a mi entender, bastante acierto, incluso originalidad en el encuadre de sus paisajes, casi siempre en formato vertical, para reflejar la grandiosidad de las montañas y conseguir más lejanía y perspectiva. Las figuras humanas o de animales, de existir,  siguen siendo secundarias.






sábado, 21 de mayo de 2011

"Bonnie Scotch" painted by Sutton Palmer - Watercolor - Acuarelas


    En Universidad de Toronto - Archive.org podemos acceder a la obra "Bonnie Scotch painted by Sutton Palmer", publicada en 1912. El texto de A.R. Hoper Moncrieff está ilustrado con 75 acuarelas del citado pintor inglés.

    Harold Sutton Palmer, (1854-1933), nacido en Plymouth, Devon (Inglaterra), fue un acuarelista e ilustrador, dedicado especialmente a la pintura del paisaje. Estudió en el Royal College of Art, exponiendo en las más prestigiosas instituciones, como la Royal Academy, la Fine Art Society, así como en numerosas galerías inglesas y de Nueva York.

    Fue miembro de la Royal Society of British Artist (RBA) y el Royal Institute of Painters in Watercolours (RI).
   Ilustró diversos libros de viajes, tan populares en la época, así como postales para A&C Black and Salmon.

   Con este libro, continuamos con el estudio de los acuarelistas ingleses de la época victoriana hasta principios del siglo XX, centrados en reflejar los paisajes y monumentos  británicos o de lo que vino en llamarse "the British Journey" por Francia, Italia o España y que alcanzaba el oriente próximo o la lejana India.

    Asombra en este pintor la capacidad de plasmar la grandiosidad de los paisajes de Escocia, los inmensos espacios abiertos tan difíciles de reflejar en una obra, incluso fotográfica. Normalmente, la limitación del formato, devalúa, reduce esa inmensidad y sólo grandes artistas son capaces de, dentro de lo posible, sugerir la amplitud, profundidad y majestuosidad de tales escenarios.


    Estas acuarelas son un verdadero tratado de cómo pintar la enormidad de esas montañas, los cielos cubiertos de nubes que, por un momento, dejan pasar unos rayos de sol que iluminan un pequeño espacio, añadiendo una sugerencia de la grandeza, de la extensión de la superrficie recogida en el encuadre. Los valles y montañas cubiertos de bosques y prados, pintados con un dominio extraordinario de las variaciones tonales que, a pesar de lo reducido de su paleta, nos ofrece una infinidad de verdes y ocres.

   Son especialmente notables esos aspectos señalados, logrando  en sus obras una sensación de profundidad y de amplitud, de lejanía en la se puede sentir la atmósfera, conseguido todo ello gracias a su dominio extraordinario de la separación de los planos, de la gradación de la intensidad del tono, que va tornándose azul o violáceo en la lejanía. Con poco detalle sugiere texturas, rocas, arboledas inmensas, diferencia árboles de diversas especies, flores en el primer plano, brillos del agua de los ríos y torrentes...




   En el diaporama final se recogen todas las acuarelas del libro, junto con alguna otra de lugares más soleados, donde se ve su capacidad para adaptarse a escenarios menos sombríos y brumosos.